TENSION SOCIAL EN ARGENTINA
A
unos cuantos días de las elecciones presidenciales en Argentina,
que se celebrarán este domingo, crece la tensión social en
ese país y se despiertan (preparando ya su ominoso retorno) muchos
de los individuos y grupos de interés que dieron la espalda al pueblo,
saquearon esa nación y sumieron a sus habitantes en la pobreza y
el desamparo.
La represión desatada en Buenos Aires contra los
trabajadores de la empresa Brukman, representantes de Madres de la Plaza
de Mayo y numerosos militantes de izquierda que exigían la restitución
de esa fábrica a sus obreros constituye una muestra de la creciente
violencia que se ha emprendido en contra del pueblo argentino con la grave
intención, según diversas denuncias, de inducir un clima
de crispación social que conduzca a medidas autoritarias a pocos
días de los comicios presidenciales.
La fábrica de textiles Brukman fue una de las empresas
"recuperadas" más emblemáticas de Argentina: durante los
peores momentos de la crisis, los propietarios de esa empresa decidieron
suspender su operación y la abandonaron, dejando en el desempleo
a todo su personal. Los trabajadores, como en muchos otros casos en Argentina,
decidieron salvar su fuente de ingresos y ocuparon la fábrica exitosamente
durante meses. El movimiento de empleados para recuperar empresas en Argentina
es un fenómeno notable y extendido -en él la solidaridad
y la labor conjunta de los trabajadores brillaron intensamente-, que contó
incluso con soporte jurídico. Sin embargo, los propietarios de Brukman
reocuparon violentamente las instalaciones de la empresa el viernes pasado
y se apoderaron de una entidad productiva que ellos dejaron morir y que
fue dignamente sostenida por los obreros durante los momentos de mayor
crisis económica.
A esta inquietante violencia contra la sociedad organizada
se suma el escandaloso retorno de Carlos Menem, situado a la cabeza de
algunas encuestas en las que ninguno de los candidatos alcanza más
de 20 por ciento de la intención de voto. Un triunfo de Menem supondría
la vuelta de las mayores lacras que han azotado a Argentina en los últimos
tres lustros, contra las que la mayoría de la sociedad ha combatido
desde que a finales de 2001 derribara los gobiernos de Fernando de la Rúa
y sus efímeros sucesores. Pero Menem no es el único factor
de inquietud política y social: prácticamente todos los candidatos
presidenciales -López Murphy, Kirchner, Rodríguez Saá-
son representantes de la misma clase política que llevó a
Argentina a la debacle. Por ello, la voz "que se vayan todos" ha sido coreada
con intensidad por un amplio espectro de la sociedad de ese país.
Así, la violenta represión de los trabajadores
de Brukman podría inscribirse en un contexto de ataque y desmantelamiento
de las estructuras y las organizaciones populares con la intención
de despejar el retorno al poder de los políticos corruptos que saquearon
y empobrecieron a Argentina.
Dado que parece inevitable una segunda vuelta ante la
fuerte fragmentación de las intenciones de voto, la violencia contra
el pueblo argentino ejemplificada por el caso de Brukman sería una
amenaza de los viejos clanes gobernantes: al inducir la tensión
social, reunirían argumentos para suscitar el voto del miedo y la
instauración de políticas autoritarias que allanarían
el camino a la presidencia a Menem o a cualquiera de los candidatos del
antiguo orden. El próximo domingo los argentinos tendrán
la última palabra. Cabe esperar que la hagan oír a través
del sufragio de manera contundente y expresen su rechazo a quienes pretenden
reditar lo peor del pasado y cancelar las alternativas -como la fábrica
recuperada Brukman- de un futuro digno para las clases populares.
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