Recibirá a comitiva de jerarcas católicos de México
Este fin de semana entregará Castro edificio a las brigidinas
Una mexicana, entre las 8 monjas que vivirán en el convento
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 4 de marzo. El cardenal Juan Sandoval Iñiguez y otros altos dignatarios mexicanos de la Iglesia católica viajarán a Cuba este fin de semana para testificar la entrega que hará el gobierno del presidente Fidel Castro de un edificio para albergar un convento, en el que la congregación de la orden de las religiosas brigidinas se instalará por primera vez en la isla.
La apertura del convento del Santísimo Salvador de Santa Brígida, en un remozado callejón del casco antiguo de la ciudad, culmina la gestión de la jerarquía católica mexicana ante el gobierno de la isla en favor de la congregación de origen medieval.
La inauguración ilustra la fluidez de relaciones entre Castro y algunos jerarcas mexicanos, en contraste con la frialdad que persiste entre el mandatario y la Iglesia cubana y, en otro ámbito, entre los gobiernos cubano y mexicano, cuyos vínculos pasan por su momento más bajo en décadas.
Castro hará patente esa relación durante la cena que ofrecerá el sábado a los visitantes. Los mexicanos, por su parte, subrayarán su acceso privilegiado a la cúpula cubana con la integración de una comitiva que requerirá de un vuelo charter.
Al encuentro se unirá un enviado del Vaticano, el cardenal italiano Crescenzio Sepe, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que concelebrará una misa con Sandoval, el cardenal cubano Jaime Ortega y el nuncio apostólico en la isla, el mexicano Luis Robles, informó la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC).
Residirán en el convento ocho monjas de diversas nacionalidades, incluida una mexicana. En los últimos 15 años varias congregaciones religiosas femeninas han abierto casas en la isla, señaló la COCC en un comunicado.
De los cerca de 300 sacerdotes y 580 monjas agrupadas en 56 órdenes en Cuba, más de la mitad son extranjeros. La Iglesia católica mantiene como una de sus demandas más consistentes el permiso de ingreso de religiosos a la isla, que a su juicio se realiza con extrema lentitud. Cerca de 90 personas, entre prelados y monjas, esperan autorización para trabajar en Cuba, pero los permisos suelen tardar entre uno y dos años, dijo a La Jornada el vocero de la COCC, Orlando Márquez.
En el caso de las brigidinas, la clave de la operación estuvo, primero, en una movilización de la abadesa general de la orden, la italiana Tekla Famiglietti, quien hace unos cuatro años buscó y obtuvo la mediación mexicana para instalar su congregación en Cuba. Luego, la negociación a cargo del ex secretario general adjunto de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Luis Barrera, y del presidente del Episcopado y arzobispo de San Luis Potosí, Luis Morales Reyes, junto con el empresario José María Guardia.
Al parecer, la conversación decisiva se produjo en diciembre de 2000, cuando Castro asistió a la toma de posesión del presidente Vicente Fox y tuvo una comida privada en la casa de Guardia con un nutrido grupo de jerarcas católicos.