Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 28 de marzo de 2003
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Cultura
LA MUESTRA

Carlos Bonfil

Cerca de la libertad

Fuga y odisea

Injusticia histórica denunciada

PERTH, AUSTRALIA occidental, 1931. El guión de la película Cerca de la libertad (Rabbit-proof fence) adapta la novela de Doris Pilkington, Sigue la cerca a prueba de conejos, para relatar una realidad ominosa de la historia australiana: la segregación racial, con base en criterios eugenésicos propios de la Alemania nazi, autorizada hasta 1970, que permitía a los colonos europeos quitarle a las madres aborígenes aquellos hijos que fueran mestizos para evitar una supuesta degradación de la raza y educarlos en orfelinatos especiales para el vasallaje y el servicio doméstico. Pilkington narra la historia de su propia madre, Molly Craig (Everlyn Sampi), de su tía Daisy y de su prima Gracie, cuando éstas tenían 14, 10 y ocho años, respectivamente, y fueron secuestradas y llevadas al hogar cuna de Moore River, a mil 200 kilómetros al sur de su región natal. La odisea que celebran el libro y la cinta es la fuga de estas tres niñas y su larga marcha a pie, por la pradera y el desierto australianos, para llegar de nuevo a casa. Con dos guías, una física y otra simbólica: la cerca inmensa que une los dos lugares y que sirve para proteger un lado de la región de la invasión de conejos y un ave que la madre de Molly considera espíritu guardián de la adolescente.

EL AUSTRALIANO Philip Noyce regresa a su país, luego de una exitosa estancia en Hollywood (Juego de patriotas, Peligro inminente, El americano) para abordar una temática en él inesperada, prescindir de los repartos estelares y denunciar una injusticia histórica. Y este es un tema diferente, efectivamente, y también un tono novedoso para el director de thrillers espectaculares. La épica sentimental que propone determina un estilo narrativo muy convencional, sin sorpresas ni inquietudes formales, en el que el carácter mismo de la trama la vuelve vehículo ideal de una indignación colectiva. Cerca de la libertad podría perfectamente subsistir, en capítulos, en alguna serie educativa de la televisión por cable; sin mayores pretensiones expresivas, el impacto sería exactamente el mismo. Lo que consigue Noyce es no abandonarse por completo a los clichés de una mirada occidental extasiada ante los misterios de la cultura aborigen australiana. Sus anotaciones al respecto (ritos religiosos, sortilegios, augurios) son breves y no distraen demasiado de lo esencial en la cinta, el trazo de personajes infantiles en una situación límite, y la exploración de un personaje extraño, el administrador A.O. Neville (Kenneth Branagh), responsable de las tareas de reubicación de la población aborigen.

EL RETRATO ES interesante. Neville no es en absoluto un villano, a pesar de su tarea odiosa y de ser conocido por los nativos como el señor Diablo. El es un convencido de los beneficios sociales y culturales de la pureza racial. Ve en el mestizaje una amenaza de disgregación y caos. Los aborígenes, en cambio, no representan peligro alguno, situados en una escala inferior de la evolución humana. Acceder por medio de mejoras genéticas progresivas, de una generación a otra, a la condición de la raza blanca, es el objetivo final que Neville se fija en su manipulación clasificadora de la infancia mestiza (de esos half-cast de la llamada generación robada). Lo siniestro en este personaje y en su discurso ''humanista" es la naturalidad con la que, investido de una misión más divina que burocrática, se muestra decepcionado por la incomprensión de los aborígenes a quienes cree ayudar ''a pesar de ellos mismos".

CERCA DE LA libertad (por una vez el título en español es ambivalente: división y cercanía), tiene el atractivo de actuaciones mesuradas, en especial las de Everlyn Sampi y Branagh, y aunque persiste un tono narrativo de denuncia spielbergiana, no hay desbordamiento sentimental ni un pintoresco hechizo autóctono. Philip Noyce evita, por escaso margen, las peores tentaciones.



Tan de repente

Cine alejado del modelo estadunidense

Roces afectivos

EL JOVEN CINE argentino sigue deparando sorpresas, películas interesantes que llegan a nuestras pantallas a cuentagotas (¿para cuándo Silvia Prieto, de Martín Rejtman, o El oso rojo, de Adriano Caetano?). Resulta alentador que en medio de una severa crisis económica, en el periodo mismo del infortunado corralito, pueda producirse en Argentina un cine de autor, un cine independiente, alejado por completo del modelo hegemónico estadunidense. Una ley cinematográfica, votada en 1994, ratificada en 2002, estimula la producción local mediante un impuesto aplicado a los boletos en taquilla y a la venta de los videocasetes. El resto es la iniciativa de creadores jóvenes que, para su primer largometraje, navegan a contracorriente de las inercias burocráticas.

UN CASO ELOCUENTE es el de Diego Lerman, 26 años, realizador de Tan de repente, cinta que en menos de un año ha conquistado importante reconocimiento internacional. A los 16 años, Lerman lee La prueba, novela corta de su compatriota César Aira; escribe seis años después una adaptación que filma en un corto de súperocho. Luego de presentarlo con éxito en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, consigue su ampliación a 35 mm y acto seguido decide realizar una versión larga, su primer largometraje presentado ahora en esta Muestra.

TAN DE REPENTE es una película en blanco y negro, con influencia evidente del cine independiente estadunidense, en especial del Jim Jarmuch de Más extraño que el paraíso. Dos atmósferas contrastantes. La primera, la de un road movie que inicia en Buenos Aires con las travesuras y raterías de dos jóvenes lesbianas -llamadas Mao y Lenin- acosando sexualmente a una vendedora de lencería fina, regordeta y tímida, con evidentes problemas de autoestima, decidida, finalmente, a jugarse todo por un poco de gratificación afectiva.

LAS ADOLESCENTES lésbicas del filme se aburren ostensiblemente, vagan por los barrios bonaerenses en motocicleta, adoran los juegos de video, las perforaciones y los tatuajes, el robo menor y las sensaciones fuertes. Todo lo contrario de Marcia. Luego de la agitación de esta primera parte, sobreviene la calma (muy relativa, por cierto) en la visita a una tía septuagenaria de Lenin en la ciudad de Rosario. Cambio de tono en esta última parte.

DIEGO LERMAN SE revela aquí un agudo observador de los intercambios y roces afectivos de las tres jóvenes al contacto con una realidad de provincia, con el ritmo de las conversaciones anodinas y los chismes locales, con la timidez de Felipe, casto estudiante de biología, al que Lenin apabulla con su irrefrenable asedio sexual y sus provocaciones verbales. Un cambio más: la irrupción de la muerte en esta familia fuera de serie.

TAN DE REPENTE reserva múltiples sorpresas, tanto temáticas como de estilo. Una voluntad deliberada por romper con el relato convencional, manejando dos niveles, el urbano y una atmósfera casi rural, y contrastando ásperamente estilos de vida, posturas generacionales, cuestiones de género y de heterodoxia sexual, hasta alcanzar sorpresivamente una enorme serenidad al final del relato.

ESTA CAPACIDAD DE observación y análisis supera en mucho el cliché que presentaría a Lenin, Mao y Marcia como meros emblemas de una generación golpeada por la crisis. Búsqueda de un lenguaje cinematográfico distinto, rechazo de la norma y el mensaje.

DICE DIEGO LERMAN: ''Mi propósito es crear un lazo extraño entre realismo e hiperrealismo con el fin de alejarme, al menos de modo infinitesimal, de la normalidad". Difícil resulta sostener que no lo ha logrado.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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