México D.F. Miércoles 24 de septiembre de 2003
"Nuestra tarea principal es preservar a la gente
de la escoria de la guerra", enfatiza
Insta Lula a restaurar la soberanía de Irak
bajo "el liderazgo de la ONU"
Es hora de llamar a la paz por su nombre verdadero:
justicia social, dice ante Naciones Unidas
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York, 23 de septiembre. El presidente brasileño
Luiz Inacio Lula da Silva ofreció hoy un contrapunto a la visión
estadunidense de las relaciones internacionales: todo país democrático,
declaró, tiene que asegurar la práctica democrática
en la toma de decisiones en el plano internacional, la Organización
de Naciones Unidas debe ejercer el papel central para resolver la crisis
de Irak, y el futuro de la seguridad mundial depende de un renovado enfoque
multilateral para erradicar el hambre y promover la justicia social.
Lula,
primer orador (Brasil lo es por tradición) en la inauguración
de la Asamblea General de la ONU, advirtió que dos años después
de los atentados del 11 de septiembre, a pesar de la nueva voluntad de
adoptar medidas para enfrentar el terrorismo, también "hay señales
preocupantes de un intento para desacreditar a nuestra organización
(la ONU) y aun despojar la autoridad política de las Naciones Unidas".
Fue la primera voz en defender la institución que, destacó,
fue concebida para más que "sólo limpiar los escombros de
conflictos que no logró evitar. Nuestra tarea principal es preservar
a la gente de la escoria de la guerra... No coloquemos mayor confianza
en el poder militar que en las instituciones que creamos con la luz de
la razón y la visión de la historia".
Advirtió también que "tal vez se pueda ganar
una guerra con una sola mano. Pero la paz -la paz duradera- no puede ser
asegurada sin el apoyo de todos". Así, insistió, las tragedias
de Irak y de Medio Oriente sólo pueden ser superadas mediante un
contexto multilateral, con la ONU en un papel central. Se debe restaurar
la soberanía de Irak lo más pronto posible, señaló,
y eso sólo se puede lograr bajo "el liderazgo de la ONU".
Lula insistió en el punto, declarando que "cada
nación que practica la democracia tiene que buscar asegurar que
la toma de decisiones en los asuntos internacionales sea igualmente abierta,
transparente, legítima y representativa".
Pero Lula también ofreció propuestas para
fortalecer y reformar a la ONU y su enfoque. Por un lado no ocultó
el deseo de Brasil de ocupar un lugar más influyente dentro de la
comunidad internacional, señalando que el Consejo de Seguridad debe
ser más representativo de la comunidad internacional.
"Su composición -en particular sus membresías
permanentes- no puede permanecer inalterada después de 60 años.
No puede más ignorar al mundo cambiante. Más específicamente,
tiene que tomar en cuenta el surgimiento en el escenario internacional
de los países en vías de desarrollo", y Brasil cree que tiene
una contribución que ofrecer como representante de la región
latinoamericana. También instó a la Asamblea General a asumir
sus responsabilidades en torno a temas de la paz y la seguridad internacionales,
señalando que podría ser un contrapeso y una alternativa
"a la parálisis inducida por vetos y acciones que carecen del endoso
multilateral", en clara referencia al asunto de Estados Unidos e Irak.
En un giro de enfoque, insistió en que el desarrollo,
la justicia social y la paz no pueden ser separados. E instó a la
Asamblea General a emprender una guerra contra el hambre y la pobreza extrema,
insistiendo en que en el siglo XXI, con toda la ciencia, tecnología
y recursos, no hay ninguna razón para que una cuarta parte de la
población mundial sufra hambre. "La erradicación del hambre
en el mundo es un imperativo moral y político. Y todos sabemos que
es posible. Lo que verdaderamente se necesita es la voluntad política."
Con ello propuso la creación dentro de la ONU de un Comité
Mundial para Luchar contra el Hambre.
Insistió en que "el camino verdadero a la paz es
la lucha sin tregua contra el hambre y la pobreza extrema, en una campaña
de solidaridad que unifique al planeta en vez de profundizar las divisiones
y el odio que inflama a la gente y siembra el terror". Advirtió
que a pesar del "fracaso de sistemas que favorecen la generación
de la riqueza sin reducir la pobreza extrema, mucha gente persiste en su
corta vista y avaricia".
El libre comercio es bienvenido, pero no sólo como
un instrumento para generar riqueza, sino también para su distribución,
afirmó el mandatario brasileño. Por lo tanto, declaró
que "el proteccionismo practicado por los países ricos penaliza
injustamente a los productores eficientes en los países en vías
de desarrollo. Hoy este es el más grande obstáculo para lanzar
una nueva era de progreso económico y social". Esta fue la posición
defendida por Brasil y el Grupo de los 22 en Cancún, dijo Lula,
y subrayó que están en favor del libre comercio, siempre
y cuando se juegue en un campo nivelado.
"La liberalización no debería obligar a
los países a abandonar su prerrogativa de formular política
industrial, tecnológica, social y ambiental", afirmó.
Con todo esto, Lula resumió: "Es hora de llamar
a la paz por su nombre verdadero: justicia social".
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