TUMBANDO CAÑA
Ernesto Márquez
Baobab en concierto
QUE FELIZ LUCIA el público de la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl tras escuchar a la banda senegalesa Baobab el domingo pasado. Daba contento ver sus sonrisas y comentar de buen grado lo bien que la habían pasado. Si nuestro querido Negro Ojeda ya nos había dado la noche anterior en Bellas Artes motivos para sentirnos dichosos, los africanos completaron ese sentimiento con su música multiétnica.
LOS 10 INTEGRANTES de Baobab arribaron puntuales al proscenio del recinto universitario en medio de salvas de aplauosos y gritos. Desde que se supo la noticia de su llegada a México la expectación por verlos fue creciendo. Los tumultos de asistencia a los conciertos en San Luis Potosí, Morelia, Guadalajara, Oaxaca y Cuernavaca alimentaron el entusiasmo de los capitalinos que esa noche abarrotaron la Sala Nezahualcóyotl. Todavía minutos antes de que comenzara el concierto muchos de los que no alcanzaron entradas solicitaban desesperadamente, "al precio que sea", un boleto.
Y NO ERA para menos, estaban por dejar de asistir a una de las experiencias musicales más nutritivas de la primavera, ya que la orquesta Baobab de Senegal representa la síntesis de la música africana contemporánea. Su estilo es un cruce de caminos, en el que se encuentran buena cantidad de músicas, sobre todo, las que salieron del continente hace milenios y han regresado con otros nombres.
Convivencia de ritmos
EN LA MUSICA de Baobab conviven, en buena forma, el m'balax senegalés con el son cubano, el reggae jamaiquino, el blues estadunidense, el soukous congoleño y el high life. Se revelan en sus melodías frases guitarristicas a lo Santana, tumbaos de cha cha chá y guarachas, cadencias del makossa a lo Dibango y una gracia sonora de contento, que invita al arrebato.
SI EN LO individual estos experimentados músicos muestran sus dones, en conjunto son magistrales, capaces de combinar brío con delicadeza. El todo sonoro lo resuelven de manera transparente, con entendimiento y sabiduría. Cada quien sabe lo que tiene y debe hacer. No hay desperdicio ni tropiezos. Ahí van marchando rola tras rola con gracejos escénicos, protagonizados por Issa Cissokho, el sax tenor, que no para de enviar besos al público y retar al cantante Rodolphe Clement Gomis al baile acrobático, que no sucede.
Estilistas versátiles
ESTILISTAS VERSATILES ES el nombre de su producción discográfica, tras dos décadas de inactividad, de la cual tomaron buena parte del material que presentaron. Aunque hay libertad para revisar el pasado y mostrar aquellos temas que le dieron popularidad en los años setenta.
APROVECHANDO SU MULTINACIONALIDAD (en el grupo encontramos, aparte de Senegal, oriundos de Togo, Nigeria, Malí y Marruecos), ofrecen un amplio abánico idiomático. Cantan en wolof, mandingo, peul o francés criollo; la fonética de las diversas lenguas nativas engarza muy bien con la armonía y la ritmática de las canciones; saben hacer buen uso de las palabras por lo que todo se escucha musical, hasta sus nombres, que se antojan impronunciables: Barthelemy Koffi Goubi Attisso (guitarra y líder), Mouhamed Latfi Ben Geloune (guitarra acompañante), Moussa Sidibe (timbales), Mountaga Kouyaté (congas), Seydou Norou Koite (saxofón alto), Mamadou Mountaga Koite (batería), Charles Antoine Ndiaye (bajo), Assane Mboup y Ndiouga Dieng (cantantes).
EN SUS CANCIONES abordan lo mismo temas como las relaciones sociales, conflictos políticos o educacionales, o recuerdan usos y costumbres que se han ido perdiendo ante la aceptación de la cultura occidental luego de las independencia de Senegal, en 1958.
Devoción
EL CONCIERTO LO iniciaron con Wane ma maguiss, canción del inconseguible disco On verra ca (72), entonada en wolof, en la cual describen cómo la vanidad puede en un momento dado entorpecer el orgullo. "Si uno no sabe medir realmente su conducta puede caer en muchas trampas." Continuaron con Sibamen, en la que dejan asentadoa su inquebrantable filiación por el m'balax, aunque con Jiin ma jiin ma, que el cantante Gomis anunció como salsa, confiesan su devoción por la música cubana, que ha sido la base de su proyecto.
LA ELEGANTE DEE MOO WOOR, la enfática Digon dama, la vibrante Utrus oras y la muy africana Bull ma mim son las piezas que nos revelan los caminos varios y oscilantes de sus estímulos.
LO QUE HACE especial a Baobab es precisamente esa honestidad con que refiere sus influencias. En entrevista Barthelemy Attissso nos había dicho que estando en Senegal ellos escuchaban de todo, muchas veces sin saber su procedencia. Tal fue el caso de los sones jarochos, que aprendieron de jóvenes y cuya sonoridad se deja entrever en el tema Gnawde, con el que cerraron el concierto. "En cuanto escuchamos esa música no nos preguntamos de dónde era, pues tal como nos pasó con los sones cubanos, nos parecía muy cercana."
LA GENTE EN la Sala Nezahualcóyotl quizá no haya reconocido el pespunteo de la jarana en el punteo de la guitarra eléctrica de Attisso, pero de igual forma sintió aquello como muy cercano. Esa es la magia de la música.
LOS DOGONES DEL Níger dicen que todo los sonidos se originaron en un solo puerto y que de ahí viajaron al mundo. Con Baobab, todos los sonidos del mundo se encuentran.