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México D.F. Domingo 24 de agosto de 2003
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
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CON LA HERMOSA Zacatecas, sin discusión una de las ciudades más interesantes del continente americano, en materia taurina ocurre lo que con la emprendedora Aguascalientes: ambas poseen suntuosas plazas monumentales, ambas han padecido autoridades particularmente insensibles hacia la rica tradición taurina de esas regiones, y ambas han permitido que manos empresariales poco calificadas hagan como que desarrollan y promueven la fiesta de los toros.
EN EL CASO de Aguascalientes ya ni llorar es bueno, pues durante su "modernizadora" administración, el gobernador salinista Otto Granados tuvo a bien vender la Plaza Monumental -propiedad del pueblo y el gobierno aguascalentenses- al empresario Alberto Bailleres, quien al poco tiempo adquirió también la histórica plaza de San Marcos en la misma localidad, más que por un taurinismo desbordado e imaginativo, para cancelar toda posibilidad de competencia.
PERO POR LO que se refiere a la sensible Zacatecas, si bien su legendaria plaza de toros de San Pedro fue convertida en original hotel de lujo, otros gobernadores menos "modernos" que Granados pero más sensibles a las costumbres de sus gobernados -Fernando Pámanes y Guadalupe Cervantes- construyeron el recinto ferial más suntuoso de la República, con magníficas instalaciones de cantera que incluyen amplios auditorios abiertos y cerrados, lienzo charro, inmenso y cómodo palenque y la Plaza Monumental de Zacatecas, con capacidad para 12 mil espectadores.
SI A ELLO agregamos la rica tradición ganadera de toros bravos de la entidad -sanmateos, torrecillas, valparaísos, joséjulianes y otros hierros que han escrito memorables páginas-, no es difícil concluir que la fiesta brava en Zacatecas ha mantenido un tono menor gracias a los mediocres empresarios, a quienes las autoridades han confiado la organización de su feria taurina anual.
POR ESO CAUSO satisfacción y esperanza el hecho insólito de que el presidente municipal de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, haya decidido romper con el coloniaje taurino interno que avasallaba a tan rumbosa feria y magnífica plaza, a cargo de los mañosos empresarios y matadores en retiro Víctor Curro Leal y José Antonio González Chilolín, asociados a su vez con el irredimible pero intocable Herrerías, cuya menguada imaginación mal alcanza para llevar y traer en cada feria del país a eloyes, migueles, jorges y zotolucos.
LA EMPRESA TAUROMEX, con los ganaderos Jorge Martínez Lambarry y Rodolfo El Chacho Vázquez a la cabeza, fue designada por el alcalde Alonso Reyes para organizar la Feria Nacional Taurina Zacatecas 2003. ƑEl segundo acierto? Que los citados empresarios ya dieron a conocer los carteles -una novillada y cuatro corridas- en las que no aparece ningún figurín y sí jóvenes diestros mexicanos -Jerónimo, Antonio Bricio, Ignacio Garibay, Israel Téllez, Fermín Spínola, Fabián Barba y Alejandro Amaya- capaces de convertirse en poco tiempo en figuras, con el apoyo de empresarios con visión de futuro. Otro aliciente más para volver a Zacatecas.
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