Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 15 de abril de 2003
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Política

Marco Rascón

Un himno mexicano para Irak

El pasado 12 de abril ni en el Zócalo de la ciudad de México ni frente a la embajada de Estados Unidos se cantó el Himno nacional mexicano porque su letra nos hubiese comprometido como parte del eje del mal:

"šPatria!, šPatria! Tus hijos te juran

exhalar en tus aras su aliento,

si el clarín con su bélico acento

los convoca a lidiar con valor."

Nuestro himno hoy podría representar el sentimiento del pueblo iraquí, pues en 1847 y las sucesivas intervenciones europeas y estadunidense fuimos acusados también de todos los pretextos para ser invadidos por la moral expansionista de aquellas épocas. Sin duda nuestro himno tiene como inspiración la invasión de 1847, cuando perdimos la mitad del territorio, previo a una "independencia de Texas", utilizada como ariete y pretexto, como ha sido Kuwait contra Irak. Es por ello que nuestro himno no es un canto a la paz, sino a la guerra, para recordarnos siempre que frente a la invasión debemos convertirnos todos en un ejército... al sonoro rugir del cañón.

En 1847, cuando la bandera estadunidense fue izada en el Zócalo, en los barrios seguían combatiendo a pedradas al invasor y hasta las prostitutas emboscaban marines por la Merced y la Candelaria. Hubo saqueos, como en cualquier ciudad que ha sido ocupada, al igual que un cuerpo violado sangra y está desgarrado por la derrota de sus hijos en su propio territorio.

Nuestro himno es una marcha militar, porque no hay guerra más injusta que una invasión y eso lo hemos vivido de quien hoy decidió intervenir la nación iraquí. El pueblo de Irak tenía derecho, si se piensa, a una revolución en todo caso, pero no a una invasión ni a la destrucción de sus ciudades.

Dicen que en las guerras de invasión la primera víctima es la verdad. En esta invasión cruenta, inmoral, ilegal, fundamentalista, colonialista, cínica, la verdad desapareció como parte de la razón y el derecho. Por nuestro himno podemos sentir lo que hoy siente el pueblo de Irak, pues durante la invasión de 1847 miles de mexicanos murieron mutilados a causa de la artillería estadunidense, aun así el heroísmo no cedió, ni siquiera con las huidas reiteradas de Santa Anna.

Hubo en ese entonces escudos humanos, como el batallón de San Patricio, que no pensaron solamente en la injusticia de su reclutamiento como migrantes pobres de Irlanda, sino que exaltaron la razón de los mexicanos para defender su patria y su territorio.

Bastaría tomar nuestro himno para determinar la postura de México ante las naciones y para que el embajador ante la ONU, Adolfo Aguilar Zinser, expusiera como discurso algunas de sus estrofas:

"Mas si osare un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo, pienso, šoh patria querida!, que el cielo un soldado en cada hijo te dio.

"Como al golpe del rayo la encina se derrumba hasta el hondo torrente, la discordia vencida, impotente, a los pies del arcángel cayó. Ya no más de tus hijos la sangre se derrama en contienda de hermanos; sólo encuentre el acero en sus manos, quien tu nombre sagrado insultó. (Estrofa III)

"šGuerra, guerra sin tregua al que intente de la patria manchar los blasones! šGuerra, guerra!, los patrios pendones, en las olas de sangre empapad. šGuerra, guerra!, en el monte, en el valle los cañones horrísonos truenen y los ecos sonoros resuenen con las voces de šUnión! šLibertad! (Estrofa V)

"Antes, patria, que inermes tus hijos bajo el yugo su cuello dobleguen tus campiñas con sangre se rieguen sobre la sangre se estampe su pie y tus templos, palacios y torres se derrumben con hórrido estruendo, y sus ruinas existan diciendo: De mil héroes la patria aquí fue.

"En sangrientos combates los viste, por tu amor palpitando tus senos, arrostrar la metralla serenos, y la muerte o la gloria buscar. Si el recuerdo de antiguas hazañas, de tus hijos inflama la mente, los recursos del triunfo tu frente, volverán inmortales a ornar." (Estrofa VI)

Pero no, ni Aguilar Zinser ni el gobierno mexicano serán capaces de recordar una de estas estrofas. Hoy tenemos prohibido cantar nuestro Himno nacional porque no coincide con el humanismo hipócrita de la ONU ni con el pacifismo de los gobiernos que ahora se reparten Irak como aves de rapiña.

Tenemos prohibido cantar nuestro himno, porque es un canto que representa cada una de las imágenes que han dejado los misiles, el uranio empobrecido, las bombas de racimo y el pie del invasor en Bagdad y Basora, donde alguna vez fue el paraíso terrenal, según los libros sagrados. Por eso en Irak tienen derecho a decir: "que el cielo, un soldado en cada hijo les dio", mientras los mexicanos ofrecemos estas estrofas como homenaje y consigna de las naciones invadidas por los imperios.

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