En el texto final se pide a los católicos trabajar para globalizar la solidaridad
Encuentro de Cáritas condena el capitalismo salvaje aplicado en América
JOSE ANTONIO ROMAN
La violencia también se manifiesta a través de políticas económicas que han colocado a millones de seres humanos en la miseria, privándolos de la esperanza y de una vida digna, afirma el documento final del Encuentro Americano de Pastoral Social-Cáritas.
"Nuestro continente experimenta con dolor, en su vida cotidiana y en sus estructuras sociales, el impacto de un tipo de capitalismo, salvaje y excluyente, causante de la concentración, en pocas manos, de los recursos destinados, según la voluntad de Dios, al bien común", dice el texto, firmado por un centenar de obispos y delegados al encuentro internacional, que durante cuatro días se desarrolló en la ciudad de México.
Los responsables de las políticas de ayuda humanitaria y de desarrollo social de los episcopados del continente expresaron el compromiso común de exigir la construcción de sistemas económicos y políticos equitativos y estén verdaderamente al servicio del pueblo, especialmente de los más necesitados.
Dado a conocer en conferencia de prensa, el documento dice a los cristianos que, según el ejemplo de Jesús, quienes creen en él deben asumir una posición "clara y sin ambigüedades" al lado de los pobres, marginados y excluidos. "Este es el camino que nos llevará, en medio de mucho dolor, paciencia y sufrimiento, a la realización de esa utopía que describimos como una sola América, solidaria y sin exclusión."
Con el tema Globalizando la solidaridad, el encuentro se celebró en la sede del Episcopado Mexicano en Lago de Guadalupe, estado de México, y durante su desarrollo el pasado fin de semana se condenó la invasión de Estados Unidos a Irak. Durante la misa de clausura, el pasado domingo, los asistentes oraron por la paz y la reconciliación en el mundo, en un acto en que unieron sus voces a las de millones de personas en todo el mundo que piden frenar la guerra.
En el texto se pide a los católicos y hombres de buena voluntad trabajar intensamente para hacer posible la globalización de la solidaridad con las armas de la paz, la justicia, la verdad y la fraternidad.
"Nuestra esperanza se anima por el diálogo fecundo que nuestros pueblos del sur y del norte han emprendido, buscando caminos de justicia y paz; nos alienta también el papel protagónico de las mujeres en el continente", señala el documento.