El modelo económico neoliberal ha sembrado pobreza en el agro de la región, afirman

Productores rurales de América Latina rechazan el ALCA, que privilegiará a EU

MATILDE PEREZ U.

Un rotundo rechazo al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) surgió en la Conferencia Continental de Productores Rurales a la que convocó la Confederación Nacional Campesina (CNC). Es una nueva recolonización, donde predominará el interés económico y político de Estados Unidos, apuntaron delegados centroamericanos. "No queremos ver en la patria grande de América Latina los mismos agobios y quiebra que viven los agricultores mexicanos por las concesiones que otorgamos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte", asentó el presidente de CNC, Heladio Ramírez López.

Reunidos en el salón Benito Juárez de la cancillería, los delegados de organizaciones campesinas e indígenas y partidos políticos de una docena de países latinoamericanos coincidieron con la postura cenecista en que el modelo económico neoliberal ha sembrado pobreza en el agro de la región.

Datos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) revelan que 228 millones de habitantes de los 34 países de la región están en la línea de la pobreza, y más de 95 millones caen en la categoría de indigentes. Así, 30 por ciento de los poco más de 530 millones de habitantes reciben sólo 7.5 por ciento del ingreso, y sólo 5 por ciento acapara 24 por ciento del ingreso total.

Ante este "escalofriante y doloroso" panorama de la pobreza, el presidente de la CNC dijo que esos pobres están "levantando las viejas banderas de la emancipación" frente a los organismos internacionales, los centros financieros, los países hegemónicos y las universidades extranjeras, que desde distintos ángulos presionan para continuar acorralando a Latinoamérica "en el callejón oscuro del neoliberalismo".

En el foro, el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez, comentó que la pobreza es el mal que aqueja a todos los países latinoamericanos y fenómeno que lleva a la "deportación forzada" -como calificó a la migración-, por eso pidió a los participantes "hacer un planteamiento claro y sereno".

Adelantó que la postura del gobierno mexicano en la próxima reunión de la Organización Mundial de Comercio en Cancún, Quintana Roo -a la que ya se sumó Brasil e India- es que los países desarrollados reconozcan las asimetrías, eliminen los subsidios agrícolas y otorguen un trato especial y diferenciado a las naciones pequeñas. Respecto a los derechos indígenas y humanos, aseguró a los participantes que son preocupación del gobierno, y por eso "ya trabaja en ellos".

Tanto en la inauguración como en el desarrollo de las cuatro mesas temáticas de ayer, los delegados internacionales hicieron énfasis en que no basta con un llamado a la unidad latinoamericana, ya que ésta hay que primero construirla en cada país. "Este encuentro es un camino", dijo Nina Pacari Vega, ex ministra de Relaciones Exteriores del gobierno de Ecuador.

La también representante del partido indígena Pachakutik, brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, que rompió la alianza con el presidente Lucio Gutiérrez, advirtió que América Latina pasa por una tensión social debido a un modelo económico arrasante que ha llevado a la pobreza a miles de personas. Este modelo, abundó, obliga a buscar con inteligencia otras estrategias y herramientas que destaquen las potencialidades de los países.

Mientras los cenecistas, por conducto de Ramírez López, insistían en la urgencia de construir la integración continental de los productores rurales, porque "nadie está pensando en ayudarnos desde nuestra perspectiva, desafíos y problemas", el senador Enrique Jackson subrayó que sólo con la comprensión mutua y solidaridad se podrán vencer "las visiones ortodoxas y rígidas de los gobernantes. A nosotros nos toca amarrar las alianzas estratégicas para enfrentar las políticas proteccionistas, construir un frente eficaz para la defensa de los campesinos e indígenas con nuevas formas de organización continental".

Daniel Pascual Hernández, coordinador del Comité de Unidad Campesina de Guatemala, expuso que después de 36 años de la lucha interna, que dejó como saldo un millón de refugiados, más de 200 mil asesinados, 244 aldeas destruidas, 100 mil viudas y más de 5 mil niños desaparecidos, el pueblo guatemalteco sigue manteniendo una resistencia heroica. Así, con esa situación, su país -cuyo 80 por ciento de su población es rural y de ésta 60 por ciento es indígena- afronta el proyecto del ALCA y el Plan Puebla-Panamá; sin embargo, "no le tenemos miedo a la globalización, pero tampoco queremos un segundo atentado contra los pueblos".

Gastón Rico, presidente de Cooperativas Agrarias Federadas de Uruguay, apuntó que en el Cono Sur desaparecieron los esquemas de financiamientos privilegiados para el sector agrícola y también eliminaron los subsidios generalizados a la actividad. "En conjunto, se dio un marco de políticas con un claro sesgo antiagrícola con enormes consecuencias".

El director del Instituto Mexicano del Seguro Social, Santiago Levy, presentó también un panorama poco alentador para los agricultores. En el campo, asentó, persiste la pobreza y de sus habitantes muy pocos tienen acceso a la seguridad social. En los municipios con alta concentración rural, menos de 5 por ciento de su población tiene acceso a dicha seguridad.

En su intervención, la directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Xóchilt Gálvez, señaló que la situación marginal de los pueblos indios obliga a que éstos recuperen su derecho al acceso, administración y disfrute de sus recursos naturales, y al reconocimiento de sus autoridades nombradas de acuerdo con sus usos y costumbres.