Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 29 de marzo de 2003
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Editorial
 
MEXICO: TODO CONTRA LA INVASION DE IRAK

sol-2La inmensa mayoría de los mexicanos rechaza la agresión estadunidense a Irak y la prepotencia del gobierno de Washington, que ha desconocido a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la legalidad internacional y, con su doctrina de la guerra preventiva, justifica cualquier ataque contra cualquier país en cualquier momento que la Casa Blanca decida y por los motivos que se le ocurran aducir. Las protestas de la jerarquía católica se han unido a las de las bases de esa y de otras religiones. Los pronunciamientos de académicos, intelectuales y estudiantes contra la invasión de Irak, en todo el país, han acompañado varias manifestaciones en muchas ciudades. La diplomacia mexicana y su representante ante las Naciones Unidas, Adolfo Aguilar Zinser, están preparando activamente, en el campo diplomático, el apoyo a una posición nacional que no le resulta grata al gobierno de George W. Bush, ya que plantearía el cese el fuego y una intervención decisiva de la ONU --y no de Estados Unidos-- en la reconstrucción de Irak, impidiendo así la colonización de ese país por las tropas del país del norte y quitándoles a sus grandes empresas un negocio que representa 40 mil millones de dólares. Por su parte, casi todos los medios de información mexicanos han reflejado, en sus titulares, fotos y editoriales, el horror ante la guerra e inusitadamente se han puesto en sintonía con el país y la población mundial, diferenciándose profundamente de la actitud indigna de sus congéneres estadunidenses.

A este rechazo generalizado de una actitud colonialista y racista propia del siglo XIX busca darle forma una iniciativa surgida en el Senado, la institución que debe elaborar y controlar la política exterior nacional. Cuatro partidos representados en esa cámara, a iniciativa de algunos senadores, ofrecen dejar de lado la disputa electoral y las diferencias de opinión para organizar una movilización nacional que exija "la salida inmediata de Estados Unidos del territorio iraquí". Tal como expresó uno de los legisladores, el senador panista Javier Corral Jurado, "no podemos mantenernos al margen mientras se sigue asesinando al pueblo de Irak. Si en otras partes del mundo, inclusive en Estados Unidos, no ha pasado esta conspiración del silencio, aquí debemos salir a la calle".

Precisamente en eso reside la importancia del llamado a todas las organizaciones sociales, partidos políticos y legisladores del país: desde las más importantes instituciones republicanas se llama a los ciudadanos a salir a la calle y expresar así su voto unitario contra la guerra, respaldando eventualmente la discusión en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La ley se defiende con la acción ciudadana. La lucha contra la agresión estadunidense a Irak, que amenaza extenderse a otros países, puede y debe ser un eje central de movilización en torno al cual cada sector incorpore sus demandas específicas, campesinas, estudiantiles, obreras, nacionales. No faltarán algunas voces sectarias que rechazarán la iniciativa diciendo que proviene de la llamada, por ellos, "clase política". Ellas, en realidad, servirán al inmovilismo, si no directamente, sí al soslayar desde la ultraizquierda la invasión estadunidense. Por el contrario, muchos que no se unieron a las manifestaciones pacifistas convocadas por algunos sectores con los cuales no concordaban, podrían hacerlo en el caso de una marcha masiva de carácter unitario y pluralista, donde todos puedan coincidir en el mismo objetivo sin por ello abandonar sus propias posiciones. Una manifestación unitaria, además de ser un ejemplo y una lección de democracia, al sumar la reacción de los legisladores con la población, tendría fuerte peso en la opinión pública mundial y entre los compatriotas residentes en Estados Unidos, que están sometidos a una terrible presión chovinista, al mismo tiempo que respaldaría una posición firme en el Consejo de Seguridad de la ONU contra la agresión de Washington al pueblo iraquí, las Naciones Unidas, la legalidad internacional y la soberanía de los pueblos. Por eso es importante que esta iniciativa senatorial se concrete cuanto antes.
 

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