La película protagonizada por Salma Hayek
raya en ''la ridiculez intelectual y la agresión''
Degrada Frida a los personajes representados
en la cinta: Tibol
La pintora era muy cogelona, pero tenía
autorrespeto; no se empinaba botellas de tequila, porque le gustaba el
coñac, y sus bodas con Rivera fueron muy modestas, precisa la crítica
de arte
ANGEL VARGAS
Con el respaldo que le confieren varios años de
estudio a la vida y obra de Frida Kahlo, la crítica de arte Raquel
Tibol descalificó la película Frida, en la que Salma
Hayek representa a la pintora coyoacanense. Señaló que varias
escenas son de gran "ridiculez intelectual y una agresión a la vida
real de los personajes".
Aunque la cinta está propuesta para seis premios
Oscar, la especialista subrayó que se trata de un trabajo en el
que ''degradan a los personajes'', y sustentó: ''Frida era muy cogelona,
brutalemente, pero a la vez tenía autorrespeto, ese que obliga a
la discreción y la intimidad. No era mujer -ni en la adolescencia
ni en la madurez- de andar buscando un rincón oscurito en la preparatoria
para echarse un palito. Y así es casi como empieza la película
(de Hayek).
''Después se ve a Frida empinando una botella de
tequila, vestida de old fashion. Frida no se empinaba botellas de
tequila, porque cuando se emborrachó siempre lo hizo con coñac;
no le gustaba el tequila. Llegó a tomarse tres botellas de coñac
en un día; fue una dipsómana radical.''
Tras
enumerar una serie de inconsistencias históricas que se plasman
en la cinta, como retratar las bodas de Diego Rivera y Frida como algo
fastuoso, cuando en realidad fue una ceremonia modesta, Tibol criticó
además que "se saca de contexto a los personajes" históricos,
por ejemplo la insinuación de que Tina Modotti era lesbiana.
También aludió a la falsificación
de ambientes: "Todo el tiempo el escenario está adornado. Todo lo
pintan de colorín colorado. Y encima, por eso, le van a dar un premio
al que hizo la parte artística". Agregó en son de broma:
''yo lo colgaba".
En su opinión, la única escena bien lograda
es aquella con que concluye el largometraje, cuando aparece Frida tendida
en una cama que comienza a incendiarse: ''es la única metáfora
que, creo, está a la altura de los personajes. (Fuera de eso) Salma
Hayek está todo el tiempo mal pintada, mal vestida, no da el golpe".
Hablar de la película Frida protagonizada
por la actriz veracruzana, sin embargo, no fue el propósito con
el que Tibol acudió este sábado al Jardín Hidalgo
del centro de Coyoacán, invitada por los organizadores de la segunda
Feria de las Letras Coyoacán.
La idea original consistió en presentar sus libros
Escrituras. Frida Kahlo (UNAM y CNCA) y Frida Kahlo, una vida
abierta (UNAM). Las alusiones al mencionado largometraje se dieron
en el contexto del diálogo que la crítica de arte sostuvo
con más de 200 asistentes al acto.
La gente se involucró desde un principio con el
tema y durante poco más de una hora preguntó situaciones
específicas sobre la vida de Frida, personaje de moda incluso ''entre
los que no conocemos de arte", como reconoció un joven, gracias
a la película de Hayek y sus candidaturas a los premios de la academia
cinematográfica estadunidense.
De esa manera, Tibol precisó que la relación
de amasiato entre Frida y León Trotsky es más parte de una
leyenda que de hechos verídicos.
Lo único que hubo entre ellos, dijo, fueron ''miraditas,
una calentadita de manos y a lo mejor una acostadita, pero una y punto.
No hubo tal relación como para decir que fue la amante de Trotsky.
Esto se ha exagerado, porque resulta muy lucidor".
El interés de la audiencia se centró sobre
todo en el aspecto sentimental de Kahlo. La especialista se refirió
a las relaciones que la pintora sostuvo en su temprana juventud con Alejandro
Gómez Arias, quien huyó a Europa tras el famoso accidente
del tranvía, en 1925.
No podía faltar, por supuesto, Diego Rivera, el
gran amor de Frida, relación de la que Tibol señaló
una serie de incoherencias, pues ''supuestamente no sólo se permitían
todo, sino que incluso se azuzaban para sostener más amoríos,
pero cuando alguno de ellos los tenía, el otro estallaba en celos''.
Entre los puntos que más sorprendieron al público
estuvo la referencia al "escarceo amatorio" que la artista sostuvo con
Carlos Pellicer, no obstante que el poeta tabasqueño fue homosexual.
Tal era la necesidad de amar y el impulso erótico de Frida.
Como epílogo, Raquel Tibol recomendó a quienes
deseen conocer o profundizar en la gran pintora mexicana no quedarse con
la versión de la película y recurrir a la amplia bibliografía
que existe sobre la artista.