El condón prendió ánimos en el Zócalo
Sus secretos, revelados en la primera feria sobre el tema; los asistentes hicieron la tarea
MIRNA SERVIN VEGA
Para estos días de guardar: condones con sabor a mango, con olor a chocolate, femeninos, en llaveros y un sinfín de accesorios complementarios para el amor y el sexo, fue la oferta de la primera Feria del Condón, que se llevó a cabo ayer en el Zócalo capitalino durante más de 10 horas.
Miles de visitantes aprendieron desde la técnica para colocar un preservativo, ''hacerle la prueba del colchoncito", hasta colocarlo con la boca, los pechos o el cuello. Todo con el propósito de ejercer una sexualidad sana, segura y divertida, promovían los expositores.
Sin terminar de acomodar todavía los productos de su mesa, La Chiquis -de la asociación Los Angeles en Busca de la Libertad- preguntaba a los curiosos: "šA ver! ƑQuién ha usado condón? Levanten la mano... Ƒninguno? šAh, qué cabrones! Anden, acérquense".
Aprovechando el anonimato, más de una docena de jóvenes y señores, principalmente, se acercaron a la mesa de la expositora, quien repartía condones. "ƑSaben cómo abrirlos? Muéstrenme, aquí vamos a hacer cosas ricas y en bola". Se prendió el ánimo.
La Chiquis -de alrededor de un metro 70, corpulenta, con voz rasposa y que no siempre se llamó así y que bien pudo haberse llamado Juan o Roberto en otros tiempos- no dejó a ninguno de los presentes sin un preservativo puesto en los dedos del compañero de enfrente. Sin burbujas de aire, con espacio en la puntita y mostrando la mejor manera de retirarlo.
Mostró lubricantes de sabor con base de agua "pa' que se lo unten y se lo coman". Habló de la importancia de conocer y usar el condón femenino, mostró cómo hacerlo, y retó a sus ya en ese momento discípulos a experimentar distintas técnicas para su manejo.
"šVoluntarios para ponerlo y quitarlo con la boca!", requería. "Anden, que esto es de dos, no nada más para que pisen y corran".
Tras el taller (que imparte frente a distintos públicos y lugares en representación de su ''cooperativa de trabajadores sexuales'') los ahora más que curiosos se acercaron a comprar su material para la tarea de la clase.
"ƑEsa cajita? Es un portacondón, vale 20 pesos". La Chiquis abría su sonrisa rasurada y decía: "antes contenía rosarios, pero yo le tengo más fe al condón".
Para esta feria, que para decepción de muchos sólo duró un día, la Asociación Civil Brigada Callejera conjuntó a distintas agrupaciones de trabajadores sexuales de distintos estados de la República y otras organizaciones en una carpa con cerca de 12 mesas para promover la cultura del uso del preservativo.
Pero había oferta y diversidad para todos. Apenas a unos 20 metros del lugar, junto al astabandera, varios jóvenes colocaron también sus propios anuncios en grandes mantas que rezaban: "Quien sigue al Resucitado, no fracasa".
Los que se acercaban eran invitados a un acto masivo el próximo sábado en el estadio Azteca para "honrar y cantar a Jesús". Se prevé que más de 10 mil jóvenes acudirán, y un cartel anunciaba que "para lograr la redención" se puede asistir al acto religiosos masivo por sólo 30 pesos.
En la carpa más concurrida la oferta fue extensa. Libros sobre sexualidad presentados por El armario abierto -única librería especializada en el tema en Latinoamérica-. Ahí el lector podía encontrar desde 203 maneras de volverlo loco en la cama; El manual de Manuela. El arte de la masturbación, hasta libros escritos por especialistas como Mitos y realidades del sexo joven.
Había también folletos acerca de enfermedades sexuales y sobre oferta de servicios médicos y de orientación para jóvenes, paletas de chocolate en forma de "partes íntimas de hombres y mujeres", guantes de látex contenidos en pequeñas esferas e inclusive pastillas anticonceptivas.
En este último rubro, se instaló una mesa especializada en "derechos reproductivos con respeto y responsabilidad", que ofreció información sobre la pastilla anticonceptiva de emergencia. La expositora de la mesa adjunta se valió de un modelo de plástico, idéntico al sistema sexual femenino, para animar a las presentes a utilizar este tipo de preservativo, poco común en el país.
De acuerdo con información dada a conocer a finales de 2002 por el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Censida), en un país donde casi 40 millones de habitantes son jóvenes (aunque no la totalidad tiene vida sexual activa) tendría que existir una demanda de por lo menos 300 millones de condones al año, pero ésta sólo asciende a 129 millones.
Censida reportó que sólo 57 por ciento de los jóvenes usa preservativo, pero en forma irregular, porque el hombre únicamente lo utiliza durante las primeras relaciones sexuales con una nueva pareja, pero una vez que la conoce prescinde de él.
A Alejandra Ruedas le preocupa esta situación. Es secretaria y acudió este lunes al Zócalo para realizar algunos trámites. Sin embargo, vio la carpa, se acercó, y al enterarse de que se trataba de la primera Feria del Condón, no dudó en entrar de la mano de su hija de ocho años "para que ella lo vea con naturalidad".
"No le entiendo", decía la pequeña y señalaba un cartel que decía: "No sea Pene. Exija su condón", y preguntaba con curiosidad: "Ƒpara qué son esas botellitas de color, mamá?" Alejandra, luego de cerciorarse quién estaba junto a ella, le explicaba: "son para que entre fácil el condón".
Justo a mediodía, la carpa tenía lleno total y las campanas de catedral repicaban durante un minuto. Los que tenían que llegar... están.