El colectivo tapatío creó y cultiva
un género cibernético "enteramente latino"
Hoy, el acid cabaret de Nopal Beat en el festival de
México en el Centro Histórico
Desde 2002 los nopales han sacado al mercado
un disco al mes, aproximadamente
Los integrantes destacan las ventajas de trabajar en
equipo, en La Nopalera
ENRIQUE BLANCO ESPECIAL
Guadalajara, Jal. El despliegue tecnológico
del colectivo Nopal Beat será el representante este año del
programa Radical Mestizo, como parte de la serie de conciertos del Festival
de México en el Centro Histórico. Su presentación
se llevará a cabo en el Zócalo capitalino el viernes 28 de
marzo a las 20 horas.
Nopal Beat define a un grupo de proyectos de música
electrónica que tomaron como estandarte el diseño y desarrollo
de un sonido distintivo, al cual denominaron acid cabaret: híbrido
que tiene como finalidad combinar lo electrónico con los estilos
propios del arrabal y los salones de baile mexicanos, como el mambo, el
danzón, la cumbia, etcétera. "El Astoria (haciendo referencia
a un conocido cabaret de Guadalajara), cinco de la mañana, músicos
desafinados, la peda: el kitsch natural del país,
y ese sonido sobre todo cincuentero, sesentero: La Sonora Santanera, Pérez
Prado..." Así es como Luis Flores, uno de los fundadores del colectivo,
define la inspiración de dicho sonido.
Entre las aportaciones más importantes del colectivo
Nopal Beat está el hecho de presentar una visión más
amplia del panorama electrónico contemporáneo desde una perspectiva
mexicana, además de la creación de un sonido innovador -el
acid cabaret-, que es cibernético pero al mismo tiempo enteramente
latino, y cuya confección requiere tanto del conocimiento de las
nuevas tecnologías musicales que aportan los productores como del
talento de instrumentistas.
El proceso de conformación y la disquera
En
2000, el sello independiente Opción Sónica publicó
Acid Cabaret Vol.1, un recopilatorio en el que, además de un par
de pistas de Sussie 4, había composiciones de otros. "Desde el momento
en que quisimos sacar discos al mercado, Nopal Beat fuimos primero Double
Helix, Sussie 4 y Axkán", aclara Gudiño. "Después
conocimos a Galápago", agregó.
Mucho del concepto del acid cabaret, así como de
la fundación del colectivo Nopal Beat, está relacionado con
Double Helix, la agrupación integrada por Luis Flores y Jorge Hernández,
añejos promotores y pinchadiscos de fiestas electrónicas
en la incipiente escena subterránea de Guadalajara de la primera
mitad de los años 90.
Tras la publicación del disco debut del colectivo,
con todo y la repercusión que tuvo en Europa -donde fue reditado
tanto en Francia como en España-, la falta de apoyo los hizo caer
en un desesperante letargo. En febrero de 2002, cuando ya varios de aquellos
noveles proyectos habían logrado evidente madurez, el colectivo
firmó contrato con EMI, creando así Nopal Beat Records/EMI,
sociedad que finalmente haría justicia a su propuesta. El contrato
estipulaba producir una considerable cantidad de discos, para lo cual era
necesario realizarlos con la tecnología más avanzada pero
sin tener que recurrir a un estudio de grabación comercial. Esa
fue la razón por la cual el colectivo se estableció en La
Nopalera, una casa habitación en una zona residencial de Guadalajara
donde se instalaron los estudios de Flores, Galápago, Sussie 4 y
Shock Bukara, así como sus oficinas de representación. Esto
facilitó el trabajo en conjunto al igual que la comunión
de ideas, situación que permitió que proyectos con poca experiencia
en el estudio consiguieran rápidamente resultados de primer nivel.
Tal es el caso de Sweet Electra, el concepto de Giovanni Escalera, uno
de los productores más jóvenes del colectivo, cuyo álbum
debut Lying to be sweet ha recibido una entusiasta respuesta por
parte de la crítica especializada. "Estamos en el mismo equipo y
eso te obliga a chambear en lo tuyo. Siempre he dicho que trabajar
entre muchas personas es mejor", asegura Escalera. "Aquí tienes
25 personas que te están apoyando y echando la mano en la cuestión
creativa."
La intención de interpretar el acid cabaret
El primer lanzamiento del nuevo sello, en abril de 2002,
fue un segundo recopilatorio de trabajos en la modalidad acid cabaret.
Uno de los nuevos allegados fue Shock Bukara, el dueto de Daniel Martínez
y Manuel Amézquita que se dejó seducir por la idea de la
creación de un nuevo sonido. "Es sabido el hecho de que un mexicano
que haga música electrónica a final de cuentas, como en la
comida, termina poniéndole su sabor, en este caso el sonido", explica
Martínez. "Hay proyectos europeos que se han sumergido en la cuestión
de las percusiones, el mambo, pero su percepción es muy diferente
a la nuestra. Nosotros antes de ingresar a Nopal Beat tocábamos
deep house. Ahora cada proyecto trata de mostrar su visión de lo
que es el acid cabaret."
Guillermo Galápago Ramírez fue el
primero en editar un disco individual. Su álbum Infinito palmeras
anunció con su fusión de jazz, cadencias latinas y house,
las intenciones del colectivo por conformar un catálogo diverso
que diera cabida al vasto espectro sonoro que abarca hoy en día
la música electrónica. A partir de ese momento el naciente
subsello entró en intensa actividad, lanzando aproximadamente un
disco al mes.
Así, han llegado al mercado títulos como
God is my name, Música moderna, Fat naked lady
vs Tovar, entre otros, posicionando a la electrónica tapatía
al frente del mapa electrónico nacional, y al colectivo, a punto
de su internacionalización.
Discográficamente
hablando, los nopales retomaron su proyecto justo donde lo había
dejado, es decir: editando una segunda recopilación de acid cabaret,
en un disco que da a conocer a una nueva generación de productores:
Medina, God Is My Name, Shock Bukara, Club Nova, Tovar, Martín Parra
y Fat Naked Lady.
Posteriormente al debut de Galápago, sobreviene
el lanzamiento de God is my name, álbum que presenta a una
de las agrupaciones más singulares del colectivo. Conformado en
un comienzo como trío (Uriel Villalobos, Fabián José
y Morfeo Hernández, quien abandonara al grupo para unirse a Sweet
Electra), God Is My Name elabora música electrónica marcada
por un sonido oscuro y tribal que en momentos busca matizarse en el jazz.
El proyecto se fundó en Lagos de Moreno, poblado de los Altos de
Jalisco hasta donde la tecnología electrónica se ha desplazado.
Fat Naked Lady vs Tovar es un mano a mano cibernético
entre Yuri González, ex bajista del grupo de rock Azul Violeta,
y Rubén Miranda, quien se diera a conocer en la escena del pop alternativo
tijuanense como integrante de Irradia. Ambos abordan el house, motivados
en gran medida por el sonido del acid cabaret.
Otra aportación importante del colectivo es su
serie DJ Sessions, con dos títulos a la fecha: el set de
Jorge HM (Double Helix) y el de Chass, hechos tal como un diyéi
aborda una sesión en vivo. El primero exhibe una mezcla interesante
de acid cabaret, mientras el segundo se inclina por un house infecciosamente
bailable.