Jaime Guerrero
Ley de Fomento Cultural
En el Distrito Federal habitamos cerca de 9 millones de personas. Aquí, como en ningún otro lugar del país, se reúne una variedad inimaginable de manifestaciones culturales activas. Si bien la vida cultural de la capital es prolija y viva, es claro que los esfuerzos institucionales no han estado a la altura de esta circunstancia. En las prioridades gubernamentales, tanto en el ámbito federal como local, la cultura ocupa uno de los últimos lugares. Esto se debe, con mucho, a una concepción equivocada del carácter no esencial y hasta de ornato con que se ve en las esferas del poder estas actividades.
Esta visión escamotea el hecho de que la cultura es uno de los ejes del desarrollo. Nos permite comprender y respetar lo diverso; ampliar nuestra visión del mundo; conocernos y reconocer a los otros; valorar nuestras tradiciones e identidad, y desempeña un papel fundamental como constructora de ciudadanía.
Desafortunadamente, el fomento cultural no se valora lo suficiente desde los gobiernos. Una muestra de ello es el bajo presupuesto que se le destina. En este punto, los diarios anuncian que el Gobierno del Distrito Federal hará una ampliación al presupuesto originalmente recortado por el mismo, para quedar en una cantidad aproximada de 280 millones de pesos, muy por debajo de los 345 millones que había solicitado el secretario de Cultura el año pasado. Con todo y el aumento, el presupuesto para 2003 es menor al del año anterior en términos reales.
Ante este panorama, la iniciativa de aprobar y aplicar la Ley de Fomento Cultural busca el establecimiento de compromisos por parte del Gobierno del Distrito Federal y reafirmar derechos de los ciudadanos. Entre estos compromisos destacan: destinar 2 por ciento del presupuesto programable total al fomento de las actividades culturales; propiciar una mayor y mejor coordinación entre la Secretaría de Cultura, por un lado, y las delegaciones, las instancias del gobierno federal, las universidades públicas y la iniciativa privada, por otro; evitar la discrecionalidad e involucrar contundentemente a las comunidades culturales, artísticas y científicas en la elaboración de políticas, programas y acciones. En este punto cabe aclarar que, por iniciativa propia, la Secretaría de Cultura ha convocado a un grupo excelente de personajes para que integren un Consejo Asesor en materia de cultura. La aprobación de la ley no sólo reafirma la existencia de este consejo, sino que lo dota de atribuciones de las que hoy carece.
La iniciativa de Ley de Fomento Cultural para el Distrito Federal vivió dos etapas. En primer lugar, se presentó para su votación ante el pleno el 23 de diciembre pasado, aprobándose por unanimidad, lo que sin embargo no bastó. El Gobierno del Distrito Federal, en ejercicio de sus facultades, entregó en el último momento del plazo que le otorga la ley, una serie de observaciones al decreto de Ley de Fomento Cultural votado. De las 12 observaciones básicas hechas por el Ejecutivo sólo dos eran realmente de fondo: la que tenía que ver con la integración, duración y funciones del Consejo de Fomento Cultural y algunas precisiones sobre el Sistema de Fomento, instancia coordinadora de la acción institucional en la materia. Con excepción de las atribuciones del consejo, que se respetaron, los demás cambios fueron aceptados. De esta forma, en una segunda etapa, el pasado 18 de marzo la iniciativa se presentó de nuevo ante el pleno. Y, como sucedió la primera vez, fue aprobada por unanimidad. Esta vez el jefe de Gobierno está obligado a su publicación y acatamiento.
Finalmente, es claro que el trabajo ciudadano y legislativo que se llevó a cabo a lo largo de más de dos años refleja la preocupación de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) por este tema. Sin embargo, esta preocupación no puede sustituir a la voluntad política del Ejecutivo local, que deberá no sólo cumplir la ley sino avanzar en la elaboración de una política cultural para lo que queda de su administración. ƑEstará a la altura de este reto?
Coordinador del grupo parlamentario de Democracia Social e integrante de la Comisión de Cultura de la ALDF