TOROS
En 20 corridas, Herrerías perdió casi
$17 millones
Con fuerza, raza y bravura apabullaron los de Xajay
Se consumó el fraude con el derecho de apartado
LUMBRERA CHICO
Bravos, fuertes, fijos, claros, los toros de Xajay se
llevaron la última tarde de la Estafa Grande 2002-2003 en la Monumental
Plaza Muerta, donde los diestros Juan Salvador, Alfredo Gutiérrez
y Leopoldo Casasola confirmaron -por si alguna duda hubiera- que nada tienen
que hacer en la fiesta brava.
Animales con edad y bien comidos, que nunca se cayeron
después de pelear alegremente bajo el peto de los caballos, los
ejemplares enviados por la familia Sordo Madaleno desde el queretano municipio
de Tequisquiapan, llegaron todos con el hocico cerrado a la etapa final
de la lidia y nunca voltearon la cara ni se desentendieron de los supuestos
"toreros" que les bailoteaban por delante.
El
público, estrictamente villamelón, aplaudió todo con
ligereza, pero no se percató de la extraordinaria calidad de Hortelano,
de 480 kilos, al que el juez Eduardo Delgado, con todo acierto, premió
con el arrastre lento porque el bicho, negro bragado, con 5 años
y medio de vida que no aparentaba salvo en la ancha cepa de sus pitones,
recargó con fuerza en el tercio de varas y embistió a lo
largo de 80 muletazos, poniendo de relieve la escasa afición y los
pobres recursos de Casasola, quien intentó matarlo de dos pinchazos
en todo lo alto, otros dos en el rincón de Hermoso de Mendoza y
otro más en el morillo, antes de asesinarlo de un sartenazo canallesco
después de escuchar un aviso del biombo.
Cuervo, negro zaino, primero de la tarde, también
de 480, y Sevillano, cárdeno bragado y bizco del derecho,
con 473, compusieron el lote de Juan Salvador, que lució más
verde que un principiante y con menos ganas de hacer y decir que el propio
Armillita Chico. Vestido de blanco y oro, terminó completamente
manchado de sangre bovina sin haberse arrimado jamás, y salió
más sucio que los carniceros del rastro. Un fiasco absoluto.
Con Polito, cárdeno astifino de 480, áspero
y enrazado, Alfredo Gutiérrez mostró su entusiasmo pero también
su impotencia, y sólo gracias a la benevolencia del respetable tuvo
petición de oreja y se robó una vuelta al ruedo inmerecida.
Ante Amoroso, negro bragado de 470, que tenía una embestida
envidiable, el sobrino del artista de Tula, Hidalgo, volvió a zozobrar
incurriendo en el imperdonable pecado del desperdicio.
Por último, Casasola se las vio con Cautivo,
cárdeno bragado y corbatón de 535, pero no tuvo la grandeza
necesaria para aguantarlo y tirar de él, consentirlo y obligarlo
a romper como a gritos pedía el cuadrúpedo, y su labor se
limitó a dar medios muletazos aprovechando el viaje y lanzar sonrisitas
a los tendidos en busca de aplausos ignorantes.
La entrada fue tan mala, dado el poco atractivo del cartel,
que no asistieron ni los taqueros de carnitas de cerdo que se instalan
alrededor de la plaza. Con esto finalizó la temporada y se consumó
el fraude a cargo de la empresa, que no presentó a las figuras que
había ofrecido a cambio de los 28 millones de pesos que cobró
por el canje del derecho de apartado.
Utilidades y pérdidas
Domingo 9 de marzo de 2003
Espectadores |
3,000
|
Ingreso neto |
210,000
|
Egresos |
|
Juan Salvador |
50,000
|
A. Gutiérrez |
50,000
|
Casasola |
50,000
|
Ganado |
250,000
|
Otros |
1,000,000
|
Subtotal |
1,400,000
|
Utilidades |
-------------
|
Pérdidas |
1,190,000
|
Pérdidas anteriores |
15,766,000
|
Pérdidas totales |
16,956,000
|
|