El cineasta Carlos Mendoza descalifica la historia
oficial de lo que pasó en Tlatelolco
En duda, la versión de que el general Hernández
Toledo fue herido en 1968
MIREYA CUELLAR
¿Realmente fue herido el general José Hernández
Toledo la tarde del 2 de octubre de 1968? Sí, según la historia
oficial. El entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz recurrió
a esa versión para ilustrar "la cobarde agresión de los enemigos
de México".
Sin embargo, el análisis de diversos documentos
publicados recientemente, de los testimonios conocidos y del material fílmico
que corresponde a los momentos en que presuntamente habría resultado
herido el general hacen pensar que podría ser un episodio inexistente,
parte de esa historia montada por el gobierno que se estaba desmoronando
y que deja al descubierto las mentiras oficiales.
Carlos Mendoza, director del canalseisdejulio, revisó
en detalle tres de las versiones escritas que existen sobre ese hecho:
la del reportero del periódico El Universal (3 de octubre
de 1968) Jorge Avilés Randolph; la correspondiente al informe militar
del general Crisóforo Mazón Pineda, comandante de la Operación
Galeana (montada por el Ejército para el 2 de octubre) y la
que el propio Hernández Toledo ofreció al agente del Ministerio
Público Federal, Abraham Araujo Arellano, el 3 de octubre a las
21:15 horas en el Hospital Central Militar.
La del periodista señala: "El general José
Hernández Toledo, comandante del primer batallón de fusileros
paracaidistas, avanzó con sus tropas hacia el lugar de la reunión.
Iba acompañado por cuatro hombres y a 50 metros de distancia seguía
un cordón de soldados. Hernández Toledo se paró enfrente
del sitio de la manifestación, dando la espalda a uno de los grandes
edificios, el denominado Molino del Rey.
"Surgieron en el cielo unas bengalas de color verde y
fue entonces cuando surgió una ráfaga de ametralladora a
espaldas de donde estaban Hernández Toledo y sus hombres. Cayó
el general con un disparo que le atravesó. Echaba sangre por la
boca e instantáneamente perdió el conocimiento. Fue entonces
cuando el reportero vio unas bengalas de color rojo y se generalizó
la balacera".
La
segunda versión, la del general Crisóforo Mazón Pineda:
"...cuando avanzábamos a la altura del puente que se encuentra sobre
la avenida San Juan de Letrán, al oeste de la Plaza de las Tres
Culturas, y cuando trataba de localizar un lugar más adecuado para
controlar la acción, la intensidad del fuego obligó al suscrito
y a mi Estado Mayor a permanecer al abrigo del puente, ya que en ese momento
no era posible cambiar de ubicación; asimismo, en esos momentos
el general brigadier José Hernández Toledo comandante del
2º Agrupamiento, quien se desplazaba cerca de mí, exhortando
con un magnavoz a las personas civiles para que desalojaran la plaza, fue
herido de gravedad quedando de inmediato fuera de acción. Los CC.
Tte. Cor. MC Miguel Hernández Ahumada y Mayor M.C. Arturo Vargas
Solano, exponiendo su vida propia, procedieron a su evacuación aprovechando
un automóvil civil que se encontraba estacionado a proximidad, llevándolo
de inmediato al Hospital Central Militar, habiendo regresado ambos médicos
a mi puesto de mando".
La narración del general Hernández Toledo
quedó asentada en el acta número 54832/68, fechada el 3 de
octubre de 1968 en el cuarto número 4 del Hospital Central Militar.
Su dicho: "que encontrándose de servicio con el batallón
a su mando, en la Plaza de las Tres Culturas, alrededor de las 19 horas
del día de ayer conminó a las personas allí reunidas
a que se retiraran, pero en vez de hacerlo así, muchas personas
abrieron fuego sobre los soldados a su mando con metralletas, tanto desde
el piso como desde lo alto de los departamentos del edificio Chihuahua
y de otros que se encuentran al frente del mismo (sic), al parecer
el Dos de Abril, por lo que se vio precisado a ordenar al personal a sus
órdenes que abrieran fuego, y en el momento de ordenar que se cerrara
la puerta del edificio Chihuahua sintió un balazo en la espalda,
proveniente del edificio Dos de Abril..."
Las lesiones sufridas por Hernández Toledo fueron
descritas en la misma acta: "Herida por proyectil de arma de fuego en cara
posterior de hemitórax, sobre el séptimo espacio intercostal
del mismo lado, a 12 centímetros por línea media. Penetrante
de cavidad. Lesiones que se describen y clasifican en el certificado médico
que se agrega a las presentes diligencias, y son de las comprendidas en
el artículo 293 del Código Penal vigente. Lesiones que por
su naturaleza ponen en peligro la vida."
El primer aspecto en el que no hay coincidencia entre
las versiones es sobre el lugar de la agresión: el reportero
refiere que Hernández Toledo estaba enfrente del sitio de la manifestación,
dando la espalda, dice, a uno de los grandes edificios, el denominado Molino
del Rey. Este edificio se encuentra unos 200 metros al oeste de donde se
desarrollaba la manifestación. Está separado de la plaza
por el Eje Central. Estos elementos, dice Carlos Mendoza, hacen que las
referencias aportadas por el reportero parezcan "absurdas".
La de Mazón Pineda, añade el director del
canalseisdejulio, es todavía "más confusa", porque si Mazón
Pineda se encontraba en el "puente de San Juan de Letrán", su compañero
de armas se movía a decenas de metros de distancia sobre una superficie
muy irregular -por las construcciones arqueológicas que ahí
se ubican- que hace casi imposible que ambos militares hicieran contacto
visual, ya que según las evidencias fílmicas la columna comandada
por el general Hernández Toledo avanzaba hacía la explanada
por la zona arqueológica, muy cerca del edificio de la Secretaría
de Relaciones exteriores, a unos 80 metros del lugar que ocupaba Mazón
Pineda.
La ubicación del lugar de la agresión "se
hace aún más confusa" al comparar los datos ofrecidos por
el propio Hernández Toledo y el certificado de lesiones adjunto.
Según estos documentos, el general fue herido en el costado derecho
por un proyectil disparado desde el edificio 2 de Abril, que se encuentra
al norte de la plaza.
"De ser exacta está versión, el señor
general Hernández Toledo estaría apercibiendo con su magnavoz
a los manifestantes, pero de espaldas a ellos. De lo contrario no estaría
exponiendo su hemitórax derecho a quienes lo cazaban desde el edificio
2 de Abril", comenta Mendoza.
Pero además entre los legados del general Marcelino
García Barragán, secretario de Defensa Nacional en 1968,
se encuentra un croquis que señala el lugar en que Hernández
Toledo habría caído herido. Lo ubica en la explanada de la
Plaza de las Tres Culturas, cerca del costado norte del templo de Santiago.
Vale la pena destacar, apunta Mendoza -cuyo equipo del
canal seisdejulio ha dedicado muchas horas a revisar las escenas conocidas
de aquella tarde- que los momentos iniciales de la agresión del
2 de octubre están profusamente registrados en las filmaciones conocidas,
mismas que captan en diferentes momentos el área de la plaza en
donde García Barragán localiza la agresión.
Tampoco sobre el momento de la agresión
hay coincidencias. El reportero hace coincidir el suceso con el momento
en que era lanzado el primer par de bengalas y el consiguiente inicio del
tiroteo. Mazón Pineda dice que ésta se da en instantes en
que el fuego era ya intenso y Hernández Toledo refiere haberse dado
tiempo para ordenar a sus hombres que respondieran el ataque en tanto él
mandaba cerrar una puerta del edificio Chihuahua. Este último es
un detalle "curioso", porque el edificio Chihuahua no tenía puerta.
Las filmaciones y la mayor parte de los testimonios conocidos "descalifican
las tres versiones", señala Mendoza: no hubo disparo alguno antes
de que el segundo par de bengalas tocara el suelo; no se observa perturbación
o desorden entre los manifestantes ubicados en el área en que García
Barragán localiza a Hernández Toledo al momento de ser herido;
los soldados empiezan a hacer fuego algunos segundos después de
alcanzar la explanada de la plaza y no existe evidencia fílmica
de ningún militar con un megáfono.
Ente los distintos documentos consultados por el canalseisdejulio
sobre ese momento hay uno particularmente relevante: el parte que rinde
la Policía Judicial Federal, correspondiente al 2 de octubre de
1968, elaborado por los agentes 283, 413, 419 y 549, con el número
78, tomo XIII, foja 422. Sucede que los elementos de este cuerpo policiaco,
testigos privilegiados y aparentemente ajenos a los pormenores del operativo
militar dispuesto en la plaza, no dan cuenta de la supuesta agresión
contra el general Hernández Toledo.
Todas estas contradicciones, dice Mendoza, podrían
responder a la lógica confusión del momento si no fuera porque
diversas imágenes cinematográficas establecen con toda precisión
tanto el momento de los primeros disparos como el que marca el inicio de
la respuesta armada de la tropa en contra de los francotiradores que hacían
fuego desde las partes altas del edificio Chihuahua.
No se puede descartar, añade Mendoza, que los dos
generales y el reportero estuvieran tratando de repetir "con notables errores"
un libreto que les había sido transmitido con el propósito
de construir la imagen de un soldado mártir que simbolizara
"la cobarde agresión de los enemigos de México".
Quizá, concluye Mendoza a partir de la revisión
de muchos materiales, las heridas del general Hernández Toledo son
otra de las muchas mentiras notables que el gobierno y el Ejército
sostuvieron durante años.