Fonseca ingresó de relevo y anotó
dos goles; el otro fue de Trujillo
Emocionante pase de Pumas; 3-1 a Peñarol y va
contra Cobreloa
Los uruguayos intentaron agredir a Aílton y la
cancha se convirtió en un cuadrilátero
Los universitarios avanzaron a octavos en la Libertadores
por diferencia de un tanto sobre Bolívar
MIGUEL ANGEL RAMIREZ
Se prendieron las luces de fiesta y también las
de alarma en Ciudad Universitaria. Pumas ganó 3-1 y despojó
pulcramente al Peñarol del banquete de octavos de final de la Copa
Libertadores, y los charrúas sacaron todas sus garras al final tratando
de convertir la cancha en un ring. Salieron doblemente frustrados porque
su otro botín, Ailton da Silva, se les fue vivo.
La felicidad de los universitarios quedó comprometida
en la primera parte. Su entusiasmo no tuvo un romance con el talento en
este periodo y se fueron al descanso con desventaja de 1-0.
El
distinguido visitante recurrió a un libreto que resultó más
que lógico con el clima lluvioso y con la delantera de un punto
que le llevaban a los auriazules: atrincherarse en su campo y, cuando se
pudiera, buscar algún camino que conduciera al gol.
Su mejor arma fue en las llamadas jugadas a balón
parado. La estatura y corpulencia eran superiores a la de los felinos y
pronto quedó de manifiesta. Al minuto 14 Marcelo de Souza falló
increíblemente al quedar solo ante el portero Bernal en el cobro
de una falta.
Más tarde, al 18, Pacheco levantó un tiro
de esquina por el sector derecho y esta vez el cabezazo de De Souza fue
fulminante: 1-0 el Peñarol.
Pumas recurrió mucho a los centros al área
y como no tenía éxito con Alvaro González hizo ingresar
a Francisco Fonseca para que lo acompañara.
En el segundo tiempo los del Pedregal fueron un ciclón
y no dejaron nada en su sitio. El agobio fue incesante y al minuto 54 Ailton
mandó un centro desde su banda izquierda; Fonseca metió la
pierna en el área para vencer a Adrián Berbia y establecer
el 1-1.
La pesadilla de Peñarol no terminó ahí.
Pumas intentó de todo y no se desanimó ni con los dos goles
que el árbitro argentino Héctor Baldassi anuló a Alvaro
y a Fonseca.
El grito de "¡ratero-ratero!" que emanó de
las tribunas cambió al minuto 77 por el del "¡gol!". Esta
vez Fonseca remató un envío del Gonzo González
para poner las cosas 2-1.
La situación no obstante parecía complicarse
para Pumas, no sólo porque en el estadio se sabía que Bolívar
iba ganando, sino porque al 78 vino la expulsión de Israel Castro.
Sin embargo, con 11 o con 10 los auriazules no tenían
freno. Al 82 vino la locura con otra diablura de Ailton, quien esta vez
cedió para Mariano Trujillo y éste se encargo de poner el
marcador 3-1, el gol que significó el pase, ya que Pumas y Bolívar
terminaron con nueve puntos, pero la UNAM acabó con la diferencia
de goles de cero y los bolivianos con menos uno.
Peñarol, por su parte, quedó eliminado con
siete unidades.
Parecía que lo mejor para el cuadro uruguayo era
tirar la toalla, pues vino la expulsión de Fabián Estoyanoff
y Pumas no dejaba de presionar.
La estrategia funcionó. Según confesó
Fonseca, después recibieron indicaciones desde la banca que les
faltaba un gol. No era verdad, pero comprendieron que era para que no bajaran
los brazos. Fonseca de todos modos lo anotó, aunque tampoco contó;
lo invalidaron.
Y cuando se escuchó el silbatazo final Nicolás
Rotundo intentó cobrarse la humillación tundiendo a Ailton
junto con otros dos compañeros. Sin embargo, el brasileño
se fue al vestidor como alma que lleva el diablo y ni el polvo le vieron.
Se
armó tremendo lío camino al vestidor de Pumas. Cedrés
y algunos de sus compañeros repartieron y se llevaron algunos golpes
porque había gente de seguridad de Pumas y muchos representantes
de los medios de comunicación que por hacer su trabajo se llevaron
algún recuerdo (además de trancazos llovieron hielos y monedas
a la cancha).
Los uruguayos argumentaron que Ailton se estuvo burlando
de ellos. Ni siquiera su técnico, Diego Aguirre, justificó
su actitud y adelantó que tendría que charlar con ellos al
respecto.
Hugo Sánchez, por su parte, tampoco los justificó
pero los entendió, pues dijo que se debe respetar su manera de ser.
Aplaudió que sus jugadores no cayeran en la provocación,
ya que ahora los está esperando el Cobreloa chileno.