En la negociación política, escuchará y presentará propuestas, sostiene Usabiaga

El gobierno tratará de convencer a los campesinos de que están equivocados

ANGELICA ENCISO Y PATRICIA MUÑOZ

Al final, el titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) no podía encontrar la salida. Funcionarios de la dependencia, en un intento porque los campesinos no se arremolinaran junto a él, pasearon a Javier Usabiaga de una a otra puerta del Archivo General de la Nación, donde ayer dio por concluida esta fase del Diálogo por una política de Estado para el campo, y el único recurso que encontró fue anunciar que el gobierno sí quiere dialogar, pero buscará "convencer" a las organizaciones, porque tienen muchas percepciones "un poquito equivocadas".

En una fría sesión concluyó el diálogo. Lo único que calentó los ánimos fueron las peticiones que diversas organizaciones hicieron al presidente Vicente Fox para que vote por la paz, porque abstenerse es "de cobardes", dijeron.

El campo no aguanta más, El Barzón, el Congreso Agrario Permanente (CAP) y la Confederación Nacional Campesina (CNC) afirmaron que el desarrollo de las mesas fue un monólogo, y que apenas va a comenzar el diálogo y la verdadera negociación. Llamaron a Usabiaga a no equivocarse y creer que dejarán de lado sus demandas sustanciales, y advirtieron que no cejarán en su lucha ni regresarán a sus parcelas sin el acuerdo nacional por el campo.

Reprocharon la campaña publicitaria que ha emprendido el gobierno para "hacer creer a la opinión pública que nuestras demandas se están atendiendo y que el conflicto en el campo mexicano se encuentra en vías de solución". Alberto Gómez, vocero de El campo no aguanta más, dijo que estas prácticas son una falta de respeto al diálogo, "quitemos la simulación y digamos la verdad, hasta ahora no existe ningún arreglo. El problema rural no se soluciona con propaganda televisada. En el campo hay malestar, hay enojo y desesperación".

En nombre de las 12 organizaciones del movimiento, refrendó sus demandas: que en lugar del blindaje alimentario se elabore un programa emergente 2003, otro de mediano plazo para 2004-2006 y uno más de largo plazo; fomento a la agricultura campesina; presupuestos multianuales; subsidios y precios "objetivos", y la renegociación del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Alfonso Ramírez Cuellar, de El Barzón, anunció que seguirán "en la pelea" por el acuerdo nacional. Aseveró que en la siguiente fase del proceso hay la obligación del Estado y el compromiso de los campesinos por llegar a la nueva política del sector, y que se tendrá que reponer toda la estructura de apoyo financiero para el campo, la cual se desdibujó en los años anteriores.

El acuerdo nacional, expuso, no puede estar sujeto a las limitaciones premeditadas de un marco jurídico internacional y de un presupuesto insuficiente y por demás sacrificado, porque sería el "no acuerdo".

"Escepticismo" fue la palabra que utilizó Beatriz Paredes para definir el sentir de la CNC acerca del diálogo, porque hay el riesgo de que una vez concluidas las consultas los funcionarios hagan oídos sordos y no reconozcan, valoren y apliquen las recomendaciones de las organizaciones de productores.

Una omisión de tal naturaleza, agregó, dejaría totalmente desacreditado al gobierno de la República y justificaría que las organizaciones acudan a los procedimientos que estén a su alcance. En este momento, dijo, se debe exigir "una voluntad política definitoria, sin dobleces ni debilidades, para poner en el centro de la atención nacional la problemática del campo y la resolución de sus rezagos". El cambio de fondo debe considerar la inversión en organización política, social, económica y financiera de los integrantes de la sociedad rural, porque se ha buscado su desarticulación y desacreditación, "de no comprender la dimensión de los problemas y no encontrar respuestas, la energía del movimiento campesino desembocaría en el desbordamiento de los ánimos".

Por el CAP, José Durán Vera apuntó que el diálogo "no debe ser regateo", porque pone en riesgo de ingobernabilidad al país y petrifica el estado de derecho. Señaló que las organizaciones no permitirán que sus demandas sean marginadas, y propuso retomar la propuesta de que 50 por ciento de los recursos adicionales que obtenga el país por ingresos petroleros se destine a elevar el presupuesto para el desarrollo rural.

En tanto, Javier Usabiaga consideró que el diálogo fue todo un éxito, porque hubo casi 2 mil ponencias y 11 mil 485 asistentes. Planteó que en la negociación política, que comenzará la semana próxima, el gobierno federal escuchará y propondrá, pero, advirtió, "tendríamos algunas cosas de qué convencer a las organizaciones que han expresado muchas veces su voluntad determinante en puntos específicos que requieren un análisis puntual y que requieren una demostración por parte de ellos o que nos convenzan de por qué se deben modificar algunas cosas".

Acerca del TLCAN, puntualizó que será uno de los temas en los que habrá "un poquito de divergencias y donde tendremos que ser muy responsables y demostrar realmente nuestro amor a México, para que ni una parte ni otra salgan perjudicadas".

"Creo que hay muchas condiciones técnicas que ellos desconocen. Creo que hay muchas percepciones que son un poquito equivocadas en cuanto a la caída de los ingresos en el sector rural por el TLCAN. Esto es lo que necesitamos platicar. Para eso se necesita un diálogo muy abierto y, por qué no decirlo, muchas veces hasta un pizarrón."

Dijo que su "anhelo", compromiso y deseo, es convencer a todas las organizaciones de que el acuerdo lleve la firma, el compromiso y la responsabilidad de todos.