Es voluntaria de UNESCO

A los 65 años, Claudia Cardinale asegura no temer a la vejez

DPA

Roma, 15 abril. Desde los años 60, Claudia Cardinale fue considerada junto a Sophia Loren y Gina Lollobrigida una de las grandes estrellas femeninas del cine italiano y formaba un contrapunto a las prepotentes bellezas francesas Brigitte Bardot y Jeanne Moreau.

"Antes era muy introvertida, pero en el transcurso del tiempo cambié bastante", dijo Cardinale hoy en su aniversario número 65.

La belleza morena nació en Túnez, de padres italianos. En 1957 ganó un concurso de belleza, cuyo premio incluía un viaje al Festival de Venecia, donde fue descubierta.

"Soy italiana porque mi padre proviene de Sicilia. Y soy tunecina porque nací allí", explicó la actriz.

Tras divorciarse de Franco Cristaldi, Cardinale se casó con el director Pasquale Squitieri, bajo cuya dirección rodó a fines de los 70 una serie de películas no muy exitosas. A lo largo de su carrera recibió numerosos premios en los festivales de cine de Berlín, Cannes, Montreal y Venecia.

Desde hace tres años la actriz trabaja de embajadora de buena voluntad de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). A la vejez no le tiene miedo: "Ese no es un problema para mí. Por principio, nunca miro hacia atrás".