El capo del cártel de Tijuana presentó dos testigos del caso Posadas al ex procurador, dice
Carpizo impidió que Benjamín Arellano se entregara en 1993, según Félix Gallardo
Tras 14 años de prisión sostiene que es inocente de los cargos de narcotráfico que se le imputaron
JESUS ARANDA
Benjamín Arellano Félix tuvo la intención de entregarse a la justicia mexicana cuando acudió a la nunciatura apostólica a finales de 1993. Sin embargo, el entonces procurador general de la República, Jorge Carpizo, "no lo dejó", afirma en entrevista Miguel Angel Félix Gallardo, quien después de 14 años de prisión sostiene que es inocente de los cargos de narcotráfico que se le imputaron.
En la primera entrevista que concede desde que fue aprehendido el 8 de abril de 1989, Félix Gallardo -quien al momento de su detención era considerado uno de los principales narcotraficantes por las autoridades mexicanas y estadunidenses- se queja vía telefónica, desde el penal de máxima seguridad de La Palma, en Almoloya, estado de México, de las anomalías de los procesos penales en su contra. Señala que fueron irregulares desde el principio su detención -ocurrió sin la orden de aprehensión correspondiente-, la "fabricación" de delitos en su contra, el "robo" de sus bienes y que hasta la fecha no haya tenido la oportunidad de conocer a los jueces que lo han condenado ni a los testigos que declararon en su contra.
"Nunca me pusieron a disposición de un juzgado, nunca presentaron pruebas en mi contra -se le acusa en uno de los procesos de acopio de armas, posesión y tráfico de 16 toneladas de cocaína- de los cargos que se me imputan".
Félix Gallardo tiene una pérdida auditiva de alrededor de 40 por ciento y se le escucha exaltado. Por primera vez habla con un medio de comunicación y aprovecha los pocos minutos -no más de diez- a que tiene derecho para usar el teléfono y denunciar que lo han "secuestrado físicamente, porque la gente no sabe si estoy vivo o muerto".
El, al igual que Benjamín Arellano Félix, tiene historias que contar sobre el ex procurador Jorge Carpizo. Sin embargo, aclara que no existe ningún parentesco entre él y el presunto integrante del cártel de Tijuana. Dice que su padre es de Guamúchil, Sinaloa, y el de los Arellano Félix es de Magdalena de Kino, Sonora, y para no dejar dudas sobre esto afirma que está dispuesto a hacerse pruebas de ADN para que se deje de especular con el tema.
El pasado 20 de marzo, cuando Félix Gallardo se encontraba en el área de locutorios del penal en compañía de su abogado, Félix Francisco Garza, alrededor de las 13:30 horas entró al lugar Benjamín Arellano, a quien le preguntó sobre lo que había pasado con Carpizo. Benjamín le contestó que le había presentado dos testigos al ex procurador para aclarar lo sucedido en el caso Posadas. "Pero contrario a lo convenido, a uno lo detienen y a otro lo matan" dijo Arellano.
"Benjamín trató de entregarse cuando acudió a la nunciatura apostólica, pero Carpizo no lo dejó, no aceptó la entrega y después inventó lo sucedido en la sede diplomática", abundó Félix Gallardo, quien acusa a Carpizo de haberle causado daño moral. "Dice que heredé un cártel de droga a los Arellano Félix, me involucra con el asesinato de una mujer (la esposa de Luis El Güero Palma), que según esto fue decapitada. Pero todo es falso, porque además nunca apareció en México, ni en Venezuela -la mujer era presuntamente originaria de ese país-, ni en Estados Unidos una mujer decapitada.
"Al doctor Carpizo lo engañaron sus colaboradores, porque además le dijeron que los Arellano y yo somos enemigos".
Apresurado, Gallardo trata de terminar la plática antes de que corten intempestivamente la llamada telefónica y subraya: "fui sentenciado inicialmente a la pena máxima 40 años de prisión en uno de los tres procesos en mi contra sin que existieran pruebas, en un juicio a distancia en el que no tuve oportunidad de defenderme adecuadamente".
Acusado del secuestro y homicidio del agente de la DEA Enrique Camarena, cuyo proceso aún no ha concluido, el entrevistado reconoce haber conocido al ex comandante de la Policía Judicial Federal Guillermo González Calderoni -recientemente asesinado- y revela que incluso éste fue quien lo detuvo. Aunque precisa que cuando eso ocurrió no llevaba consigo ni drogas ni armas, como posteriormente apareció en actas, lo que fue determinante para iniciar la acción judicial en su contra.
Comenta que estando preso en el Reclusorio Preventivo Sur, González Calderoni fue a verlo y se entrevistó con él en la dirección del penal a instancias de Luis Tirión Chávez -actualmente preso también por la presunta venta de plazas de agentes federales en Chihuahua y en ese entonces director del penal-. "Le dije que con traidores no quería tratar, pero él me dijo que no me había traicionado, que me había hecho un favor porque yo estaba muy incómodo huyendo.
"Me he enterado de que en algunos medios, con afán de desviar la atención, dicen que yo soy el principal sospechoso de lo que le pasó a González Calderoni. Eso es totalmente falso. Creo que hay gente que tiene más de qué preocuparse por lo que él haya declarado allá, en Estados Unidos. Debieran preocuparse sobre aquellos sobre los cuales él declaró, a quién perjudicaba lo declarado allá. A mí de nada me sirve su muerte, no me perjudica ni me interesaba lo que declarara.
"Durante estos años -dice casi al término de la entrevista- me han perseguido sin tener derecho a un juicio justo, me fabricaron delitos, engañaron al Presidente y a las autoridades de Estados Unidos. Ahora hay un gobierno del cambio en México que está haciendo las cosas bien, está tardando, pero va a cumplir. La venganza no debe seguir, ni el dolo, ni el odio, sino el amor", concluye este hombre que cursó sus estudios de primaria y secundaria en la cárcel y que espera aún demostrar su verdad ante los tribunales.