''Papá, ¿y si te ahorcan por esto?'',
lema del encuentro
Festival en memoria de Prokofiev y Shostakovich
Mañana se cumple medio siglo de la muerte del
primero
Nueve conciertos, del 7 al 23 de marzo, en Londres
MARTIN ANDERSON THE INDEPENDENT
''Papá,¿y si te ahorcan por esto?". Como
el lema de cualquier festival, éste está pensado para causar
gran efecto y al mismo tiempo pone de manifiesto la condición en
la que los compositores rusos Dmitri Shostakovich y Sergei Prokofiev y
sus contemporáneos tenían que trabajar en la Rusia de Stalin:
miedo constante al arresto, la tortura, la deportación o la muerte,
el temor goteando a través de todo lo que hacían, envenenando
todo, pero principalmente las relaciones humanas.
El festival Papá, ¿y si te ahorcan por
esto? Prokofiev y Shostakovich bajo Stalin, que incluye nueve conciertos
y otras actividades, se realizará del 7 al 23 de marzo en el South
Bank de Londres para conmemorar el 50 aniversario de la muerte de Prokofiev,
ocurrida el 5 de marzo de 1953, el mismo día que falleció
Stalin.
Riesgos casi suicidas
El
director artístico del festival es Vladimir Ashkenazy, una de las
voces que se oponen a aquellos intelectuales occidentales que discuten
la música de Shostakovich y Prokofiev sin tomar en cuenta el tipo
de sociedad en la que tuvieron que vivir.
El ''papá" de la pregunta que da nombre al festival
no es otro que Shostakovich. La pregunta fue susurrada por su hijo Maxim
durante un ensayo de la Sinfonía número 11 en 1957.
La Unión Soviética había invadido
Hungría un año antes. La respuesta de Shostakovich fue utilizar
lemas revolucionarios antizaristas para hacer su protesta casi explícita:
''Avergüéncense, tiranos", ''Nos amenazan con prisión
y cadenas".
Shostakovich fue un hombre valiente en una sociedad en
la cual ni siquiera el conformismo era una opción segura: en la
música y sus actos a menudo asumió riesgos que eran casi
suicidas.
Prokofiev, por el contrario, encontró refugio en
la ironía, que siempre había sido parte de su lenguaje musical.
No pudo evitar ser atrapado por la maquinaria política, por supuesto,
pero mantuvo una distancia emocional.
Stalin adoraba la música de las películas
y por ello, por supuesto, sus compositores debían cumplir sus órdenes.
La contribución más memorable de Prokofiev al género
vino en forma de dos monumentales partituras a las películas de
Eisenstein: Alexander Nevsky (que será interpretada por una
orquesta completa el 11 de marzo) e Iván el Terrible (que
se presentará el 20 de marzo).
Las partituras fílmicas de Shostakovich son menos
conocidas, pues de las tres docenas o más que escribió, se
interpretarán algunos fragmentos de dos de ellas: Otoño
de Berlín y el Inolvidable año 1919 en un concierto
el 20 de marzo.
''Shostakovich -dice Ashkenazy- trató de expresar
la tragedia de la situación con su música, pese a que escribió
algunas cosas para poder sobrevivir. Su Otoño de Berlín
(1949) fue cuestión de sobrevivencia: fue la primera vez que glorificó
a Stalin."
Contrastante comportamiento
El comportamiento de Prokofiev es de gran contraste con
el de Sostakovich: el centro de su interés era él mismo,
no por vanidad o arrogancia, sino porque su música era lo más
importante en su vida.
Ashkenazy no lo condena por eso. ''Como personaje, hay
muchas cosas contradictorias en su vida, y no voy a manifestarme al respecto".
Pero confiesa su perplejidad: ''Uno pensaría que un artista de esa
magnitud no tendría miedo de reflejar lo que veía a su alrededor.
Para mí, es incomprensible que no lo haya hecho. Algunas personas
podrían preguntarse por la integridad del individuo.
''Hablamos mucho de la música que escuchamos, pero
no tenemos idea de cómo nació. Puedes juzgar el resultado,
pero tal vez el compositor es el único que sabe lo que estaba tratando
de decir. Y aquí está el estilo de Prokofiev. Incluso cuando
la intención fue comunicar ideas trágicas y dramáticas,
su música puede sonar irónica e impertinente."
Traducción: Ericka Montaño