México D.F. Lunes 25 de agosto de 2003
Cada vez son más niñas las que
se suman a esa actividad
Preocupa aumento de la prostitución a religiosas
Oblatas realizan labor altruista con sexoservidoras
de La Merced
BERTHA TERESA RAMIREZ
A pesar del silencio que la Iglesia católica guarda
sobre su trabajo, las monjas oblatas realizan una labor altruista que beneficia
a mujeres que ejercen la prostitución en la zona de La Merced y
que tienen hijos.
Consideradas
uno de los sectores más liberales de las congregaciones religiosas,
lejos de juzgar a las prostitutas su labor está encaminada a dar
formación académica y apoyo sicológico a estas mujeres;
no buscan "redimirlas del pecado", sino conducirlas por un sendero por
el que se conozca a un Dios más humano, y luego sean ellas quienes
decidan si abandonan ese camino o lo continúan, afirma la hermana
Verónica Ortega, directora del Centro Madre Antonia de la congregación.
Tras señalar que su labor no es apoyada por la
Iglesia católica, y que de la arquidiócesis de México
sólo reciben respaldo moral, explicó que el centro funciona
gracias al financiamiento que reciben del gobierno vasco y del Instituto
de las Mujeres del Distrito Federal. "Nos quedaríamos en la calle
si seguimos esperando que la Iglesia nos apoye", afirma en su modesta oficina,
instalada en la estancia infantil para hijos de prostitutas ubicada en
las inmediaciones de La Merced.
Desafortunadamente la prostitución va en aumento
"y nuestra principal preocupación es que cada vez más son
niñas las que se incorporan a este mercado. Lo peor es que muchas
no están en la calle, sino que la ejercen de manera oculta, controladas
por mafias", advierte la monja, quien señala que aun cuando se les
considera una congregación muy liberal y se les critica por no dedicarse
a la evangelización, sino al trabajo social, la evangelización
debe ser aterrizada, de alguna manera, en lo terrenal.
Es un hecho que hoy en día la Iglesia debe mostrar
un rostro más humano y de mayor compromiso, en otras palabras, aterrizar
el Evangelio en este tema como en otros que dañan a la sociedad,
señala la hermana Verónica, quien agrega que esa congregación
demandaría el apoyo económico de la Iglesia para ampliar
la cobertura de las mujeres beneficiadas.
En ese sentido, hace un llamado a los sacerdotes para
que no las condenen cuando acudan a confesarse, "porque quienes ejercen
la prostitución lo viven con mucha culpa; no les digan: 'deja de
hacerlo y regresa', porque decir esto es muy sencillo cuando se tiene de
dónde vivir, pero cuando se es una mujer pobre, sin ninguna instrucción
y se tienen hijos, es muy difícil subsistir".
En cuanto a la labor que ellas realizan, añade,
"nosotros no estamos aquí para contabilizar cuántas mujeres
dejan la prostitución, el tema de la misión dentro de la
Iglesia no se puede ver así; propagar el Evangelio no es contabilizar,
sino que la gente conozca a un Dios humano, un Dios misericordioso, un
Dios vivo, y que después la gente decida".
Pero propagar de esta forma el Evangelio implica dar herramientas
a las personas, en este caso a las mujeres se les otorgan becas para recibir
educación, desde primaria hasta preparatoria, además de que
cuentan con un terapeuta, talleres de sexualidad y una estancia infantil
donde pueden dejar a sus hijos al cuidado de las monjas mientras estudian.
Agrega que el objetivo de esta congregación no
es lograr que estas mujeres dejen la prostitución de manera directa,
sino que puedan tomar la decisión de continuar o no después
de tener a su alcance herramientas como una formación académica
con las que se den cuenta que son capaces de aprender, de acreditar materias,
de hacer la primaria o la secundaria y que eso les pueda dar otra visión
de la vida.
Además, mediante estas herramientas "también
tratamos de sensibilizarlas, ya que son mujeres que han bloqueado mucho
los sentimientos, las emociones y para ello son apoyadas con un proceso
terapéutico".
Aunque el trabajo de las hermanas oblatas no es obstaculizado
por la Iglesia, es un hecho que sobre él impera el silencio y ni
siquiera se difunde dentro del sector eclesial. Inclusive, desde que esta
congregación fue fundada en 1874, en Ciempozuelos, Madrid, dentro
de la Iglesia existen muchas congregaciones religiosas que desconocen su
labor, dice la entrevistada.
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