Juan Arturo Brennan

Y el jazz, Ƒdónde?

Hace unos días se presentó en la Plaza de las Artes del Centro Nacional de las Artes (CNA), en el contexto del Festival EuroJazz, el Trío de Lenni-Kalle Taipale, muy buen grupo proveniente de Finlandia. Formado en 1995 y trabajando con su formación actual desde 1999, puede presumir de haber sido el primer ensamble de jazz en ganar un disco de oro en ese país.

Animado por el hecho de que son muy pocos los espacios y los tiempos asignados al jazz en nuestro panorama musical, hice el corto trayecto hasta el CNA no sólo para escuchar a los tres finlandeses sino también para verificar el barómetro del público y su disposición para esta clase de oferta musical.

Unos días antes de la presentación de Lenni Kalle Taipale y compañía en el CNA, tuve oportunidad de escucharlos en una audición privada en la Embajada de Finlandia, y me di cuenta de la habilidad e intuición de los miembros del trío para modular su repertorio, su dinámica escénica y sus decibeles de acuerdo con la ocasión específica. De lo escuchado en ambas sesiones deduzco que el joven Trío de Lenni-Kalle Taipale posee una técnica muy sólida y una flexibilidad estilística bastante amplia. De modo general, fue notoria la facilidad con la que estos tres jazzistas finlandeses pasan de un referente sonoro a otro sin que se noten las costuras musicales.

A lo largo de las dos sesiones que les escuché, el trío transitó sin complicaciones entre el cool jazz y el bebop, entre el jazz latino y la balada pop, entre los atisbos a la danza popular y la languidez de la chanson francesa. Y como suele ocurrir cuando se trata de un buen grupo, todos estos (y otros) puntos de referencia fueron integrados en una visión propia, fuerte, expresiva y de una gran latitud en lo que se refiere a lenguajes y componentes sonoras.

El Trío de Lenni-Kalle Taipale ofreció algunas combinaciones de alto refinamiento, entre las que una me pareció especialmente bien lograda en la pieza Footprints: la pulsación directa de las cuerdas del piano, más la pulsación de las cuerdas del bajo eléctrico por detrás de la pisada, más el címbalo suspendido frotado con arco. De manera individual, estos recursos tímbricos no son particularmente novedosos, pero su utilización simultánea y efectiva fue una buena muestra de la amplitud de objetivos de Lenni-Kalle Taipale y sus colegas.

Otro momento importante de la presentación del trío fue la extrovertida, fogosa versión de la pieza Pojama, en la que el pianista-líder-compositor del grupo, Lenni-Kalle Taipale, rinde homenaje a su región natal, Ostrobothnia. Aquí, los acentos de origen popular son inteligentemente fundidos con las armonías y los ritmos propios del jazz, con la experta complicidad del bajista Ape Anttila y el impetuoso baterista Toni Porthén. Y como suele ocurrir en este tipo de tocadas, el trío finlandés se permitió hacer un gran guiño al entusiasta público, con un sabroso arreglo de Bésame mucho.

Con frecuencia me he quejado de los atentados acústicos que perpetran los ingenieros de sonido en casi todos los espacios dedicados a la música popular, por lo que en esta ocasión no puedo sino mencionar el excelente trabajo de Marko Häkkinen, encargado de la sonorización del trío, quien evidentemente comprende la diferencia que hay entre involucrar a los asistentes y romperles los tímpanos. No es usual asistir a una tocada de jazz al aire libre en la que todo se oye con claridad y todavía hay espacio acústico para el comentario y el cotorreo. Ahora bien: si la calidad de la música y el sonido fue una grata sorpresa, no lo fue menos la multitudinaria asistencia al concierto de jazz finlandés. La tarde anterior, se reunieron cerca de 2 mil personas para escuchar al Cuarteto de Ben Sluijs, y los finlandeses fueron recibidos por unos mil 900 fans.

Más allá de la entrada gratuita (que en nuestro medio no garantiza nada), la sabrosa aglomeración para estos conciertos viene a confirmar el hecho bien sabido de que hay enorme avidez por escuchar jazz en México, y de que las oportunidades y los espacios son vergonzosamente escasos, debido a una incomprensible mezcla de satanización e indiferencia por parte de muchas de nuestras instituciones. Hay que hacer algo al respecto, pero ya.

Por lo pronto, resulta que aún quedan por venir varias sesiones del festival EuroJazz, con el Trío de Toni Germani, el Cuarteto de Chema Saiz, el Trío de Sabina Hank y el Cuarteto de Viktoria Tolstoy. La única manera de saber a ciencia cierta si son de alto nivel o no es aparecerse por la Plaza de las Artes para escucharlos. Pero hay que llegar temprano, porque las multitudes son, venturosamente, numerosas.