ELECCIONES 2003
Hubo divisiones, pero no se recurrió a la violencia ni se cayó en provocaciones
Movilización campesina impide las votaciones en San Salvador Atenco
Con un plantón, el PRI intentó presionar a funcionarios del Comité Municipal Electoral
MARIA RIVERA ENVIADA
San Salvador Atenco, Mex., 9 de marzo. Atenco vive, la lucha sigue. En la jornada de ayer los hechos terminaron dando la razón a quienes afirmaban que las condiciones para la celebración de los comicios en San Salvador no eran propicias y que este municipio no puede ser tratado como uno más. Comenzaba la mañana cuando el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FLDT) inició una movilización que, al grito de "špresos políticos, libertad!" -en alusión a sus casi 50 compañeros sujetos a procesos penales por los hechos derivados de las protestas contra la construcción del aeropuerto alterno de la ciudad de México-, consiguió desmantelar o impedir la instalación de 21 de las 36 casillas de la demarcación, lo que abre la posibilidad de que los comicios sean suspendidos.
Desde la víspera empezó a organizarse la resistencia. La meta era clara. Se trataba de evitar las votaciones sin recurrir a la violencia y sin caer en provocaciones. Explicaban que la estrategia gubernamental pasaba por lograr que se enfrentara la gente del pueblo y que había que impedirlo a toda costa. Todo un reto para un movimiento que se ha caracterizado por no retroceder, sin importar que la fuerza pública se les ponga enfrente.
Como en los momentos más tensos de la lucha contra el decreto expropiatorio para el aeropuerto, nadie durmió. Pasaron la noche observando en la plaza pública videos que rememoraban su resistencia y los lances amorosos del increíble Hombre Araña. A las 7 de la mañana los simpatizantes del movimiento que consiguió detener la construcción de la terminal aérea empezaron a ser convocados y minutos más tarde su dirigente, Ignacio del Valle, les informó las pautas bajo las cuales iba desarrollarse la acción. Al filo de la navaja empezó la marcha.
A la primera casilla, situada a escasos metros del plantón permanente que mantienen, llegaron con toda la decisión posible, coreando la consigna que marcaría la jornada. Resistencia hubo, porque los funcionarios de casillas sabían lo que se avecinaba, pero confusión también, porque se vieron sorprendidos por la rapidez con que se desarrollaron los hechos. El intercambio se limitó a jaloneos e insultos, sin llegar a los golpes. Superada la primera y decisiva prueba, los opositores a las elecciones se lanzaron sobre su siguiente objetivo, que también lograron evitando la violencia. No era casual que no hubiera roces: cuando alguno de los manifestantes daba muestras de estar a punto de perder la cabeza, lo sacaban de la jugada. Los que se mantenían al frente tenían que preservar el ánimo sereno.
Cuando se encaminaron a Acuexcomac se produjo el único enfrentamiento. Antonio, un joven del movimiento, recibió un corte que le cubrió el rostro de sangre. Rápidamente sus compañeros lo llevaron a una camioneta que hacía las veces de ambulancia y continuaron la movilización, esta vez hacia La Pastoría y Zapotlán. Y así, para las 11 de la mañana cumplieron la cuota que se habían impuesto: evitar la instalación de las casillas. A tres horas de emprender la acción empezaron los festejos: una vez más Atenco lograba lo que parecía imposible, postergar las elecciones con saldo blanco.
Pese a que a la vanguardia iban los habitantes del municipio, y las organizaciones fraternas sólo participaban en los cordones de seguridad, los que deseaban las elecciones centraron sus agresiones contra éstas. Es curioso cómo muchos de los que elogiaron y aceptaron el apoyo de grupos solidarios durante la lucha por conservar las tierras ahora los agreden. La amnesia parece ser una de las características de los detractores del FLDT. De pronto nadie recuerda que la abrogación del decreto expropiatorio fue producto de una larga lucha que fue adoptada por amplios sectores del país.
En el festejo posterior a la marcha, Ignacio del Valle señaló que, aunque lo alegraban los logros de la jornada, lamentaba las fracturas suscitadas y que ese sería el próximo gran objetivo del movimiento: sanar las heridas producidas en esta contienda. "Deberíamos estar unidos y no separados, como el gobierno diseñó", expresó el líder campesino. "Sin embargo, no tenemos remordimientos por lo que hicimos, pues habíamos advertido nuestra postura a los que decidieron participar en las elecciones. Les explicamos que primero deberíamos lograr la libertad de todos los compañeros y compañeras que tienen averiguaciones previas a raíz de su lucha por la defensa de la tierra y que en este punto no íbamos a ceder. Este es un reclamo que no ha sido escuchado por el gobierno y por eso hemos tenido que llegar a protestas como las de hoy."
El ex general Francisco Gallardo Rodríguez defendió las acciones de los ejidatarios e indicó que la lucha es legítima. "El gobierno debió retirar las órdenes de aprehensión e indemnizar a la familia de José Enrique Espinoza Juárez antes de las elecciones si quería que se celebraran. No ha habido los canales de comunicación para dirimir los problemas que fueron provocados por la golpiza del 11 de julio de 2002. La Constitución en su artículo 115 indica que la célula política administrativa es el municipio, y si los habitantes de Atenco han decidido no tener elecciones se debe respetar. Además considero que, en la medida en que amplios sectores del país se ven representados por la lucha de estos campesinos, muchos grupos de la sociedad civil se solidarizan con ellos. No entiendo por qué se critica que hayan venido a apoyarlos."
Al atardecer llegó la respuesta del priísmo. Instaló un plantón ante el Comité Municipal Electoral (CME) para presionar a unos funcionarios desconcertados que ofrecían información inexacta, que en lugar de aclarar contribuían a generar más confusiones. Ejemplo: al mediodía el presidente del CME, Jorge Mateos Cruz, indicó que habían llegado a un acuerdo de suspender las elecciones. Minutos después en Toluca, María Luisa Farrera, consejera presidenta del Instituto Estatal Electoral lo desmentía, y explicaba que no tenían facultades para cancelar los comicios y que esa decisión era atribución del Tribunal Estatal Electoral.
La agresividad de los priístas se centró en los miembros de las organizaciones civiles que desde la víspera llegaron a San Salvador para solidarizarse con el FPDT. Los auténticos atenquenses aparecieron y de pronto cualquier desconocido se volvió blanco de toda clase de descalificaciones. Un grupo de enfurecidas mujeres, por ejemplo, arremetió contra el músico Guillermo Briseño, quien acababa de bajar del taxi que lo había llevado al pueblo. Quién sabe sobre qué base concluyeron que tenía facha de guerrillero y sin más le soltaron: "šFuera los del EPR!" A la campaña intimidatoria se sumaron seudoperiodistas que también lo cuestionaban quién lo había invitado y cuáles eran sus "aviesas intenciones".
Sin entender el berenjenal en que se había metido, el músico explicó que lo habían invitado a tocar y que había aceptado porque admiraba la lucha de los campesinos por la defensa de su tierra. "En este lugar brotó algo que tiene que ver con la dignidad y todos los que creemos en la defensa de la soberanía tenemos el deber de defenderlo", argumentó. Alguien preguntó a la informadora si sabía quién era el investigado, pues reconoció que no tenía la menor idea...
Mientras el FPDT festejaba, en las comunidades priístas de Nexquipayac, Santa Rosa y Santa Isabel los comicios se celebraban normalmente. Los presidentes de las casillas reportaban que pese a la alarma matutina, las votaciones continuaron.
Ahora, ante las declaraciones en Toluca del secretario general del Instituto Electoral del Estado de México, Bernardo García Cisneros, de que corresponderá a los partidos resolver mediante el tribunal si la votación en el resto de las casillas es declarada válida, el caso Atenco ha quedado en suspenso. El mano a mano que el movimiento campesino ha sostenido con la administración de Arturo Montiel no tiene ganador. El priísmo no parece dispuesto a ceder otra vez. Demasiadas afrentas le ha propinado este pequeño, pero aguerrido municipio que no cree en imposibles. De acuerdo con el código electoral del estado, la elección podría anularse de comprobarse que no se instaló 20 por ciento de las casillas.