Halcones, 1961-71: 10 años de represión

En SLP atacaron a navistas; crecieron bajo el cobijo de Corona del Rosal

GUSTAVO CASTILLO GARCIA /I

Adquirieron resonancia doméstica y foránea el 10 de junio de 1971, el trágico jueves de Corpus con aquella represión brutal en las inmediaciones del casco de Santo Tomás. Pero una década atrás, los Halcones ensayaron sus prácticas en la represión al navismo en San Luis Potosí, justo el 15 de septiembre de 1961.

La Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), con base en investigaciones documentales, presume que el grupo paramilitar participó con francotiradores en contra del Batallón Olimpia y del ejército en la Plaza de las Tres Culturas en 68, pero que no fueron los únicos hechos violentos en los que intervino.

El organismo que dirige Ignacio Carrillo Prieto ha documentado que el constructor, operador y jefe de los Halcones era el entonces teniente coronel Manuel Díaz Escobar Figueroa, quien nació el 4 de noviembre de 1919 en Oaxaca, Oaxaca, y que siempre desarrolló sus actividades bajo el cobijo del ex regente Alfonso Corona del Rosal, político con aspiraciones a suceder en la Presidencia de la República a Gustavo Díaz Ordaz en 1970.

La historiadora María de los Angeles Magdaleno explica que a poco más de un año de trabajar los expedientes que las secretarías de Gobernación y de la Defensa Nacional enviaron al Archivo General de la Nación, la fiscalía ha descubierto la vinculación Corona del Rosal-Escobar Figueroa, y con ello la realización de operativos represivos.

En el rompecabezas que conforma la historia de los Halcones, la fiscalía ha logrado detectar que la noche del 15 de septiembre de 1961, cuando los seguidores de Salvador Nava Martínez -fundador del Frente Cívico Potosino en 1981- participaban en una kermés en el Jardín Tequis y que pretendían denunciar las irregularidades ocurridas en el proceso electoral a gobernador, un grupo de francotiradores, aprovechando un supuesto apagón en la Plaza de Armas de esa capital, suscitó una balacera en la que murieron varias personas.

De acuerdo con las investigaciones de la fiscalía, Alfonso Corona del Rosal fungía como líder nacional del PRI y bajo su mando directo en la estructura de ese partido operaban Manuel Díaz Escobar Figueroa y su grupo de choque. Díaz Escobar se desempeñaba como secretario general de la Confederación de Agrupaciones Populares.

El operativo contra los navistas tuvo como finalidad terminar con la lucha que Nava Martínez encabezaba en demanda de respeto al voto y democracia, ya que las elecciones de 1961, en que compitió y perdió la gubernatura frente al candidato del PRI, Manuel López Dávila, son considerados los comicios más reñidos y discutidos en la historia de San Luis Potosí.

A finales de 1964, Corona del Rosal dejó la dirigencia priísta y fue designado por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz titular de la Secretaría del Patrimonio Nacional.

Escobar Figueroa ingresó a esa dependencia el 1Ɔ de enero de 1965 como subdirector general, adscrito a la Dirección General de Control y Vigilancia de los Organismos y Empresas del Estado, señala la constancia 202-10759, con fecha 21 de noviembre de 1966.

Oficialmente Díaz Escobar causó baja de la Secretaría del Patrimonio Nacional el 16 de octubre de 1966. Sin embargo, el oficio número 23698, fechado el 30 de septiembre de 1966 y firmado por Guillermo Lerdo Tejada, oficial mayor del Departamento del Distrito Federal (DDF), documenta que el teniente coronel fue designado como subdirector de Servicios Generales por acuerdo de Alfonso Corona del Rosal, quien había tomado posesión una semana antes como regente capitalino.

Desde ese cargo Manuel Díaz Escobar Figueroa controlaba el área con mayor número de personal en toda la administración del Distrito Federal: bajo su mando estaban los integrantes del Departamento de Limpia, Panteones, Parques y Jardines, los empleados de los bosques de Chapultepec y Aragón.

Según las evidencias históricas, Díaz Escobar pudo disimular a los integrantes de los Halcones entre los miles de empleados del DDF, y con ello también tuvo la posibilidad de entrenarlos en campos de San Juan de Aragón y Balbuena.

A decir de la historiadora Magdaleno, los Halcones estaban formados por "verdaderos lumpen" que ni siquiera tenían estudios de primer año de primaria.

Los Halcones estaban distribuidos en compañías; su número -considera la encargada de documentar históricamente lo sucedido en la llamada guerra sucia en los años 1966 y 1968- era de entre 600 y 800 personas, pero "para 1971 las fuentes señalan que ya eran casi mil".

La presencia de Díaz Escobar pasó aparentemente desapercibida durante 1996 y 1967; sin embargo, a raíz del conflicto estudiantil el grupo paramilitar hizo su aparición y, de acuerdo con los testimonios recabados por el área histórica de la fiscalía, fue responsable de las balaceras ocurridas en las vocaciones 4 y 7, así como de la sucedida en el Colegio de México en 1968.

El 28 de agosto, luego de que los estudiantes izaron una bandera rojinegra en el asta bandera del Zócalo capitalino, al mediodía el DDF organizó la llamada ceremonia de desagravio a la enseña nacional. En ese acto, según los datos obtenidos por la fiscalía, entre los que participaron estaban empleados de limpia y transporte; eran parte de los Halcones.

En esa fecha, dice la historiadora, reportes de la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales, dependiente de la Secretaría de Gobernación, aseguran que en ese acto hubo francotiradores.

Un día después el grupo paramilitar baleó la Vocacional número 7; crónicas de la época narran que cerca de las 4 de la mañana un grupo de aproximadamente 60 individuos disparó durante 10 minutos contra el inmueble, utilizando ametralladoras y otras armas de fuego.

El 31 de agosto, la Vocacional 7 y la Prevocacional 4 del Instituto Politécnico Nacional fueron objeto de nuevos atentados.

La hipótesis

Magdaleno Cárdenas contó cómo gracias a los informes encontrados en el Archivo General de la Nación se ha podido establecer hasta el momento como hipótesis sustentada en lo histórico -mas no en lo jurídico- la presencia de personal bajo el mando de Díaz Escobar en diversos sucesos de 1968.

Explicó que el grupo de los Halcones era operado por personas con miras a la sucesión presidencial de 1970, y como ese grupo ya había funcionado en San Luis Potosí, era una manera de que Luis Echeverría Alvarez, a la postre presidente de la República, tuviera contrapeso rumbo a su candidatura.

De acuerdo con las investigaciones de la historiadora, Díaz Escobar y su gente se encargaron de tomar las instalaciones de La Voz de México, el periódico del Partido Comunista en 1968.

Al llegar el 2 de octubre, maneja una explicación con bases documentales: "ese día, desde diferentes edificios de Tlatelolco, principalmente Aguascalientes, Revolución de 1910, 20 de Noviembre, 5 de Febrero, Chamizal y Atizapán, se realizaron disparos contra la tropa y se ordenó buscar a los francotiradores".

Los informes recabados "indican que se puso a disposición de las autoridades civiles a 230 individuos capturados en el edificio Chihuahua y a 130 de los otros inmuebles. Sin embargo, al revisar las listas de detenidos, que fueron como 2 mil ese día, sólo aparecen nombres de estudiantes o transeúntes.

"Un militar no va a poner en manos de civiles a su gente; la hipótesis es que parte de los francotiradores fueron del grupo de Díaz Escobar", es decir, integrantes de los Halcones que, como supuestos barrenderos, se encargaron de limpiar la Plaza de las Tres Culturas la madrugada del 3 de octubre.