México D.F. Jueves 12 de junio de 2003
El jefe de inspectores acusa que hubo presiones
conforme se acercaba la guerra en Irak
Blix denuncia campaña de descrédito por
parte de funcionarios estadunidenses
Sus detractores, "bastardos que esparcen mensajes malintencionados",
asegura
AFP, DPA Y REUTERS
Londres, 11 de junio. A tres semanas de dejar su
cargo como jefe de inspectores de armas de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU), Hans Blix, afirmó que algunos miembros del
Departamento de Defensa estadunidense, a quienes calificó de "bastardos",
insistieron en desacreditarlo con fines políticos, en una entrevista
publicada este miércoles por el diario británico The Guardian.
Blix
aseguró al rotativo que algunos funcionarios estadunidenses, a quienes
no identificó pero que se encontrarían principalmente en
el Departamento de Defensa, querían desacreditarlo y presionar a
su equipo.
Según Blix, a medida que se hacía más
real el ataque contra Irak, los funcionarios de Washington presionaron
a sus inspectores de armas para que utilizaran un lenguaje cada vez más
dañino contra Irak en sus informes. Afirmó que durante los
pasados tres años "sus detractores en Washington; bastardos que
esparcen cosas tanto de izquierda como de derecha, lanzaron mensajes malintencionados
en los medios de comunicación".
Agregó que gran parte de esta campaña "seguro
vino del Pentágono", y estimó que él era "un objetivo
de menor rango". Señaló que en noviembre pasado, antes de
que él volviera a Irak para retomar las inspecciones de armamento
tras cuatro años de que la primera misión de desarme salió
del país petrolero, tras ser acusada de cubrir tareas de espionaje
para Washington, los oficiales más veteranos del Departamento de
Defensa estadunidense señalaban que "el septuagenario era la peor
elección para ese puesto".
Blix afirmó que "existen personas en la administración
Bush que dicen que no les importa si la ONU se hunde en el río Este
(de Nueva York), y cosas peores". No obstante, añadió que
sus relaciones con Washington, "en lo general han sido buenas".
También confirmó durante su estancia en
Irak, que los medios locales se referían a él como "el homosexual
que va cada dos semanas a Washington para pedir instrucciones". Para esa
fecha, dijo, miembros de la administración Bush "ya estaban molestos
porque no habíamos 'hecho más' en cuanto al hallazgo de bombas
de racimo y misiles que logramos en marzo pasado".
Blix ha puesto en duda el trabajo de los servicios de
inteligencia. El pasado sábado afirmó que "sólo en
tres casos la información de los servicios secretos británicos
y estadunidenses permitió encontrar algo y en ningún caso
se trataba de armas de destrucción masiva".
El secretario de Estado estadunidense, Colin Powell, afirmó
este miércoles no estar "al tanto" de una campaña de calumnias
contra Blix por parte de altos funcionarios estadunidenses. "Tengo la más
alta estima por Blix", se limitó a declarar luego de una entrevista
con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en Washington.
El presidente estadunidense, George W. Bush, y el primer
ministro británico, Tony Blair, enfrentan acusaciones de que sus
gobiernos hicieron un mal manejo de la in-formación de inteligencia
en torno a la presunta existencia de armas de destrucción masiva
en Irak para precipitar la invasión.
Por lo pronto, la mayoría republicana en el Congreso
estadunidense descartó el pedido de los demócratas de abrir
una investigación oficial conjunta a los servicios de información
en Irak en torno a las supuestas armas de destrucción masiva que
no han sido encontradas y la posible manipulación política
que hubo detrás de ello.
Blair, por su parte, se negó hoy a comparecer ante
un comité parlamentario para aclarar las acusaciones sobre manipulación
de informes de los servicios secretos.
Por último, un militar estadunidense murió
y otro resultó herido en un ataque con granadas contra su puesto
de control en el suroeste de Bagdad, con lo que el número de bajas
estadunidenses desde el comienzo de la invasión ascendió
a 183.
|