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México D.F. Miércoles 17 de septiembre de 2003
Buscan liberarse de matronas, lenones
y autoridades
Las prostitutas clamaron su propia independencia
Festejan en la calle con travestis, homosexuales
y curiosos
SUSANA GONZALEZ G.
En los festejos del 15 de septiembre también las
sexoservidoras gritaron por la independencia, pero la propia, para liberarse
de "representantes que no son más que matronas y lenones que nos
explotan", y exigir el cese de los operativos y abusos policiacos
en La Merced, Sullivan, Iztapalapa y Puente de Alvarado, entre otras zonas
de la ciudad.
"¡Vivan
las trabajadores sexuales independientes! ¡Vivan las mujeres! ¡Vivan
las compañeras que nos ayudaron a abrir los ojos! ¡Trabajadoras
sexuales, ni se rinden ni se venden!", fueron algunas de las consignas.
Pero también clamaron a las autoridades por la
reapertura del Centro de Atención Integral y de Servicios (CAIS),
la reducción a un salario mínimo en la multa que pagan en
los juzgados cívicos cuando son detenidas por ejercer su oficio
y acceso a los servicios de salud, educación y vivienda, como cualquier
otro trabajador.
Fue la primera vez en los 193 años del inicio de
la lucha de independencia que prostitutas, travestis y homosexuales
decidieron celebrar públicamente las fiestas patrias con una protesta.
Y la hicieron en uno de sus puntos de trabajo en el Distrito Federal: la
esquina de Puente de Alvarado y Buenavista, afuera de la estación
Revolución de la línea dos del Metro.
Ahí, sobre un lazo amarrado a un árbol y
un poste, colgaron un lienzo con la imagen que han utilizado para protestar
en otras ocasiones: una mujer morena con rasgos indígenas, falda
larga y la cabeza cubierta con un rebozo, que con los ojos muy abiertos
se asoma por la puerta de un vagón del Metro y se apoya con las
manos en el marco. "Para nosotras simboliza la libertad, atreverse a salir
de donde estamos", explicaron.
Al festejo-protesta acudió de manera inesperada
la actriz y dramaturga Jesusa Rodríguez, quien videograbó
el acto y anunció su intención de montar el año próximo
año la obra de teatro El cuadrante de la soledad, en la que
actúen las mismas sexoservidoras porque, dijo, "el teatro es un
instrumento muy bueno para unirse y exigir derechos".
La celebración no salió como hubieran deseado,
pues aunque tenían previsto iniciar a las dos de la tarde y concluir
tres horas después, problemas con el equipo de sonido y la impuntualidad
del grupo musical que las apoyaría -"por el tráfico", se
excusó uno de los integrantes- hicieron que empezaran con más
de 60 minutos de retraso y el planeado convivio musical, con baile incluido,
quedara reducido a la interpretación de unas cinco melodías.
Sólo unas cuantas acudieron con minifalda, blusas
sin mangas con amplios escotes y tacones, y con listones tricolores en
el peinado, pues la mayoría optó por cubrirse prácticamente
de los pies a la cabeza con antifaces, lentes oscuros, chamarras, pañoletas,
bolsas de plástico a manera de máscaras, pants y tenis
para mantener su identidad en secreto, "porque nuestra familia o hijos
no saben que nos dedicamos a esto", pero también por miedo a las
represalias de las mafias de la prostitución en la capital, contra
las que se insubordinan.
Sin embargo, fueron superadas en número por los
curiosos, en su mayoría hombres atraídos más por los
fotógrafos de prensa, que desde el piso se esmeraban en tomar placas
de las piernas y el abundante busto de tres de ellas, que por la arenga.
Si las fotos detuvieron el paso de varios peatones, sirvieron también
para ahuyentar a otras trabajadoras sexuales: "Muchas andan por aquí,
en los alrededores, pero no se atrevieron a acercarse porque no consiguieron
algo para cubrirse el rostro", explicaron las organizadoras, quienes al
final, sin música ni baile y ante la amenaza de lluvia, optaron
por tomarse fotos del recuerdo con Jesusa Rodríguez.
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