Edgar Ceballos documenta el desarrollo de la
ópera, el teatro y la zarzuela en el siglo XX
Preparan historia de la escena nacional
El primero de nueve tomos de ese proyecto monumental
se presenta hoy en Bellas Artes
ANGEL VARGAS
La ciudadanización de la cultura es un proyecto
que se debe al porfiriato, más que a la actual administración
federal. Pero esa no es la única sorpresa que en materia cultural
uno puede encontrarse en ese régimen, pues también apoyó
el desarrollo de las artes, en particular del teatro, como ningún
otro gobierno de la República lo ha hecho, con la convicción
de su función formadora y educativa.
Esos son sólo un par de ejemplos de los hallazgos
del investigador Edgar Ceballos, quien ha dedicado cuatro años a
documentar el siglo XX mexicano a partir de la historia del teatro nacional.
Se trata de un proyecto "ambicioso y monumental" que tuvo
su punto de partida en la convicción del especialista de que "la
historia del país ha sido desde siempre una gran tragicomedia" y
como tal, afirma, puede ser tratada, investigada y contada desde el reflejo
o espejo que tuvo en las artes escénicas, particularmente en el
teatro y la ópera.
Los resultados de la investigación, está
previsto, quedarán concentrados en un total de nueve gruesos volúmenes:
cuatro de ellos dedicados a documentar la historia de la ópera,
otros tantos la del teatro y uno más la de la zarzuela y otro tipo
de entretenimientos públicos que se dieron durante el siglo XX,
como las jamaicas (una especie de verbenas populares) y los salones de
baile.
Por
el momento se encuentra ya listo el primer tomo de la saga dedicada a la
ópera, en el que se comprende el periodo de 1900 a 1925. Fue editado
por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y Escenología,
como sucederá con el resto de los libros de la serie, y su presentación
se efectuará este lunes, a las 19 horas, en la sala Manuel M. Ponce
del Palacio de Bellas Artes.
Participarán en el acto Ernesto de la Peña,
Luis Reyes de la Maza, Eduardo Lizalde, Raúl Falcó y el autor.
Además se ofrecerá una gala operística con la participación
de Lourdes Ambriz, Encarnación Vázquez, Carlos Arturo Galván
y José Angel Rodríguez.
Ampliamente reconocido en el medio por su trabajo en la
investigación teatral, Edgar Ceballos explica en entrevista que
este proyecto tiene su punto de partida en la historia de la ópera
porque "el lírico fue el género que tuvo mayor preferencia
entre los espectadores del primer cuarto del siglo XX. Un hecho que lo
constata es que por cada 10 obras de teatro cantado, se estrenaba una de
teatro hablado".
Según el especialista, en ese primer cuarto de
siglo se vivió la época dorada del teatro nacional en todos
sus géneros: "La odiosa dictadura, entre comillas, consideró
que el teatro era un complemento obligado de la escuela. Por eso, durante
el porfiriato estuvo exento de cargas tributarias y fue alentado a tales
grados que cualquiera podía solicitar un espacio en un parque público
o cualquier predio federal y le era de inmediato concedido sin mayores
averiguaciones, casi de forma gratuita.
"Hasta antes de que la Revolución se institucionalice,
el teatro goza de muy buena salud y es alentado por las propias administraciones.
Paradójicamente, con la llegada de los caudillos comenzó
a considerarse como algo superfluo y se le empezó a gravar con cargas
tributarias excesivas, que llegaron incluso al 85 por ciento, con el pretexto
de que era un impuesto para los pobres.
"Ese fue el inicio de la debacle del teatro. Su segundo
enemigo fue el sindicalismo, que cobró su cuota de poder después
de apoyar a Carranza con los famosos batallones rojos y se constituyó
en un organismo de Estado, como lo conocemos a la fecha".
Quienes detentaron el sindicalismo teatral, agrega, no
sólo fueron padecidos por los empresarios, sino por los propios
trabajadores, y esto condujo a que "de 1926 a 1940 se diera el periodo
más oscuro de la historia del teatro nacional, donde de 60 recintos
que existían en el DF sobrevivieron sólo seis". En provincia,
en tanto, muchos teatros debieron cerrar sus puertas y convertirse en cines.
Ese, adelanta, será tema del próximo volumen, que aparecerá
a principio del año entrante.
El estudioso asume que no es temerario de su parte pretender
"contar la historia del país a través del teatro. En el caso
de la ópera, por ejemplo, podemos encontrar que la ciudadanización
de la cultura no es invención del gobierno del cambio, sino que
nace en la dictadura de Porfirio Díaz".
Agrega: "Los intelectuales, que se habían reunido
para formar la primera sociedad autoral, propusieron al gobierno que, al
ser el único vehículo educativo junto con la escuela, el
teatro debía ser llevado a las clases amantes del trabajo, eufemismo
de moda para referirse a los obreros. El régimen estuvo de acuerdo
y durante 10 años organizó conciertos, teatro dramático
y funciones de ópera, y todas tenían que da un par de funciones
a las clases desprotegidas".
Edgar Ceballos puntualiza que, luego de ese periodo de
oscuridad que se vivió entre 1926 y 1940, el teatro lírico
volvió a dar señales de vida en 1943, cuando se fundó
la empresa Opera Internacional, la cual comenzó a traer cantantes.
El punto culminante de esa etapa, comenta, ocurrió
en los 50, con la llegada de María Callas y otras figuras de la
ópera internacional. "Luego hubo otro declinar, entre los años
50 y 70, y a partir de los 70 y hasta el año 2000 vemos que el Estado
funda su propia compañía de ópera, con los resultados
que todos conocemos".
Todo eso será material a tratar en los siguientes
tres tomos que restan sobre la historia de la ópera. Posteriormente
aparecerán los cuatro tomos dedicados al teatro hablado y, más
adelante, el de la zarzuela.