Ya no lucha por el poder sino por los cargos, define Pablo González Casanova
''La nueva izquierda, pragmática''
En foro con Guillermo Almeyra e Imanol Ordorika, recomienda al PRD un examen interno
PATRICIA MUÑOZ RIOS
Los nuevos políticos de izquierda ''quieren hacer política de derecha con un lenguaje de izquierda"; piensan que no hay que luchar por el poder, sino por los puestos; quieren negociar sin saber qué es lo no negociable; buscan sustituir la propaganda por la publicidad; rehusan hablar de inmoralidad política para no "debilitar las fuerzas internas", y hacen alianzas con quién sea con tal de ganar el poder, definió el investigador Pablo González Casanova.
El intelectual habló en el foro de análisis Alternativa de la Izquierda en México y América Latina, y junto con Imanol Ordorika y Guillermo Almeyra, colaborador de La Jornada, hicieron una revisión de este movimiento en el ámbito nacional e internacional; criticaron la nueva forma de hacer política de la izquierda, y sostuvieron que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) tiene que hacer un examen interno, sobre todo de sus objetivos de lucha.
Ahí, Ordorika, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, señaló que la izquierda mexicana está en crisis, adolece de un profundo pragmatismo, ha recurrido a prácticas "clientelares" y es preciso que no se quede sólo en la búsqueda del poder.
En el plano internacional, Guillermo Almeyra, apuntó que "la izquierda precisa de una renovación teórica a la par del desarrollo de los movimientos sociales".
En la sesión realizada en la Casa Tlalpan, González Casanova planteó que el PRD debe comprometerse con objetivos mínimos de lucha a los que se tienen que ceñir sus líderes para que no traten de emular a los de otros partidos; ganarse los votos a fuerza de estar comprometidos con las causas sociales y no con base en publicidad; buscar el poder pero no per se, sino para tener la posibilidad de influir en la ruta que se quiere dar al país en materia económica, laboral, energética y soberanía.
El maestro definió a los nuevos políticos de izquierda del país como aquellos que rehúsan hablar de lucha de clases y ahora demandan "solución de conflictos"; hacen política de derecha disfrazándose tras un lenguaje de izquierda; quieren hacer más publicidad de la que hacen quienes antes criticaban.
Se precisa de un contrapeso que frene la derecha en todas sus vertientes, pero la izquierda debe revivir los principios fundamentales de su lucha, tienen que comprometerse y corresponderle a su base, hacer planteamientos críticos con sentido responsable, porque el país está en un momento crítico y los líderes tendrán que volver al origen del movimiento, y "no sólo poner su mejor carita para que votemos por ellos".
Ante un aforo lleno en el que incluso los asistentes improvisaron los escalones como asientos, González Casanova destacó que la izquierda mexicana en sus diferentes organizaciones tiene que unificarse y defender las metas comunes.
Renovación teórica
Almeyra apuntó que en el plano mundial el nivel de conciencia de la izquierda es incipiente y está huérfana de una renovación teórica.
Habló de una disociación entre los partidos de izquierda y los movimientos sociales, la cual se da a tal grado que las grandes protestas mundiales y sobre todo de América Latina han pertenecido a la sociedad civil y no han sido propiciadas por partidos.
La tónica de la izquierda ya no está en "cambiar al mundo" sino en "cambiar al poder" y se ha olvidado dar la batalla ideológica para convertirse sólo en contestataria, con lo que ha perdido gran parte de su razón de ser, comentó Almeyra y dijo que mientras la derecha bombardea constantemente a la población con una ideología en su favor, la izquierda está pasiva. "La gente ya no puede seguirse tapando la nariz y votando por el menos malo" tiene que tener alternativas y la izquierda tendría que dárselas" y sólo lo está haciendo en algunos casos aislados como en Brasil, con Lula da Silva, remató el escritor.
Imanol Ordorika anotó que la izquierda dejó de reflexionar sobre la realidad para convertirse en un conjunto de corrientes cuyo sello ha sido el pragmatismo y se dedicó a buscar la correlación de fuerzas con la derecha y "acabamos sólo en la lucha por el poder". Además, señaló, este movimiento dejó de plantarse con el proyecto de cambio social.
''Hemos permanecido estáticos, se ha dejado de luchar y de pensar en aquello que permite una alternativa para el mundo"; es más, la izquierda se ha dedicado a "humanizar" esta etapa del capitalismo llamado neoliberalismo, a luchar por los presupuestos sociales, sostuvo, y se preguntó: Ƒqué tiene que ver esto con la vieja aspiración de construir un mundo diferente? "Pues nada", respondió.
En México, este movimiento cayó en errores de "clientelismo" y el gran riesgo es que terminemos aceptando que el objetivo de la lucha es ese espacio de disputa, es la correlación de fuerzas y no el proyecto que se tenga que ofrecer, dijo Ordorika. Y resumió: la izquierda en México, a pesar de sus luchas, está en crisis porque está en crisis su propuesta a la sociedad, lo que le hace falta es tener la capacidad de construir sintéticamente la esencia de su proyecto.