VIENTOS DE GUERRA
Califica al modelo económico de ''vertiente de la guerra contra la humanidad''
González Casanova: luchar contra el neoliberalismo es hacerlo por la paz
El académico intervino en la presentación de un colectivo contra los excesos del mercado
VICTOR BALLINAS
La agresión a Irak sería el principio de una guerra de todos contra todos, en la que más temprano que tarde reaccionarían las ''culturas imperiales'' de Europa, Rusia, China e India, por eso detenerla es una obligación moral mínima de todo gobernante, alertó el investigador universitario Pablo González Casanova.
El también ex rector de la UNAM fungió como orador principal en la presentación de la Promotora por la Unidad Nacional contra el Neoliberalismo, integrada por organizaciones civiles, sociales, sindicales, campesinas y universitarias, entre otras.
En el acto, el académico apuntó que la guerra contra la humanidad empezó hace 20 años con su nueva variante: el neoliberalismo y el endiosamiento del mercado. Se trata, explicó, de una guerra por el control del mundo que cuenta con el mercado libre como una de sus principales armas, y que busca la esclavización y el empobrecimiento de la mayoría.
Es una guerra, abundó, que se complementa con la sujeción de los gobiernos por la deuda externa, por la corrupción cómplice con derecho al saqueo, y por el lanzamiento de nuevas empresas colonialistas y de penetración y apropiación pacífica o violenta de territorios, riquezas naturales y mercados. Es una guerra, insistió, contra los pueblos pobres y que se estaban desarrollando.
Se trata, precisó el politólogo, de una guerra en beneficio de las megaempresas que dominan en las grandes potencias y sus gobiernos demandones, serviles y sujetos. Se trata de una guerra contra los trabajadores organizados y no organizados; contra jóvenes, hombres y mujeres; contra niños y niñas, a los que acaba física y moralmente mediante la corrupción, la autodestrucción, las drogas, el cinismo y el suicidio moral y físico.
Sumisión o destrucción, el dilema
Cuando todo eso no es suficiente, señaló González Casanova ante un auditorio lleno, ''la eliminación se realiza con instrumentos de destrucción masiva, directa o indirecta, convencional y no convencional; con productos químicos, con armas de alto poder, con aeroplanos invisibles e impunes, con bombas llamadas 'inteligentes', pero además, siempre que se puede, se emplean políticas desestabilizadoras para que los pueblos derroquen a los gobiernos insumisos al poder imperial. Si los pueblos no derrocan a los gobiernos que no obedecen al poder imperial, éste emplea ejércitos de invasión protegidos por acorazados, por tanques, por radares y por aviones invisibles de largo alcance que se ensañan contra los barrios pobres y la población civil.
Todo ello ocurre mientras los medios controlados -tv, radio y prensa- convierten la propaganda en publicidad y la mentira en un teatro de guerra que parece juego o novela de aventuras. Con simulacros y falsas razones se someten naciones y regiones enteras a quienes derogan todas las leyes internacionales y se declaran a sí soberanos del mundo.
Nadie mejor para describir la guerra actual, mencionó González Casanova, que ''mister Colin L. Powell'', ahora secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos.
''Hace 10 años, cuando era comandante en jefe del estado mayor conjunto de las fuerzas armadas en la guerra en Irak, Powell escribió: 'La guerra del Golfo fue una guerra de objetivos limitados, si no hubiera sido así estaríamos mandando hoy en Bagdad, lo cual sería un gasto imperdonable en términos monetarios, pérdidas de vidas y deterioro de las relaciones regionales'. Esto lo escribió en la revista Foreign Affairs, 1992-93''.
Y ahora, destacó el investigador, eso es lo que en estos momentos están haciendo él y los suyos bajo las órdenes del presidente de Estados Unidos, con el consecuente deterioro en las relaciones mundiales, ya no sólo en las regionales.
El politólogo dijo que ahora ''nuestros pueblos están luchando contra un neoliberalismo que implicó desde un principio la guerra contra la humanidad, a sabiendas de todos aquellos que nos vendieron el modelo como el mejor producto para la humanidad. Hoy el mundo entero se está organizando para luchar contra la política neoliberal y no sólo por la paz, sino por proyectos alternativos de verdadera democraciam justicia y libertad''.
El problema, dijo, que se quiere plantear aquí es cómo "nos organizamos en el país para que la inmensa mayoría del pueblo mexicano forme parte de las organizaciones que al luchar por la paz luchen también por una democracia incluyente, por la defensa de las riquezas y las empresas nacionales, por los derechos de los pueblos indios y los derechos de los trabajadores ciudadanos''.
En su discurso, González Casanova señaló que se requiere la crítica, pero también la presión, la protesta, e ir más allá de la manifestación del enojo, ''para que se respeten los derechos de las personas de los pueblos, de la nación mexicana, y los derechos de las naciones de todo el mundo".
Esbozó 13 puntos en la agenda para lograr la organización de la Unidad Nacional contra el Neoliberalismo, entre ellos aclarar "que no queremos ser vanguardia ni dirigir o encabezar a todas las organizaciones; mostrar todo el tiempo respeto a la autonomía de cada organización; ratificar hasta en los momentos más difíciles nuestro respeto a las ideologías, religiones y posiciones políticas; no hacer política electoral; luchar contra el terrorismo, venga éste del Estado o de sus enemigos, y ampliar la solidaridad en toda la nación, en América Latina y en el mundo''.
Una potencia soberbia
En su oportunidad, el sacerdote Miguel Concha Malo, presidente del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, alertó sobre la conformación cada vez más descarada de una potencia hegemónica, belicosa y agresiva, que hipócritamente pretende reclamarse heredera de la tradición jurídico-política de los derechos humanos, que ha llegado incluso a considerarse garante mundial de la institucionalidad y constituye un poder político y militar que ha decidido contradictoriamente, junto con sus aliados, instrumentalizarla para legitimar intervenciones armadas y violaciones de los derechos humanos, como lo estamos viendo precisamente en estos días en el conflicto contra Irak.
Ante la creciente pobreza y la exclusión de las grandes mayorías, el derecho a la vida ya no se entiende en este contexto únicamente como derecho fundamental a la integridad física y síquica de la persona frente a la tortura, la desaparición forzada y la ejecución arbitraria, sino como derecho a las condiciones básicas para asegurar la reproducción de la vida misma.
El acto se prolongó por casi cuatro horas en virtud de que hubo 14 oradores, entre ellos dirigentes del Sindicato Mexicano de Electricistas, de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, de organizaciones campesinas y de los labriegos de Atenco y del Movimiento de Defensa Maya, así como investigadores universitarios, representantes de organizaciones civiles y sociales y agrupaciones de mujeres, entre muchas otras.
En las intervenciones el común denominador fue el llamado a que el gobierno mexicano vote en favor da la paz en el Consejo de Seguridad de la ONU.