José Blanco
Lluvia incandescente
"Es ahora, querido lector, cuando hay que preparar tu corazón y tu espíritu al relato más impuro que jamás ha sido hecho desde que el mundo existe." Palabras del marqués de Sade en la introducción de Los 120 días de Sodoma. Esta ciudad y también Gomorra, en la antigua Palestina, no la esperaban. Pero la lluvia incandescente cayó sobre ellas para castigar los vicios innombrables de sus mujeres y sus hombres: "Cuando ya había amanecido y Lot había llegado a Soar, Yahvé hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra; las destruyó junto con todas las personas que habitaban allí y acabó con todo lo que crecía en aquel valle (Génesis 19: 23-26)". El poder divino descargó su furia sin medida sobre esas ciudades aunque, otrora risueñas, estaban también pobladas de niñas y niños para quienes los vicios, "aberraciones y perversiones" eran un juego, un modo de diversión de los adultos a la vera del Jordán. Seguramente no juegos de niños. Pero para el poder divino, había que arrasar "con todas las personas que habitaban allí", porque así de justo y de noble es el poder divino. El castigo debía extirpar incluso la raíz: sería imposible así que la nociva planta del vicio volviera a florecer. Error craso, el mal volvió una y otra vez.
Para Bagdad no fue sorpresa. Sabía que la lluvia incandescente sería furiosamente descargada sobre una clase política de tiranos, de ignaros asesinos, corruptos y villanos, portadores de todas las monstruosidades humanas. Sabía también que la lluvia sería enviada por los pares de esos tiranos, clones puntualísimos en alma y espíritu, pero amos de un poder incuestionable: dueños de la lluvia de fuego de mil grados, lanzada desde cientos y cientos de aves metálicas aterradoras, imbatibles y arrasantes. Y así fue. En un lapso breve. El espíritu y el corazón de los hombres no tuvo tiempo de prepararse para tamaño horror, y aunque vieron el show televisivo de la muerte, el horror real no fue imaginable. Miles de hombres y mujeres, y de niñas y niños, ajenos a los tiranos, se convirtieron en pedazos de nauseabunda quemazón. Donde hubo palacios quedaron cráteres, para dar fe de la alta cultura de nuestros días. Yahvé Bush destruyó a todas las personas que habitaban allí y acabó con todo lo que crecía en aquel valle.
Lo había hecho, precipitando los acontecimientos, porque la prisa lo consumía. El 24 de febrero de 2003 Estados Unidos, Gran Bretaña y España sometieron al Consejo de Seguridad una nueva resolución que fue aprobada a mediados de marzo. El 26 de febrero Blair había obtenido el apoyo del Parlamento británico. El activismo de Yahvé, Blair y su fiel escudero Sancho Aznar, consiguió para su causa a Portugal, Dinamarca, Holanda, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumania, Eslovenia, Croacia, Albania, Macedonia, Estonia, Letonia, Lituania e Italia. En Alemania y Francia aumentó el frío en el alma de los políticos: quedaremos inútilmente fuera del consenso, fue el consenso. Suiza, Austria, Bélgica, Grecia y Luxemburgo, que habían decidido apoyar al eje franco-germano, inclinaron la cabeza como seña del lance perdido. Yahvé había sometido al Consejo de Seguridad.
Las almas pequeñas de los pequeños dirigentes políticos de los países pequeños se empequeñecieron más y más. Pero tenían la coartada "perfecta": la decisión fue multilateral, estamos en la legalidad (y además, en México, saldremos ganando algunos millones de dólares): ni qué pensarlo.
Por eso oportunamente dijimos: nos salvaremos de la furia de Yahvé y hasta nos hará promesas, lo haremos todo en la legalidad de la ONU, y ganaremos unos millones con los precios de guerra del petróleo: Ƒpuede haber dudas de en qué canasta debemos poner los huevos? Todo será ganancia. Como dijo el presidente Fox: la paz en el mundo depende de que el tirano Hussein se desarme. ƑY las armas de Pakistán, de India, de Rusia, de Corea, de China, de Israel?, Ƒy el arsenal incontable de Yahvé? ƑSon éstas armas de la paz del mundo? Seguramente, y debe quedarnos claro que el tirano Saddam, con el ejército más débil de los países armados, es el que amenaza la paz. En dónde está la lógica, si no. ƑY los niños y las niñas y los hombres y las mujeres iraquíes, cuyas vidas nada tenían que ver con el tirano de Bagdad, y que desde hace tiempo olían a abrasada descomposición? Esos no entraron en nuestra cuenta, tuvieron el gobierno que se merecían y pagaron con su vida haber elegido al tirano que los gobernaba. En ese valle no ha quedado nada.
Ciertamente el mundo se ha ido convirtiendo en un huracán incontenible, en el que a cual más, que cuenta con qué, ha empezado a desatar sus propias lluvias incandescentes preventivas. Ciertamente el Consejo de Seguridad cayó en el descrédito absoluto, y el precario derecho internacional que teníamos perdió toda vigencia. Pero ciertamente también, la historia humana es historia: todo dura hasta que se acaba. Incluida la raza humana.