BUSH: MAS BATALLAS PERDIDAS
Antes
del inicio formal de la guerra en gran escala contra Irak, George W. Bush
no deja de perder importantes batallas diplomáticas. La más
relevante para nuestro país es, sin duda, el feliz fracaso del presidente
estadunidense en su empeño chantajista de hacer cambiar la postura
del gobierno mexicano ante el problema. Tras recibir una llamada telefónica
del delirante jefe de Estado vecino, el presidente Vicente Fox reiteró
la postura de su gobierno en defensa de la paz y de búsqueda del
desarme iraquí "a través de acciones diferentes a la guerra".
Debe destacarse que, en este caso, el titular del Ejecutivo
federal no sólo expresa sus convicciones personales, sino las de
la gran mayoría de la sociedad mexicana, la cual ha manifestado
de todas las formas, desde el inicio de la presente crisis internacional,
su repudio a la agresión criminal que Bush y su grupo pretenden
cometer contra una población de por sí postrada por las guerras
insensatas de Saddam Hussein, gravemente afectada por el embargo internacional
y sometida a una cruenta tiranía que fue, en buena medida, armada
y financiada por el gobierno de Washington.
Cabe felicitarse por la postura de dignidad asumida ayer
por el presidente Fox y demandar que las autoridades nacionales se mantengan
fieles a su posición cuando, en el Consejo de Seguridad de la ONU,
llegue el momento crítico -que llegará- de rechazar un nuevo
bombardeo masivo de las ciudades iraquíes en nombre de la paz mundial
y de la seguridad de los estadunidenses.
Ayer, por cierto, Bush volvió a la carga con esa
mentira cada vez más insostenible -que "las armas de exterminio
de Irak son una amenaza directa para Estados Unidos"- y reiteró
un discurso que busca tergiversar, a fuerza de repeticiones, la resolución
1441 del Consejo de Seguridad de la ONU. Tal documento no se propone, ciertamente,
provocar un cambio de régimen en Bagdad ni exige su "desarme total",
como insinúa, cada vez con mayor descaro, el ocupante de la Casa
Blanca. La resolución se limita a ordenar a Irak la destrucción
de las armas de destrucción masiva que pudiera tener, es decir,
las químicas, biológicas y nucleares.
En vísperas del nuevo informe del jefe de inspectores,
el cada vez más pro estadunidense Hans Blix, al Consejo de Seguridad
de la ONU, el gobierno británico parece imprimir un viraje a su
postura de respaldo incondicional a Washington. Acaso el premier Tony Blair
y su canciller, Jack Straw, hayan percibido el delirio creciente de sus
aliados estadunidenses y el aislamiento internacional de su postura, o
tal vez empiecen a escuchar las voces opuestas a la guerra, mayoritarias
en Gran Bretaña. El hecho es que Londres ha dejado de hablar de
una guerra inevitable y ha instruido a su representación en la ONU
para que modifique la propuesta de segunda resolución a fin de otorgar
al régimen iraquí un margen adicional de tiempo para realizar
y demostrar su desarme. Adicionalmente Straw reconoció que la resolución
1441 no menciona en ninguna parte el derrocamiento de Saddam -que parece
ser la principal obsesión de la familia presidencial estadunidense-
y dijo que el gobierno británico está dispuesto a resignarse
a la permanencia de Saddam en el poder siempre y cuando renuncie a sus
armamentos más peligrosos.
En suma, en vísperas de lo que ha de ser, según
los datos disponibles, una batalla diplomática decisiva en el máximo
organismo multilateral, Bush experimentó dos reveses de consideración.
Ambos son motivo de esperanza para la preservación de la paz mundial
y, por lo que respecta a la postura oficial de México, de orgullo
y de respaldo al gobierno federal.