Immanuel Wallerstein
¿Conmoción y pavor?
Los halcones estadunidenses nos prometieron "conmoción
y pavor". ¿Lo cumplieron? Ellos piensan que sí. ¿Pero
a quiénes se suponía que conmocionarían y espantarían?
En lo más inmediato, al régimen iraquí y a sus simpatizantes
internos. Estados Unidos ganó la guerra militar con bastante rapidez,
y aquellos (muchas figuras militares, pero también yo) que predijeron
que existía mayor posibilidad de una guerra larga y prolongada se
equivocaron. Sin embargo, que haya sido una rápida victoria, debe
decirse, deshace el argumento -esgrimido por los halcones- de que
el régimen iraquí implicaba una seria amenaza militar para
alguien.
¿Acaso significa que aquellos que pensaron que
la guerra era una locura se equivocaron en todo lo demás? No lo
creo. En mi artículo sobre política exterior (julio-agosto
de 2002) abrí con las siguientes frases: "¿Se halla Estados
Unidos en decadencia? Muy poca gente hoy día creería esa
afirmación. Los únicos que la creen son los halcones
estadunidenses que claman, vociferando, por políticas que reviertan
dicha decadencia". Ahora los halcones creen que ya lograron revertirla.
Están inundados de una confianza en sí mismos muy inflada.
Parecen haber adoptado el lema de Napoleón: "L'audace, l'audace,
tojours l'audace". Le funcionó a Napoleón. Por un tiempo.
No esperaron siquiera terminar los combates para emprender
una campaña contra Siria, elegida en parte por no tener una política
amigable hacia Estados Unidos, por jugar un papel central en Medio Oriente
y porque está virtualmente indefensa en lo militar. No habiendo
encontrado armas de destrucción masiva en Irak (al menos hasta la
fecha), el gobierno de Estados Unidos sugiere ahora que las hallarán
en Siria. Rumsfeld ya lo calificó de "Estado bribón". El
presidente George W. Bush le da a Siria un consejo simple: debe cooperar
con Estados Unidos.
Una
vez que se mudó de Afganistán a Irak sin lograr otra cosa
que derrocar el régimen anterior para entregarle el poder a una
serie de señores de la guerra locales, ¿hará lo mismo
en Irak y se mudará a otra parte? Es muy posible. Y si Siria es
el siguiente, ¿qué viene después de Siria? ¿Palestina
y Arabia Saudita, Corea del Norte e Irán? No hay duda de que en
estos momentos, en los consejos internos del régimen estadunidense,
hay fieros debates acerca de sus prioridades. Lo que no parece estar en
cuestión es si Estados Unidos emprenderá nuevas amenazas
militares. El régimen parece muy seguro de que tiene (y debería
tener) el futuro del mundo en sus manos, y no muestra el más mínimo
signo de humildad acerca de lo atinado que pueda ser su curso de acción.
Después de todo, cuántas tropas tiene el Papa, como dijera
Stalin.
Pese a lo anterior, uno debe analizar las prioridades
que parecen haber establecido estos señores. La número uno
parece ser la reconfiguración de Medio Oriente. Esto incluye tres
elementos clave: eliminar los regímenes hostiles, minar el poder
(y tal vez la integridad territorial) de Arabia Saudita, e imponer una
solución para los palestinos, forzándolos a aceptar un régimen
bantustano. Es por eso que de inmediato alegan que Siria es la nueva "amenaza"
a la seguridad de Estados Unidos.
Mientras prosigue esta reorganización del Medio
Oriente, Estados Unidos, creo, prefiere congelar la situación en
el nordeste asiático. Una acción militar inmediata es muy
arriesgada, y los halcones confían en usar a China para persuadir
a Corea del Norte de que no continúe su impulso nuclear. Podemos
verlo como una tregua temporal. Tal tregua permitirá que los halcones
estadunidenses lidien con otros asuntos primero. Corea del Norte vendrá
después, con manos un poco más libres. Porque no tienen la
intención de permitir que sobreviva el régimen de Corea del
Norte.
Mi suposición es que la prioridad número
dos es el frente interno. Los halcones quieren moldear el presupuesto
del gobierno estadunidense de modo que no haya lugar sino para gastos militares.
E intentarán cortar los gastos en todos los otros frentes (reduciendo
impuestos federales, privatizando tanto como puedan de la seguridad social
y la atención médica). Seguramente intentarán limitar
las expresiones de la oposición (y tener manos más libres
para lidiar con el resto del mundo y asegurar su estancia perpetua en el
poder). El asunto inmediato es hacer permanente la Ley Patriótica,
que tiene una cláusula que la hace expirar en tres años.
Hasta ahora, dicha norma se ha usado principalmente contra personas de
identidad árabe o musulmana. Pero es factible que las autoridades
federales expandan su alcance. En ambos frentes descritos, las elecciones
de 2004 son cruciales.
Es probable que Europa sea su prioridad número
tres. Parece que a los halcones les resulta más difícil
romperle la espina a Europa que a Medio Oriente o a la oposición
dentro de Estados Unidos. Así que esperarán un poco, contando
con esparcir la suficiente conmoción y el suficiente pavor como
para debilitar fatalmente la voluntad de los europeos. En su tiempo libre,
los halcones pueden pedirle a sus tropas que vayan a Colombia, considerar
una nueva invasión de Cuba, y en todo caso ejercitar sus músculos
por todo el globo.
Podría decirse que los halcones estadunidenses
piensan en grande. L'audace, l'audace, tojours l'audace. En aquel
artículo sobre política exterior dije: "Hoy Estados Unidos
es una superpotencia que carece de poder real, un líder mundial
al que nadie sigue y pocos respetan, una nación que deriva peligrosamente
en medio de un caos global que no puede controlar". Reafirmo mi evaluación
de entonces, específicamente a la luz de la conquista militar estadunidense
de Irak. Mi punto de vista se basa en la creencia de que la decadencia
de Estados Unidos en el sistema-mundo es estructural, no coyuntural. No
puede revertirse. Con toda seguridad podría manejarse con inteligencia,
pero eso es precisamente lo que no está ocurriendo.
Esta decadencia estructural tiene dos componentes esenciales.
Uno es económico y el otro es político-cultural. El componente
económico es realmente bastante simple. En términos de capacidades
básicas -capital disponible, habilidades humanas, investigación
y desarrollo- Europa occidental y Japón-Asia oriental están
en un nivel competitivo con Estados Unidos. La ventaja monetaria estadunidense
-el dólar como divisa de reserva- está disminuyendo y desaparecerá
probablemente muy pronto. La ventaja estadunidense en la esfera militar
se traduce en desventaja de largo plazo en la esfera económica,
ya que desvía capital e innovación de las empresas productivas.
Cuando la economía-mundo comience a revivir de su empantanamiento
de muy largo plazo, es muy probable que las empresas de Europa occidental
y de Japón-Asia oriental tengan un mejor desempeño que las
empresas con sede en Estados Unidos.
Esta reptante decadencia económica pudo desacelerarse
en los pasados 30 años -en relación con sus competidores
más importantes- debido a que Estados Unidos ha recurrido a medios
político-culturales. Pudo mantener su postura gracias a una legitimidad
residual (como líder del mundo libre) y la existencia de la Unión
Soviética. El colapso de ésta minó esas pretensiones
muy severamente y desató una creciente anarquía en el sistema-mundo
-guerras "étnicas" en la zona antes soviética, guerras civiles
en múltiples estados africanos, las dos guerras del Golfo, el expansivo
cáncer de la guerra civil en Colombia y las severas recesiones económicas
en un número importante de estados del tercer mundo.
Bajo el régimen de Ronald Reagan, George Bush padre
y Bill Clinton, Estados Unidos continuó negociando con Europa occidental
y con Japón-Asia oriental y los mantuvo más o menos del mismo
lado, en lo que habían sido esencialmente luchas Norte-Sur. En el
régimen de George Bush hijo, los halcones han dejado de lado
esta estrategia y la sustituyeron por un machismo unilateral. Por todos
lados, todo mundo se yergue y la victoria sobre Saddam Hussein erguirá
a todos aún más, no pese a que sino precisamente porque
están tan aterrados.
En cuanto a la legitimidad, anotemos dos cosas. Primero:
en marzo Estados Unidos tuvo que hacer a un lado una resolución
del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esta era realmente importante
para Washington y en ella invirtió todos sus esfuerzos, incluidas
las llamadas telefónicas que Bush hizo a los líderes de todo
el mundo. Es la primera vez en 50 años que Estados Unidos fue incapaz
de convocar una mayoría simple, de nueve votos, en el consejo. Esto
constituyó una humillación.
Segundo: nótese el uso de la palabra "imperial".
Hace apenas dos años, hablar de imperialismo le estaba reservado
a la izquierda mundial. De pronto, los halcones comenzaron a utilizar
el término con connotaciones positivas. Y luego, los europeos occidentales
-que no estaban en la izquierda- comenzaron a usar el término, preocupados
de que Estados Unidos fuera "imperial". A partir del colapso de Saddam
Hussein, de pronto encuentra uno la palabra en cada nuevo relato o recuento.
Imperial(ismo) es un término deslegitimador, pese a que los
halcones se supongan muy brillantes usándolo.
El poder militar nunca ha sido suficiente en la historia
del mundo para mantener una supremacía. Es esencial la legitimidad,
al menos una reconocida por una parte significativa del mundo. Los halcones
estadunidenses han dinamitado muy fundamentalmente el alegato de que Estados
Unidos cuenta con legitimidad. Y como tal lo debilitaron irremediablemente
en el área geopolítica.
© Immanuel Wallerstein. Todos los derechos reservados.
Traducción: Ramón Vera Herrera