El Gobierno del DF ha habilitado a 300, quienes
participan en comités de adquisiciones
Los contralores ciudadanos, experiencia pionera en
México
Intervienen en la vigilancia de la aplicación
de los recursos públicos y en la evaluación de la gestión
gubernamental Inclusive las empresas ya piden su presencia en procesos
de licitación
ELIA BALTAZAR
Funciona en Porto Alegre, Brasil, y ahora se impulsa en
la ciudad de México. Se trata de un modelo de participación
ciudadana promovido desde una de las más discretas -por el carácter
de sus funciones- oficinas del gobierno capitalino: la Contraloría
General del DF, la cual pretende involucrar a los ciudadanos en las más
sensibles tareas de gobierno, como la vigilancia en la aplicación
de los recursos públicos, la evaluación y el control de la
gestión gubernamental, e inclusive en la orientación del
presupuesto.
Esta labor, que por primera vez se pone en marcha desde
una instancia de gobierno, no sólo en la ciudad sino en el país,
está bajo la responsabilidad de los contralores ciudadanos. Suman
300, forman una red ciudadana y son parte de los comités técnicos
de adquisiciones de la administración local, de acuerdo con la Ley
de Adquisiciones del Distrito Federal, que obliga a que se incluyan dos
ciudadanos en cada una de esas instancias.
No son funcionarios públicos, pero ya conocen la
ley al parejo. Aunque no cobran un sueldo, no son "mirones de palo", porque
ya gozan de voz y voto y sus opiniones inclusive han modificado o influido
en los criterios para la licitación y compra de bienes en distintos
niveles de los gobiernos local y delegacionales.
Su figura, además, ha permitido generar confianza
entre los participantes en los procesos de licitaciones y cerrar paso a
la discrecionalidad y, sobre todo, a la corrupción, pues ellos también
participan en los operativos para detectar irregularidades en dependencias
como la Tesorería y emiten opiniones para mejorar los mecanismos
de vigilancia.
Gestión participativa
Con
el programa de contralores ciudadanos, "estamos participando en la construcción
del primer modelo de gestión participativa en el gobierno con criterios
ciudadanos", asegura María de la Paz Soriano, contralora ciudadana
y promotora de una organización no gubernamental que trabaja en
contra de la aplicación del Tratado de Libre Comercio para América
del Norte.
Se trata, sigue, de ejercer el derecho de tomar parte
en las decisiones de los gobiernos para la aplicación de los presupuestos
públicos, que no es otra cosa que el presupuesto participativo.
El programa de contralores ciudadanos tiene una visión
social más amplia, que pretende recuperar la experiencia de otros
lugares, como Porto Alegre, para construir alternativas sociales y ciudadanas.
Así, en el programa se han incluido criterios alternativos
de sustentabilidad y equidad de género para que, desde el gobierno
y en la aplicación de su presupuesto, se estimule la actividad productiva
de la ciudad, mediante el aprovechamiento de la reserva que proporciona
la Ley de Adquisiciones, que permite que 20 por ciento de las compras de
gobierno se lleve a cabo por asignación directa.
De esta manera, se propone apoyar a grupos campesinos
y urbanos, micros y pequeñas industrias que no cuentan con posibilidades
de competir en grandes licitaciones, aun cuando su producción y
costos son de calidad y competitivos.
"Pretendemos que ese 20 por ciento de las compras de gobierno
que la ley permite realizar de manera directa sean un medio para fomentar
la economía de los grupos sociales y de productores menos favorecidos
y dirigir a ellos las invitaciones restringidas", según la dirección
ejecutiva del programa de contralores ciudadanos.
Esta nueva perspectiva ha permitido, por ejemplo, que
la Dirección General de Reclusorios compre café orgánico
a productores nacionales, con el sello de comercio justo. Y ahora se analiza
la posibilidad de asegurar que las compras de alimento para los internos
sólo provengan del campo mexicano. También, la Secretaría
de Seguridad Pública adquiere de los productores rurales de Milpa
Alta el forraje para alimentar a sus caballos.
"Somos quienes mejor conocemos la ciudad"
Los ciudadanos, dice Leonardo Huidobro, también
contralor ciudadano, "somos quienes mejor conocemos la ciudad y sus prioridades,
porque la vivimos o la padecemos cotidianamente, mientras los políticos
o los funcionarios a veces pretenden llevar a cabo obras que son inecesarias,
principalmente por imagen política".
Un ejemplo lo ofrece Alejandra Ramírez, estudiante
de derecho, quien forma parte del subcomité de Obras de la delegación
Benito Juárez. Allí, explica, pretendían licitar la
construcción de cinco nuevas casetas de vigilancia, cuando hay actualmente
29 que permanecen inhabilitadas por falta de mantenimiento. "Hicimos esa
observación y se decidió invertir y habilitar las que ya
existen".
Los contralores ciudadanos han descubierto también,
en su experiencia, los muchos recursos que se desperdician dentro del gobierno,
por los excesivos procesos administrativos. Y no hablan sólo de
dinero, sino de tiempo invertido en tareas que al final no tienen resultados.
Así lo explica la contralora Olga Rivera, quien
participa en los comités de adquisiciones del Sistema de Transportes
Eléctricos y el Metro. Particularmente en el primero, dice, "detectamos
una dinámica muy lenta en los procesos de licitación y la
falta de recursos para definir las necesidades".
Recuerda cómo en Transportes Eléctricos
se llevó adelante todo un proceso de licitación para adquirir
dos grúas, cuya compra ya había sido aprobada. Al final,
sin embargo, todo se canceló bajo el argumento de que no eran necesarias.
Esta decisión significó echar por tierra recursos administrativos
que son de la ciudad, de los ciudadanos. "Y nosotros estamos en la lógica
de vigilar el presupuesto de la gente".
La presencia de los contralores ciudadanos en los procesos
de licitación también ha influido en la confianza de los
participantes. Empresas que en principio los miraban con desconfianza,
ahora piden su presencia para garantizar la transparencia en las decisiones.
Si bien las funciones y los resultados de los contralores
ciudadanos permiten a las autoridades confiar en su consolidación,
también han advertido sobre los riesgos que implican el acecho y
los ataques de "aquellos grupos que tradicionalmente se beneficiaron con
la contratación pública".
Por eso, y ya frente a la próxima conclusión
del primer ciclo de actividades de los contralores ciudadanos, las autoridades
convocan a los capitalinos a no perder el derecho de participar en la gestión
de gobierno y contribuir a la construcción de una administración
transparente y justa.