DESFILADERO
Jaime Avilés
Opaca radiografía del silencio
Ausente, la sociedad política en las protestas contra la guerra en Irak
ƑDignidad soberana o fuga hacia delante de México en la ONU?
LUNA Y LONA. En las pasadas seis semanas, la avenida Juárez y el Paseo de la Reforma han sido el escenario de tres manifestaciones por la paz. A la primera asistieron 30 mil personas, a la segunda 15 mil y a la tercera 5 mil. Aunque la suma de esas tres cantidades arroje un total de 45 mil participantes, la verdad es todavía más triste. Podría decirse que la mitad de quienes acudieron a la marcha del sábado 15 de febrero no regresó a la del sábado 15 de marzo, y que las dos terceras partes de quienes intervinieron en ésta no volvieron a la de hace ocho días. Se trata, claro, de una manera de ver las cosas.
Otro enfoque propondría que hubo tres movilizaciones distintas, cuyos organizadores no fueron los mismos y atrajeron a públicos diferentes, cada uno más pequeño con respecto al anterior. En cualquier caso estaríamos ante un grave síntoma de desarticulación de la sociedad política o de incapacidad operativa de la sociedad civil. Por donde quiera que se le mire, el hecho en sí mismo es trágico, porque habla de un divorcio profundo entre la gente como usted o como yo y las estructuras que teóricamente ejercen nuestra representación.
A riesgo de alborotar a los weberianos, que bien podrían fustigarnos con científicas precisiones, digamos que la sociedad política se circunscribe a los partidos y a los sindicatos, mientras el concepto de sociedad civil abarca tanto a las ONG como a las expresiones ciudadanas espontáneas, que reaccionan ante hechos determinados. Hasta ahora, el peso de la lucha contra la brutalidad de Bush y de Blair ha recaído en los artistas, los intelectuales, las asociaciones religiosas y los jóvenes, esto es, en la sociedad civil. ƑQué pasa con los partidos?
El PRI, en la ciudad de México, está muerto: sólo cuenta con las agrupaciones de vendedores de lotería y de recolectores de basura; su influencia electoral es de apenas 10 por ciento y sus preocupaciones son obvias: quiere recobrar el poder y necesita hacer óptimas sus relaciones con Washington.
El PAN, considerado como el único partido "moderno", en la medida en que carece de estructuras militantes y actúa sólo como aglutinador de una franja de la opinión pública, no tiene sensibilidad social para hacer suyo el sufrimiento del pueblo iraquí y responder en consecuencia; además, está atado a la postura institucional de Vicente Fox, cuyo papel ante esta tragedia merece un comentario aparte.
El PRD vive una profunda crisis de identidad y parece más lejos que nunca de los intereses populares. Las grandes corrientes internas, encabezadas por hombres y mujeres de derecha, han maniatado por completo a la dirigencia nacional y han limitado su radio de acción al ámbito de las cuestiones electorales.
Por lo que toca a los sindicatos, aquellos que se desenvuelven en la industria y las actividades productivas de índole urbana, siguen pasmados por la supresión del derecho de huelga (su razón de ser), el desempleo galopante y otros factores que los obligan a luchar exclusivamente por sus reivindicaciones económicas, mientras las agrupaciones de trabajadores rurales enfrentan demasiados problemas como para darse el lujo de pensar en algo más que no sea su propia supervivencia.
Es doloroso admitirlo pero, en estas terribles y resumidas cuentas, ante la monstruosidad que están llevando a cabo los ejércitos de Estados Unidos y Gran Bretaña contra el pueblo de Irak, la sociedad política mexicana está, al mismo tiempo, en la luna y en la lona.
Bush en el PRI
Durante la pasada década -periodo en que aprendió a reconocerse como tal bajo ese nombre-, la sociedad civil mexicana rodó sobre tres ejes: la rebelión del EZLN, la defensa ante las agresiones económicas del neoliberalismo y la fuerza de los estudiantes organizados en la UNAM. Hoy, esos actores protagónicos también están fuera de la resistencia global contra Bush.
A partir del triunfo electoral de Fox y el fracaso de la marcha por el reconocimiento de los acuerdos de San Andrés, el zapatismo se desvinculó de las luchas nacionales por la construcción de un régimen democrático y se volcó sobre sí mismo para desarrollar la organización de aquellas regiones de Chiapas donde hoy la autonomía de los pueblos indios es una realidad indiscutible.
Los movimientos, como El Barzón, que nacieron para defender a los deudores de los abusos de la banca, fueron derrotados en las ciudades por el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que en forma irrevocable legalizó el ejercicio de la usura y, al mismo tiempo, se reconvirtieron en el medio rural en instrumentos de defensa de los campesinos.
ƑY los estudiantes? Bueno, éstos no han dejado de manifestarse, día tras día, en pequeños contingentes que desfilan por Reforma y llegan a la embajada estadunidense a colocar mantas, pancartas, flores y veladoras para condenar a Bush y entregar su solidaridad a los niños y los ancianos iraquíes destripados y mutilados por las bombas. Este fenómeno ha cobrado mayor espectacularidad en ciudades como Jalapa y Puebla, donde las universidades locales gozan de una vida juvenil propia.
No ha sido éste, por desgracia, el caso de la UNAM. La huelga de 1999, secuestrada por un habilidoso núcleo de delincuentes patrocinados entonces por la dirección nacional del PRI, arrasó con la organización de los alumnos en todas las escuelas, facultades y colegios; vacunó a una generación entera contra el virus de la política y dejó, en cada espacio geográfico, una pequeña banda de gángsters que hoy, revestidos de impunidad absoluta, bajo la complacencia del rector Juan Ramón de la Fuente -quien los ha tolerado por más de dos años sin molestarlos siquiera con el pétalo de una declaración-, se dedican por igual a entorpecen las actividades académicas y bloquear el resurgimiento de cualquier forma de representación estudiantil.
Fueron estas rémoras del CGH las que destruyeron la marcha del sábado pasado al atacar a pedradas a los granaderos que resguardaban la embajada de Bush, para echar a la fuerza pública en contra de la muchedumbre formada por niños, monjas, ancianos y público en general que seguía pacíficamente el desarrollo del mitin contra la matanza en Medio Oriente. Cuatro días más tarde, el miércoles a las cinco de la mañana, reaparecieron con palos, piedras y botellas frente a las oficinas del Gobierno del Distrito Federal con el propósito de armar un sainete cuando llegara Andrés Manuel López Obrador, pero fueron detectados por la policía y puestos en fuga.
Una fuente confiable reveló a esta página que ahora, detrás de ellos, se encuentra un influyente político oaxaqueño, que "no es Diódoro Carrasco" y que "van a seguir chingando", porque en los cálculos del priísmo está el de sabotear el movimiento pacifista como un gesto de "amistad" hacia la Casa Blanca pensando en el futuro.
Una fuga hacia delante
A punto de asumir, el martes próximo, la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad de la ONU, la administración de Fox aún disfruta de los beneficios políticos que le deparó su falta de apoyo a Bush en las vísperas del primer bombardeo a Bagdad. Hoy cabe preguntarse: Ƒfue un acto de dignidad soberana o una fuga hacia delante?
En aquel momento, Fox estaba sometido a un desgaste personal tremendo, sus declaraciones rayaban en la incoherencia, en todas partes crecía el rechazo a su "pareja presidencial", acababa de meter en la cárcel a Eduardo Fernández, ex titular de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que lo tenía contra las cuerdas por sus denuncias sobre el caso Amigos de Fox; por si fuera poco, el PRI lo responsabilizaba por la sentencia del IFE, que multó a ese partido con mil millones de pesos, y su campaña en las elecciones del estado de México se tradujo en un fracaso aplastante para los colores del PAN.
Pero entonces dijo "no" a Bush y todas las críticas se convirtieron en fanfarrias. La sociedad política se levantó a ovacionarlo y la sociedad civil perdió el más importante de los motivos que tenía para movilizarse con toda su capacidad. Sin embargo, en prueba de su lealtad a Washington, Fox aumentó de inmediato, en 100 mil barriles diarios, la exportación de petróleo a Estados Unidos y se refugió en el ostracismo. Hace apenas 48 horas, en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, México rechazó la propuesta de 18 países, entre ellos Arabia Saudita, Cuba, Pakistán y Venezuela, de organizar un debate sobre la agresión angloestadunidense contra Irak.
Estos son, pues, el "gobierno", la sociedad política y la sociedad civil que tenemos hoy. Como nada es estático y el trueno de las bombas continúa desgarrando nuestros corazones hora tras hora, el panorama, en breve, será muy otro. Y será mejor.
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