Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 21 de abril de 2003
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Sociedad y Justicia

Se inmuniza al cerdo para evitar la transmisión del parásito al ser humano

Científicos de la UNAM desarrollan una vacuna contra la cisticercosis

La fórmula es producto de ocho años de experimentación en animales de Guerrero

KARINA AVILES

Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollaron una vacuna contra la cisticercosis, la cual se aplica al cerdo para romper el ciclo biológico del parásito y que no pueda contagiar al hombre, informó José Luis Molinari, jefe del Laboratorio de Inmunología de Parásitos del Instituto de Fisiología Celular.

El investigador precisó que al morir el cisticerco en el cerdo por la acción de la inmunidad que induce la vacuna, ya no hay transmisión del parásito al ser humano. Señaló que en México se desconoce el número exacto de personas afectadas por este padecimiento, debido a que no se tienen los mecanismos adecuados para detectarlo.

No obstante, añadió, por medio de autopsias realizadas en hospitales se encontró que alrededor de 3 por ciento de los cuerpos revisados tenían el parásito en el cerebro.

Apuntó que en más de 20 estados de la República existe la enfermedad, entre ellos, Jalisco, Sinaloa, Michoacán, Colima, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Guanajuato y San Luis Potosí. En la ciudad de México no se sabe que el parásito mantenga el ciclo biológico, debido a que en su área no se crían cerdos.

El cisticerco es un animal largo, plano, clasificado como zestodo. Es hermafrodita, por lo que en cada proglotido llega a haber hasta 50 mil huevos. Con los movimientos intestinales muchos de ellos salen a la luz intestinal y se mezclan con la materia fecal.

Le gusta el cerebro porque tiene sabor dulce. Ahí se pueden instalar desde uno o dos hasta más de 200 parásitos, pero por lo regular a las personas que les sucede esto mueren, explicó.

La cisticercosis es una enfermedad que afecta al ser humano y al cerdo. En el hombre se presenta la forma más grave, llamada neurocisticercosis, que es cuando el parásito se implanta en los tejidos nerviosos, principalmente del cerebro, y causa importantes estragos que llegan a culminar en la muerte del paciente.

El cuadro clínico es muy variado. Uno de los síntomas más frecuentes es la epilepsia, otro el dolor de cabeza intenso o cefálea. De acuerdo con el lugar del cerebro en que se encuentra el cisticerco, puede afectar la vista, el habla, la memoria o la inteligencia. Inclusive, el individuo puede quedar en estado demencial o morir, agregó.

El investigador apuntó que en el laboratorio que dirige se han estudiado diversos aspectos de la cisticercosis, mediante el uso de sustancias que el parásito secreta al medio ambiente. Así, se descubrió que las proteínas de este animal inducen un proceso inmune que lo destruye.

Un hallazgo reciente fue que los antígenos obtenidos de las sustancias que secreta el parásito -proteínas con actividad enzimática- se pueden distinguir bien si el enfermo tiene cisticercosis activa o si el paciente ya no la padece pero le dejó secuelas.

Esto significa que las pruebas dan positivo cuando el cisticerco del paciente está vivo, pues libera las mismas sustancias, las que son recuperadas en el laboratorio.

De esta manera, explicó, en las zonas rurales donde no hay equipos costosos de resonancia magnética o de tomografía computarizada se puede detectar la presencia del cisticerco en la persona mediante el uso de los antígenos de secreción mencionados, lo que resulta más barato.

Esta es una aportación de la UNAM cuyos resultados se acaban de publicar en una revista estadunidense. La vacuna es capaz de erradicar el parásito de una región si se inmuniza a los cerdos. Se aplicó durante ocho años en cerdos de la zona norte de Guerrero, con resultados positivos.

El experimento consistió en infectar a los animales previamente inmunizados con las proteínas y esperar el proceso. Así se comprobó la efectividad de la vacuna, explicó Molinari.

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