Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 25 de marzo de 2003
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Mundo
GUERRA CONTRA IRAK

Posee tantos detalles militares y estadísticos que hace ver mal al centro de información de EU

El gobierno iraquí prepara al pueblo para una larga resistencia

Pide "paciencia" una y otra vez a ejército y civiles en un discurso que "suena como Stalin"

ROBERT FISK ENVIADO ESPECIAL THE INDEPENDENT

Bagdad, 24 de marzo. Alabemos ahora a los famosos. Eso fue lo que Saddam Hussein se esmeró en hacer esta mañana. Y procedió a enlistar a los oficiales del ejército y la armada que encabezan la resistencia contra el ejército angloestadunidense en Um Qasr, Basora y Nasiriya. El mayor general Mustafá Mahmoud Othman, comandante de la 11 división; el brigadier Bashir Ahmed Othman, comandante de la 45 brigada; el brigadier coronel Alí Kalil Iberhim, comandante del 11 batallón de la 45 brigada; el coronel Mohamed Khallaf al-Jabawi, comandante del segundo batallón de la 45 brigada; el teniente coronel Fathi Rani Majid, comandante del tercer cuerpo del ejército... y así sucesivamente.

"Tengan paciencia", decía una y otra vez. Catorce veces en total pidió al ejército y al pueblo tener paciencia. "Venceremos... saldremos victoriosos frente al mal." Pacientes pero confiados en la victoria. Combatiendo al mal. ¿No era esa la forma en que el presidente Bush animaba a su propia gente unas horas antes? En otros momentos Saddam Hussein sonaba como su héroe, José Stalin. "Han venido a destruir nuestro país y debemos resistir y destruirlos, defender a nuestro pueblo y nuestro país... Rebánenles la garganta... vienen a apoderarse de nuestra tierra. Pero cuando intentan entrar en nuestras ciudades, tratan de rehuir la batalla con nuestras fuerzas y quedar fuera del alcance de nuestras armas."

¿Seguía este discurso el modelo de la Gran Guerra Patria, la defensa de la madre Rusia en tiempos del tío José? Y si no, ¿cómo explicar -hablemos con franqueza- el valor de esos cientos de soldados iraquíes que aún resisten bajo los ataques aéreos y terrestres estadunidenses? Pueblo, partido, patriotismo. Las tres pes se repetían una y otra vez como un estribillo en el discurso de Saddam -leído por el presidente ante las cámaras de televisión- junto con una amarga advertencia: mientras menos puedan avanzar por tierra las fuerzas británicas y estadunidenses, con más brutalidad usarán su poderío aéreo.

¿Qué se siente vivir en estos días en la futura Stalingrado de Saddam? Muy temprano esta mañana regresaron los misiles crucero y los aviones. Grandes explosiones atronaron a lo largo y ancho de Bagdad, todavía en penumbra. Uno de los Tomahawks se estrelló en el suelo en la Universidad al-Mustansiriya -dijeron que un estudiante murió y 25 resultaron heridos-, pero otros no sabemos dónde cayeron, ni el gobierno iraquí estaba de humor para contárnoslo.

Hubo otros sonidos en horas tempranas. Una ráfaga de fuego de armas automáticas en el malecón del Tigris -intentos de capturar a dos aviadores británicos que escapaban, según las autoridades- y después una batalla en plena escala no lejos de la ciudad, a las 2:30 de la mañana. Corrieron rumores de que hombres armados vinieron de Ciudad Saddam -la gran ciudad perdida chiíta en el extremo de la capital- y que habían sido interceptados por agentes de seguridad del Estado. No hubo "confirmación independiente". Una versión de que habían cortado la línea de ferrocarril al norte de Bagdad fue desmentida.

Pero la cantidad de detalles militares y estadísticos que presentan las autoridades iraquíes comienza a hacer ver como tontos a los chicos del centro de información estadunidense. La noche del domingo el ministro iraquí de Defensa, Sultan Hashem, proporcionó un notable breviario de guerra, nombrando las unidades que participaban en la línea de combate: el tercer batallón de la 27 brigada se sostenía en Suq ash-Shuyuk, al sur de Nasariya, el tercer batallón del tercer ejército resistía en el perímetro de Basora. Y recordé que estos generales daban idénticos reportes durante la terrible guerra de 1980-1988 contra Irán. Cuando salíamos a verificar sus datos, casi siempre resultaban ciertos.

¿Será lo mismo ahora? El general Hashem insistió repetidas veces en que sus hombres destruían tanques, vehículos armados y helicópteros estadunidenses. Fue fácil descartar tales asertos... hasta que la pantalla de televisión mostró el video de dos vehículos estadunidenses de transporte de tropas envueltos en llamas. El vicepresidente Taha Yassin Ramadan fue tan complaciente que explicó el orden de batalla iraquí y las tácticas del ejército. Era política iraquí, dijo, dejar que las tropas angloestadunidenses "vagaran" por el desierto cuanto quisieran, y atacarlas cuando intentaran entrar en las ciudades. Y al parecer eso es precisamente lo que están haciendo.

Desde Bagdad, con su siniestra bóveda de humo negro y las sirenas advirtiendo día y noche sobre ataques aéreos, el plan estadunidense parece similar: recorrer el desierto en forma paralela al valle del Tigris y el Eufrates y tratar de meterse a cada ciudad que se atraviese en el camino. Si hay problemas en Um Qasr, probemos en Basora. Si Basora está bloqueada, hagamos el intento en Nasiriya. Si resulta peligroso, demos vuelta a la derecha, hacia Najaf. Pero el camino abierto -la larga carretera a Bagdad flanqueada por admiradores iraquíes que arrojan flores al paso de los soldados estadunidenses y británicos- está resultando una ilusión. Este martes los estadunidenses podrían amanecer en el desierto, a escasos 30 kilómetros de la ciudad, pero en términos militares, a menos que se abran paso combatiendo, será como si estuvieran de vuelta en Kuwait.

Quizás, en términos estadunidenses y británicos, esta sea una evaluación demasiado pesimista. Viviendo en Bagdad no sólo es fácil darse cuenta de lo errados que estaban en sus cálculos los estadunidenses y británicos, sino también es posible imaginar cuánto tiempo podrán resistir Saddam, su ejército y las milicias de su partido Baaz, pensamiento reconfortante para los que nos encontramos estacionados en la capital iraquí y nos damos cuenta cabal de que el simbolismo de Stalingrado podría volverse una patética realidad.

Y las tácticas de Saddam son sin duda las de Stalin. Resistan. No se rindan. Cada día que pasa es un dolor más para Washington y Londres.

Se podía observar esta confianza hoy, cuando habló Mohamed Said al-Sahaff, el ministro de Información. Sobre Blair tuvo un comentario jocoso: "Creo que la nación británica jamás había sufrido una desgracia como este amigo". Y luego presentó una lista de bajas, la cual -por imaginativa que pudiera resultar después- fue totalmente creíble para el iraquí promedio o para cualquier otra persona. Civiles muertos y heridos, respectivamente: en Bagdad, 194 heridos (13 menos que los estimados originalmente): en Nínive, ocho heridos: en Kerbala, 10 muertos y 32 heridos: en Salaheddin, dos muertos y 22 heridos. En Najaf las cifras fueron dos y 36, en Quaddisiya cuatro y 13, en Basora cuatro y 122: en Babilonia, según el gobierno, 30 muertos y 64 heridos.

En total, 62 civiles muertos: si las estadísticas son correctas, se diría que no representan una matanza. Pero no hay nada sorprendente en tal cifra, y menos cuando caemos en cuenta de que Basora -ahora bajo fuego de artillería británico- lleva 72 horas sin agua corriente ni luz eléctrica. Hasta ahora la situación pinta como que estadunidenses y británicos están sudando sangre para "liberar" a un pueblo que no tiene muchas ganas de que lo liberen estadunidenses y británicos. Un problema moral, sin duda. Pero no tanto como sería si todo este sufrimiento iraquí a manos de estadunidenses y británicos resultara tener por causa el petróleo.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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