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México D.F. Domingo 24 de agosto de 2003
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
Revelador artículo de Richard Perle
El fallecido Sergio Vieira de Mello, verdadero pacifista
RICHARD PERLE, INTIMO del straussiano Paul Dundes
Wolfowitz, subsecretario del Pentágono y creador del concepto de
"guerra preventiva imperial" en medio de la "guerra permanente", escribió
un artículo indeleble, en vísperas de la invasión
anglosajona a Irak, con el título "Gracias por la muerte de la ONU"
(The Guardian, 21 de marzo de 2003). Perle, quizá uno de
los personajes más belicosos de la historia contemporánea,
funge como miembro del Consejo Consultivo de Política del Pentágono
y resulta por demás interesante que coincidan los mismos objetivos
de onucidio -es decir, la extinción de la ONU que proclamó
Perle- entre los "terroristas" islámicos de reciente aparición
en Bagdad y el grupo de neoconservadores (mejor conocidos como straussianos
para los lectores de Bajo la Lupa) quienes controlan la Casa Blanca.
LA VANGUARDIA DEL Segundo Ejército de Mohamed,
un grupúsculo hasta ahora desconocido, se adjudicó la autoría
del onucidio en Bagdad que, según el periódico libanés
An-Nahar (22 de agosto), tiene todas las huellas de Al Qaeda, que
"frecuentemente ha expresado su hostilidad hacia la ONU". Pero lo más
interesante proviene del análisis de An-Nahar de que "muchos
en Irak y en el Medio Oriente han puesto en tela de juicio el haber colocado
como objetivo del atentado a la ONU, que ha provisto a los iraquíes
ayuda humanitaria y ha presionado para que la coalición encabezada
por Estados Unidos regrese el poder inmediatamente a los iraquíes".
Este es el punto nodal.
EL
BINACIONAL israelí-estadunidense Richard Perle, ejecutivo del
grupo editorial de Conrad Black (jerarca de The Daily Telegraph, The
Jerusalem Post y The Toronto Star), adujo que "el fracaso abyecto
de la ONU nos dio (nota: no especifica si a Estados Unidos o a Israel)
solamente anarquía" y que el "mundo necesitaba orden". Desde la
primavera, Perle predijo "el fin del reino del terror de Saddam Hussein",
quien "no se iría solo: en forma irónica se llevará
a la ONU consigo". A Perle se le podrá acusar de los peores pecados
menos de ser inconsistente, y nunca ha cedido en cuanto al proyecto neoimperial
unipolar de Estados Unidos se refiere: "lo que morirá será
la fantasía de la ONU como el fundamento de un nuevo orden mundial".
Perle fustiga la "vanidad intelectual" de "una seguridad por medio de las
leyes internacionales administradas por instituciones internacionales".
En esa ocasión aprovechó para mofarse de la postura de Shirley
Williams, quien clamaba que no solamente el Consejo de Seguridad de la
ONU debería legitimar cualquier acto de guerra contra Irak, sino
que, además, alertaba de que otro tipo de intervención por
medio de una coalición de "democracias liberales" llevaría
a la anarquía y a la ruptura del orden internacional. Perle se equivocó
rotundamente, y fue justamente lo que pronosticó Shirley Williams
lo que está sucediendo en Irak. Pero aún falta la frase que
resume hasta ahora todo el operativo del equipo Bush desde el 11
de septiembre: "este nuevo siglo ahora desafía la esperanza de un
nuevo orden de varias maneras. No derrotaremos, ni siquiera podremos contener,
el terror fanático, si no llevamos la guerra a los territorios desde
donde es lanzado". Este punto es fundamental para entender el despliegue
bélico del equipo Bush, a lo que agrega sin morderse la lengua:
"Los más peligrosos de estos estados son aquellos que también
poseen armas de destrucción masiva. Irak es uno de ellos". Sin comentarios.
CUANDO WOLFOWITZ realizó una visita de inspección
de cinco días a Irak, no pasó inadvertido su comentario de
que no existía tal "guerrilla sunnita", sino que se trataba de elementos
islámicos "extranjeros" infiltrados del exterior. Desde el 11 de
septiembre ha sido una obsesión del equipo Bush intentar vincular
al régimen baazista de Saddam Hussein, que era protolaico, con el
fundamentalismo islámico de Al Qaeda, pese a sus incompatibilidades
intrínsecas.
PERO INMEDIATAMENTE después del onucidio
de Bagdad, el procónsul Paul Bremer III, anterior ejecutivo
de la firma Kissinger Asociados, puso en el primer lugar de los sospechosos
a la trasnacional islámica del terror Al Qaeda.
DOS DIAS ANTES de la muerte de quien fuera el mejor
diplomático de la ONU en su fase crítica, el brasileño
Sergio Vieira de Mello, la agencia Estado (de Brasil) publicó lo
que sería su última entrevista y su testamento político,
donde se deduce su choque frontal con Paul Bremer III y las "fuerzas de
ocupación". El estupendo diplomático brasileño, del
linaje latinoamericano de don Alfonso García Robles (nuestro Premio
Nobel de la Paz que tanto odian los neoliberales), catalogó a la
"ocupación" como una experiencia "traumática" para el pueblo
iraquí: "Este debe ser uno de los periodos más humillantes
en la historia del pueblo iraquí. Sé que no me gustaría
ver tanques extranjeros en Copacabana". Por eso mata de risa que hayan
derramado lágrimas de cocodrilo por su muerte el equipo Bush y la
cadena superbélica Fox News, quienes se han consagrado a socavar
en palabras y actos la función de la ONU, a la que desean desaparecer
de la faz de la Tierra. Cuando se le preguntó al diplomático
brasileño -quien se merece en forma póstuma el Premio Nobel
de la Paz como un reconocimiento a su labor pacifista y en favor de los
derechos humanos durante 35 años- si las oficinas de la ONU en Bagdad
serían blanco de un atentado terrorista, contestó lo que
puede representar la pista verdadera: "No lo creo. La ONU es altamente
respetada por la población local. Los iraquíes ven en la
ONU una organización independiente, un amigo, en contraste a lo
que sienten hacia las fuerzas ocupantes". ¡Más diáfano,
ni el agua! Se deduce que -por lo menos en lo concerniente a la visión
del afectado, quien no tenía enemigos en el amplio espectro de la
pléyade de las facciones iraquíes, con las que había
tejido lazos cordiales- quizá sería mejor buscar la autoría
de su muerte del lado de los "ocupantes".
EL REPORTERO ANTHONY Shadid no oculta que el objetivo
principal del atentado era el mismo Sergio Vieira de Mello (The New
York Times, 21 de agosto). De formación francesa, con un doctorado
en La Sorbona (había solicitado ser enterrado en el sur de Francia),
la cosmogonía del diplomático brasileño concordaba
más con la postura "soberanista" del gobierno de Chirac que con
la obsesión de "seguridad" del gobierno de Estados Unidos, al que
no le importa mucho la cuestión "soberana". El talentoso canciller
francés Dominique de Villepin, en la misma frecuencia mental que
el francófilo y francófono Sergio Vieira de Mello, ha insistido
con justeza y justicia en que la "lógica de la ocupación
debe ser sustituida inmediatamente por la lógica de la soberanía".
JONATHAN STEELE, DEL periódico británico
The Guardian (21 de agosto), refiere que "Sergio Vieira de Mello
sabía que la soberanía, no la seguridad, era el tema central
(...) Su pensamiento dominante desde su llegada a Irak fue que los iraquíes
debían recuperar su independencia". Según Steele, el diplomático
brasileño, "el mejor servidor público del mundo", criticó
en privado la matanza con misiles de los dos hijos de Saddam Hussein, quienes
debieron haber sido juzgados.
EXISTEN DESDE LUEGO agravios indelebles de los
iraquíes en referencia al brutal embargo de la ONU de 12 años
y sus "zonas celestiales de prohibición", en la etapa aciaga del
ghanés Kofi Annan, de mentalidad colonizada y sin carácter,
quien le ha cumplido todos sus caprichos a las fuerzas ocupantes. No hay
que confundir la grandeza del brasileño Sergio Vieira de Mello con
el mediocre Kofi Annan, quien con sus actos está llevando al suicidio
gradual a la ONU.
TAMPOCO HAY QUE confundir las operaciones de guerrilla
con atentados muy sofisticados de carros-bomba, no pocas veces teledirigidos
y/o triangulados por los servicios de inteligencia de potencias tecnológicas,
que los especialistas saben discernir. En relación con un bombazo
similar perpetrado contra la embajada jordana en Bagdad, en una zona acordonada
por el ejército de ocupación de Estados Unidos, nueve días
antes al onucidio, un editorial de The Jordan Times (10 de
agosto) conjeturó que el atentado estaba vinculado a una campaña
de prensa antijordana orquestada por el chiíta posmoderno Ahmed
Chalabi, quien enfrenta un juicio de extradición en Jordania por
un magno fraude al Petra Bank, del que fue directivo. Ahmed Chalabi, anterior
líder en el exilio de la agrupación opositora Congreso Nacional
Iraquí y actual miembro prominente del títere Consejo de
Gobierno Interino, es nada menos que el aliado superlativo de la dupla
Wolfowitz-Perle, que trató de imponerlo infructuosamente como presidente
del "nuevo Irak". El explosivo editorial de The Jordan Times sostiene
que varios testigos aseguran que el camión cargado de bombas que
detonó frente a la embajada fue alcanzado antes por un misil presuntamente
lanzado por un helicóptero de Estados Unidos que había sobrevolado
dos minutos antes la sede jordana. ¿Será?
NUEVE DIAS MAS tarde, por coincidencias extrañas,
el corresponsal de Global Radio News en Bagdad aseveró que un misil
alcanzó al camión cargado de explosivos que demolió
la sede de la ONU y cobró la vida de 24 personas, lo cual también
fue referido por el corresponsal de The Financial Times en Bagdad.
VARIAS POTENCIAS, como Rusia, Francia, Alemania
y China, unificaron sus criterios para denunciar la "laxa seguridad" de
Estados Unidos y Gran Bretaña, quienes, de acuerdo con las recientes
resoluciones de la ONU, tienen la responsabilidad de mantener el "orden
y la seguridad" en su calidad de fuerzas ocupantes (Afp, 22 de agosto).
El presidente de la teocracia chiíta de los ayatolas de Irán
arremetió contra Estados Unidos "por haber aumentado el terrorismo,
en lugar de haberlo disminuido". En el mismo sentido se pronunció
Jessica Stern, conferencista de la Escuela Kennedy de Gobierno de Harvard,
en su notorio artículo "Como EU creó un paraíso terrorista"
(The New York Times, 20 de agosto): "el bombazo del cuartel de la
ONU en Bagdad fue la última evidencia de que Estados Unidos capturó
un país que convirtió en una amenaza terrorista sin haberlo
sido antes".
LA MADRUGADA DEL onucidio, frente a las
cámaras de Fox News, Newton Leroy Gingrich, connotado colega de
Richard Perle en el Consejo Directivo de la Política del Pentágono
y anterior líder de la Cámara de Representantes, deliraba
que su país se encontraba en un guerra global contra el terrorismo
en prácticamente toda la geografía del Islam "maligno". Lo
relevante no son las diatribas de Gingrich, sino su focalización
y su radiación. Porque desde la visita del straussiano Wolfowitz
a Irak hasta la fecha el equipo Bush ha insistido en la infiltración
de Al Qaeda a Irak desde las fronteras de Siria y Arabia Saudita. En la
consistente "lógica" de Richard Perle, el sepulturero virtual de
la ONU, Estados Unidos debe librar la guerra contra el terrorismo desde
su plataforma de lanzamiento, lo que lleva ineluctablemente a la regionalización
de la ocupación de Irak, cuyos fuegos incandescentes empiezan a
conectarse con los rescoldos aledaños que pueden generar un superfuego
regional. ¿A quién le conviene la qaedización de
Irak y de sus fronteras? ¿A quién beneficia el caos y la
desintegración de Irak, así como su extensión a Siria,
Irán y Arabia Saudita, a 14 meses de la elección presidencial
en Estados Unidos?
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