En el año fiscal 2002 ingresaron mil
335 cubanos sin documentos a territorio estadunidense
En una década ha cambiado el panorama de la
emigración ilegal de Cuba hacia EU
De las balsas rústicas, ahora se mueven en lanchas
rápidas por el estrecho de la Florida
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 21 de abril. En los días más
álgidos del verano de 1994, un hombre logró secuestrar una
pequeña embarcación con la que finalmente llegó a
Miami, pero en el camino asesinó al capitán de corbeta Roberto
Aguilar, que intentaba impedir el asalto.
Era
el 8 de agosto de 1994. El secuestrador Leonel Macías llegó
a Estados Unidos y fue dejado en libertad.
Casi una década más tarde, el pasado 7 de
febrero, cuatro guardafronteras cubanos en traje de camuflage, uno de ellos
con su pistola reglamentaria, atracaron una lancha militar en la dársena
del hotel Hyatt de Cayo Hueso, caminaron por los pasillos y salieron tranquilamente
a la calle, el mismo día en que Estados Unidos fue puesto en alerta
naranja.
Los soldados Raúl Batista y Ofil Lara, miembros
del Partido Comunista de Cuba, y Yoandri Rodríguez y Rodisan Segura,
fueron largamente interrogados por el Servicio de Inmigración y
Naturalización, pero más tarde quedaron libres.
La Ley de Ajuste Cubano de 1966 ampara a los nacidos en
esta isla que logren pisar territorio estadunidense por cualquier vía,
incluso con un crimen a cuestas o desafiando las más elementales
regulaciones migratorias. Basta ser cubano para iniciar un trámite
que, un año después, culmina con la residencia definitiva.
Es la misma ley que protege a los cubanos que viajan a
México directamente, o desde un tercer país, y guiados por
polleros cruzan sin papeles alguno de los puentes de la frontera
norte y apelan a su origen para quedarse. Nada que ver con la cacería
de braceros mexicanos y centroamericanos.
Pies secos-pies mojados
Los balseros que son interceptados en altamar por
guardacostas estadunidenses, son en cambio devueltos a Cuba, en cumplimiento
de los acuerdos migratorios. Por eso en Florida la comunidad cubana llama
a esta política pies secos-pies mojados, una especie de darwinismo
migratorio, que premia a los mejor dotados y castiga a los que naufragan
en el intento.
El 19 de marzo de 2003, seis secuestradores a punta de
cuchillo desviaron un avión cubano DC-3 a Cayo Hues con 31 pasajeros
a bordo, de los cuales 15 quisieron y pudieron quedarse en Estados Unidos.
Los atacantes fueron encausados por piratería, pero quedaron libres
bajo fianza.
El gobierno cubano reaccionó con duras críticas
a la liberación provisional de los secuestradores, pero reconoció
como "un paso de avance" su enjuiciamiento.
El primero de abril un avión AN-24 fue secuestrado
por un hombre que exhibió unas granadas, quizás inofensivas.
Liberó en La Habana a 22 pasajeros y logró llegar a Cayo
Hueso. Adelmis Wilson González está preso en espera de juicio,
pero su esposa, Leydis Fernández, el hijo de ambos y otros 10 pasajeros
que pidieron permanecer en Estados Unidos, están libres en ese país.
Más allá de las causas que mueven a los
emigrantes cubanos a salir de su país, persiste el atractivo ingrediente
de llegar a suelo estadunidense con los pies secos.
El panorama de la emigración ilegal desde Cuba
hacia Estados Unidos ha cambiado en una década. Ya no predominan
las balsas rústicas, como un par de llantas de camión unidas
precariamente a unas tablas, con una vela hecha trizas. Ahora se mueven
por el estrecho de la Florida las lanchas rápidas operadas por redes
de traficantes, con guía GPS (orientación satelital) a 8
mil dólares el pasaje.
Los informes más recientes del Servicio de Guardacostas
de Estados Unidos indican que durante 2002 fueron interceptados en alta
mar 931 cubanos que intentaban alcanzar las costas estadunidenses, el mayor
número de capturas desde 1999.
En su más reciente recuento, el diario oficial
Granma relató en enero pasado el rescate por los guardacostas
estadunidenses ese mes de 79 emigrantes ilegales, todos, presuntamente,
en operaciones de tráfico de personas.
La fiscalía del distrito de Miami reportó
que el año anterior procesó 32 casos de tráfico de
cubanos, con 74 acusados, 49 de los cuales resultaron culpables, un salto
sobre el 2001, cuando se abrieron 17 causas contra 33 acusados, de los
cuales hubo 28 convictos.
En los años fiscales (octubre-septiembre) de 1999
a 2001, la Patrulla Fronteriza registró un ingreso ilegal en Estados
Unidos de 6 mil 482 cubanos, es decir, un promedio de poco más de
2 mil anuales. Pero en el año fiscal 2002, que concluyó el
pasado septiembre, la cifra bajó a mil 335.
Es posible que el aumento de la presión judicial
sobre los traficantes haya reducido, encarecido o complicado de alguna
manera las expediciones, pero evidentemente no ha logrado eliminarlas.
El gobierno cubano considera que la Ley de Ajuste, la
impunidad para la mayoría de los secuestradores, sus cómplices
y beneficiarios de ocasión, y acciones directas de aliento desde
Estados Unidos, son los motores que mantienen funcionando el flujo migratorio
ilegal.
El enjuiciamiento de los siete secuestradores de los dos
últimos aviones desviados y una reiterada advertencia de Estados
Unidos de que los culpables de un desvío de naves arriesgan fuertes
sentencias y, de inmediato, su eliminación como candidatos a la
residencia, han inyectado un nuevo ingrediente a la ecuación.
Pero el punto, insisten las dos partes, es que está
viva la amenaza de una crisis.