Por más renegociaciones del TLCAN que
se den, la competencia está perdida, dice Laura Juárez
México firmó con EU el "tratado más
desventajoso del mundo": investigadora
La investigadora advierte que el mundo está inmerso
en una guerra comercial permanente
PATRICIA MUÑOZ RIOS /II Y ULTIMA
Luego de nueve años de la entrada en vigor del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) los consumidores
mexicanos y los productores agropecuarios medianos y pequeños han
sido los grandes perdedores de este acuerdo. En este lapso, los precios
reales de los productos del campo se han desplomado y paradójicamente
los precios de venta de los alimentos se han elevado a niveles dramáticos.
Un caso, el del maíz, es el mejor ejemplo, ya que
entre 1994 y 2000 la producción nacional de este grano disminuyó
3.7 por ciento, las importaciones aumentaron 135.7 por ciento, su precio
de garantía para los campesinos mexicanos disminuyó 43.4
por ciento y el consumidor final, el que compró tortillas, vio elevar
su precio en 571 por ciento.
La explicación la da la investigadora Laura Juárez
Sánchez en un análisis titulado Apertura comercial agrícola
con Estados Unidos: una competencia perdida desde el principio.
En el documento, la especialista expone que México
tiene con Estados Unidos el tratado comercial más desventajoso del
mundo, los desastrosos resultados a nueve años de su puesta en marcha
marcan la pérdida del papel rector del Estado sobre su producción
agropecuaria, una balanza permanentemente deficitaria en ese sector, que
se haya dejado de lado la producción de alimentos estratégicos
para limitarse a importarlos, la adopción progresiva del patrón
alimenticio del vecino del norte y la entrega del mercado nacional a las
empresas trasnacionales.
Un mercado subordinado
Con
este tratado el mercado agropecuario nacional se subordinó al estadunidense,
se obligó a nuestro país a desmantelar las políticas
de fomento agrícola, aun cuando Estados Unidos no lo hizo y, por
el contrario, elevó sus apoyos al sector. Además, se llevó
a cabo una abrupta apertura de las fronteras a la importación de
alimentos, se descapitalizó al campo, se elevó la dependencia
alimentaria del exterior y concretamente de un solo país.
Así, según la investigadora de la Universidad
Obrera de México, la evidencia empírica muestra que los precios
reales de los productos del campo se desplomaron, porque Estados Unidos
tuvo sobreproducción y sobreventa en México, pero eso no
significó mejores condiciones para los consumidores, que han visto
elevarse considerablemente los precios finales.
Otros ejemplos que expone la experta son el del frijol,
cuya producción entre 1994 y 2002 cayó 5.8 por ciento, sus
importaciones se elevaron 28.6 por ciento, el precio de garantía
disminuyó 43.4 por ciento y el costo al consumidor se incrementó
373 por ciento. El caso del arroz es similar, en este lapso la producción
interna descendió 35.4 por ciento, su precio de garantía
también disminuyó 43.3 por ciento, las importaciones aumentaron
141 por ciento y el costo al consumidor final se disparó 264.5 por
ciento.
La investigación puntualiza que por más
plazos de desgravación que se den, por más salvaguardas que
se apliquen, subsidios que se otorguen, renegociaciones o suspensiones
que se logren, la competencia con Estados Unidos "está perdida desde
el principio".
Las profundas asimetrías entre los dos países
no son un mito. Estados Unidos posee tecnología de punta, protege
su sector agrícola de la competencia externa, cuenta con mano de
obra barata e ilegal que le disminuye sus costos, es productor hegemónico
de alimentos estratégicos, cuenta con los subsidios más elevados,
impone su patrón alimentario al resto del mundo y manipula los precios
de los productos.
Las compañías trasnacionales estadunidenses
tienen la hegemonía absoluta en la competencia por el predominio
del mercado global en diversos sectores, como el de alimentos, aun por
encima de la Unión Europea y Canadá, mientras que nuestro
país se encuentra en la lista de naciones deficitarias en producción
de alimentos y dependientes de sus importaciones, por lo que se han tenido
que subordinar a las políticas impulsadas por esta red de grandes
empresas, cuyo propósito es abrir mercados a cualquier costo y colocar
sus productos sin obstáculos.
Juárez Sánchez establece que en realidad
el mundo está inmerso en una "guerra comercial" permanente, en la
cual las grandes empresas trasnacionales de Estados Unidos y la Unión
Europea intentan colocar de manera rentable sus excedentes alimentarios,
por lo que se disputan los mercados, con el objetivo de mantener o en su
caso ganar la hegemonía económica y política.
Los mecanismos básicos de subordinación
son, en primera instancia, la aceptación de la firma de tratados
de libre comercio en condiciones totalmente desventajosas, que abren fronteras
a los productos de las trasnacionales y aquí "el caso de México
es el más dramático".
De esta forma, países desarrollados dominan y controlan
a las naciones subdesarrolladas desde el punto de vista alimentario, ya
que conducen -sobre todo Estados Unidos- la producción de este sector
a escala mundial, lo cual les permite la manipulación de los precios
internacionales.
México es idóneo para estas trasnacionales,
ya que por tener el tratado comercial más desventajoso del mundo
ha desgravado todo, inclusive este año tendrá que liberar
totalmente -establecer arancel cero- más de 40 grupos de productos.
De forma que es totalmente previsible que aumenten las importaciones de
alimentos provenientes de Estados Unidos en los próximos años,
bajen las exportaciones de México y los consumidores vean elevarse
más los precios finales, concluye la investigadora en su análisis.