Un año de éxito en la cafetería del Helénico

Químicos para el amor, tres historias de parejas enfermas

ARTURO CRUZ BARCENAS

Las relaciones enfermas, patológicas, desgastantes, de las parejas son el tema central de la obra de teatro Químicos para el amor, de Carmina Narro, que celebró un año de presentaciones en la cafetería del Centro Cultural Helénico, con un éxito innegable y un futuro promisorio. Develaron la placa por el acontecimiento Héctor Mendoza y Epigmenio Ibarra.

Se hace teatro fuera del teatro. Mientras las mesas están ocupadas como en miles de restaurantes o cafés del mundo, en una o varias pueden estarse desatando las relaciones más tristes y tensas, pasionales y desesperadas. Así, mientras el público se toma un capuchino o una copa de vino, comienza la obra de tres episodios, tres partes, tres historias que cada quien entiende a su manera, según le haya ido en la feria del amor y el desamor.

En el primero de los cuadros, titulado Aspirinas para los desahuciados, dirigido por Rodrigo Johnson, Larisa y José Ramón (encarnados por los actores Gabriela de la Garza y Héctor Mendoza) discuten por qué nunca se han entendido y, sin embargo, por qué hubo algo que los mantiene unidos, a pesar de que toman más en cuenta los defectos que las virtudes.

En la segunda de las historias, dirigida por Sabina Berman, bajo el título de Round de sombras, Julia y Andrés discuten su divorcio entre las miradas de los comensales-público, que escuchan con ánimo curioso los manoteos de él, un ser débil y chillón, que no encuentra el modo de retenerla, pues ella ha optado por seguir su vida sin ese ser que no le aporta nada vital, salvo una sensiblería cursi y hasta ridícula.

Siguen Manuel y Regina, en Manicure -dirigida por José Antonio Cordero-, quienes fuerzan su vida hasta el extremo de apuntarse con una pistola o amenazarse con un cuchillo.

Un aplauso colectivo corona la actuación de Mendoza y de De la Garza, quienes por una hora y cuarto logran, con un trabajo de elevados vuelos, provocar en el público referencias de situaciones tensas pasadas, pero no idas, y que resurgen a lo largo de la puesta en escena.

Héctor Mendoza expresó que "sacar al teatro del teatro es saludable porque los teatros están saturados. Esta idea es magnífica. Vine a la revelación porque yo no develo placas de obras que no me gustan. Vine al estreno y por eso acepté venir".

Desde el punto de vista escénico, dijo, Químicos para el amor tiene muchas virtudes. "La tercera obra tiene sus dificultades; con las otras dos el espacio se prestó porque ocurren en un restaurante, pero en la tercera hubo que solucionar ciertos aspectos."

Sobre el tema, señaló que se abordan las relaciones enfermas de las parejas, "porque puede haber relaciones tormentosas que no sean enfermas y estas sí lo son. La recomiendo para todo el mundo. Hay enfermedad. Aquí no hay edad, sino relaciones".

Para la dramaturga Carmina Narro Flores, autora de Químicos para el amor, el tema del amor entre parejas ha sido tratado con mucho pudor.

"Me fue difícil, pero traté de hacer algunos cuentos y que el lugar de la batalla campal fuera una mesa. Todo planteado desde ese sitio, para explorar el amor y su ausencia."

-Se puede llegar a matar por amor...

-Creo que matar sería más sano, en lugar de estarse haciendo tanto daño.

Químicos para el amor, cafetería del Centro Cultural Helénico, en avenida Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn, todos los martes a las 20:45 horas. Teléfonos: 5662-8674 y 5662-7535.