México D.F. Domingo 24 de agosto de 2003
Está acusado de asesinatos, tortura y
desapariciones; cúmulos de pruebas en su contra
Fujimori se declara perseguido político y
busca ser de nuevo presidente de Perú
Fugitivo y proscrito, presume tener 4 veces más
apoyo que Toledo y poder ganar en 2006
XIMENA ORTUZAR ENVIADA
Lima, 23 de agosto. Alberto Fujimori Fujimori,
ciudadano peruano-japonés, irrumpió en la política
desde la nada, gobernó 10 años, salió del poder por
una puerta de urgencia y renunció al gobierno desde Japón,
sin gloria y sin honor.
Dos años y 10 meses después de haber huido,
acusado de graves delitos, aparece todavía en las encuestas de opinión,
entre otros políticos peruanos activos, y en muchos casos mejor
evaluado que ellos.
Fujimori, prófugo, está inhabilitado por
10 años para ejercer cargos públicos en Perú, pesa
sobre él una solicitud de extradición y, de lograrse ésta,
será juzgado en este país por homicidios calificados, tortura
y desaparición forzada de personas. Hasta ahora 25 países
han manifestado formalmente su decisión de detenerlo y extraditarlo
en caso de que entre en ellos.
Sin embargo, encuestas recientes le otorgan índices
notables de aprobación como gobernante y personaje "simpático".
Consciente
del fenómeno que produce en Perú, Fujimori, protegido por
el gobierno japonés en atención a la nacionalidad japonesa
que reivindica, desafía a su sucesor llamando a conformar el movimiento
político Sí Cumple, con miras a competir por la presidencia
-por tercera vez- en 2006, "porque el pueblo me está convocando",
explica. Y se jacta: "tengo cuatro veces más apoyo que Toledo y
en 2006 le gano a Alan García".
Fujimori, fugitivo y proscrito, logra siempre estar de
actualidad, aparecer en la prensa peruana y extranjera -para ello formó
su propia agencia informativa, Fujiprensa, que opera a través de
Internet- y embarrarle la cancha a Toledo.
Cuando el secretario del gabinete japonés, Yasuo
Fukuda, manifestó: "si un criminal fugitivo tiene ciudadanía
japonesa, nosotros no lo extraditamos", en clara referencia al caso Fujimori,
el canciller peruano Alan Wagner lamentó: "de alguna manera, aunque
sea indirecta, (el funcionario) estaría adelantando una opinión,
y le he manifestado al embajador de Japón en Perú, Yubun
Narita, el malestar del gobierno peruano".
La relación diplomática entre Perú
y Japón es tensa.
La popularidad de Toledo está a la baja.
Fujimori provoca éstos y otros efectos. Y hasta
ahora nadie puede impedirlo.
Culpabildad comprobada
Fujimori se declara inocente de todos los cargos y acusa
al gobierno de Toledo de perseguirlo políticamente.
La comisión parlamentaria que investiga los actos
de corrupción cometidos entre 1990 y 2000 ha declarado que la culpabilidad
de Fujimori está comprobada. En sus informes se asienta que él
conoció, permitió y encubrió el funcionamiento de
comandos de aniquilamiento, como el grupo Colina, encargado de perpetrar
secuestros y ejecuciones extrajudiciales.
Corroborando lo anterior, Interpol ha dado orden de captura
contra Fujimori, tras evaluar lo actuado en el proceso. El estatuto de
Interpol prohíbe tramitar la captura de personas que sufran persecución
política, lo cual desmiente las quejas de Fujimori.
Si todas las evidencias presentadas hasta ahora no bastaran,
la declaración del general Nicolás Hermoza Ríos, ex
presidente del comando conjunto de las fuerzas armadas y ex comandante
general del ejército, lapidan al ex mandatario. Hermoza declaró
judicialmente que Colina actuaba con pleno conocimiento de Fujimori. Ante
el vocal supremo José Luis Lecaros, Hermoza, hoy retirado, dijo
que Vladimiro Montesinos le informó que Fujimori sabía del
secuestro y asesinato de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad
La Cantuta, uno de los delitos que integran el expediente de extradición.
Según Hermoza, número tres en el escalafón
de mando del régimen, después de Fujimori y Montesinos, el
gobernante no sólo supo, sino además felicitó a los
participantes en la operación: "luego de los hechos de La Cantuta,
Fujimori emitió un memorándum por el cual felicitaba a varios
integrantes del grupo Colina por su buen trabajo de inteligencia. Comenté
con Montesinos que se estaba premiando a personas implicadas en homicidios,
a lo que respondió que el presidente lo sabía y había
firmado el documento".
Hermoza declaró también que Fujimori estaba
estrechamente vinculado a las actividades del Servicio de Inteligencia
Nacional (SIN), organismo bajo el mando de Vadimiro Montesinos.
Ante el cúmulo de evidencias en su contra, Fujimori
se erige en virtual candidato a la presidencia. "Lo que estamos viendo
es una maniobra publicitaria, un globo de ensayo para mantener una fuerza
política, una presencia virtual y para aparecer como un perseguido
político", afirma Miguel Jugo, director ejecutivo de la Asociación
Pro Derechos Humanos (Aprodeh).
Pero la táctica no está dando réditos
al fugitivo. El embajador Yubun Narita es enfático: "nuestro gobierno
jamás ha considerado a Fujimori perseguido político".
Explica que por ahora se estudia el expediente de extradición
y reconoce que las relaciones peruano-japonesas, de 130 años, se
han visto afectadas por este asunto. Ese estudio puede tardar años.
Inquieta a los familiares de las víctimas que Fujimori
logre evadir la justicia por la vía de la prescripción. Al
respecto, el penalista Luis Lamas Puccio puntualiza: "por la gravedad de
las acusaciones es prácticamente imposible que los delitos imputados
puedan prescribir y eventualmente Alberto Fujimori pueda volver al país,
e inclusive postular a la presidencia, como ocurrió con otro ex
mandatario", en clara alusión a Alan García.
Agrega: "el artículo 80 del Código Penal
establece que una acción judicial prescribe en un tiempo igual al
máximo de la pena privativa de la libertad, pero en el caso de delitos
cometidos por funcionarios públicos contra el patrimonio del Estado
o de organismos sostenidos por éste, el plazo se duplica".
El procurador ad hoc para casos de corrupción
en el régimen fujimorista, Luis Vargas Valdivia, aclara: "aun si
Japón no entrega a su protegido, existen opciones para continuar
el proceso: juzgarlo directamente en dicho país, como propicia Amnistía
Internacional; llevar el caso a la Corte Internacional de La Haya para
demostrar la nacionalidad preponderante del prófugo, o acudir a
un juez de un tercer país, como en el caso Garzón-Pinochet.
En cualquiera de los casos, los caminos para Fujimori sólo conducen
a los tribunales".
Cerrando el círculo
Juzgar a Fujimori en Japón "es la segunda estrategia
que tenemos los organismos de derechos humanos y los familiares de las
víctimas en caso de no prosperar la extradición", dice el
presidente de la Aprodeh, Francisco Soberón Garrido.
Además del caso de la matanza de campesinos en
una quinta de Barrios Altos en 1991; el asesinato de nueve pobladores del
Valle El Santa, en Ancash, en mayo de 1992, y el asesinato de nueve estudiantes
y un profesor de la Universidad La Cantuta en 1992, estas organizaciones
demandarían a Fujimori por el secuestro y la desaparición
del periodista Pedro Yauri (1992) -imputado en su momento a Sendero Luminoso-
y la presunta ejecución extrajudicial de miembros del Movimiento
Revolucionario Túpac Amaru, luego de la recuperación de la
residencia del embajador japonés en Lima (1997).
Juan Mariátegui, ex embajador y experto en temas
internacionales, opina que, para acelerar el proceso, Perú debe
solicitar una opinión consultiva al Tribunal de La Haya acerca de
la doble nacionalidad de Fujimori. "Ambos trámites no son excluyentes,
pero la estrategia peruana ha dado exclusividad a la extradición
vía el envío de folios traducidos a Japón. Han debido
hacerse ambas cosas a la vez, para que la corte opine sobre la nacionalidad
dominante de Fujimori", expresa.
Agrega: "debido a sus 30 años de apertura democrática,
La Haya hubiera dictaminado en favor de la nacionalidad peruana de Fujimori
y esto tendría validez en Japón, porque ambos países
son miembros de pleno derecho en la corte".
A los delitos ya conocidos de la llamada mafia Fujimori-Montesinos
se suman también denuncias de haber inducido la esterilización
de mujeres y de que miembros del entorno más cercano al presidente
(incluyendo familiares) manejaron en beneficio propio donaciones japonesas
-destinadas a obras sociales- por conducto de la Casa Militar y las organizaciones
no gubernamentales Aken y Apenkai. Las organizaciones presentan un desbalance
presupuestal de 7 millones de dólares.
Falta señalar la acusación de que Fujimori
tiene responsabilidad directa en tráfico de armas, que incluye a
los generales Carlos Bergamino y Walter Chacón por encubrimiento
real, omisión de denuncia y asociación ilícita para
delinquir.
En este contexto, no importa cuán "simpático"
resulte a parte de la opinión pública, ni sus lamentos de
persecución política ni los intentos de los nostálgicos
por reinstalarlo en el poder, ni siquiera la protección del gobierno
japonés.
Salvo error u omisión, su destino seguro son los
tribunales.
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