Rebecca de Alba, Héctor Bonilla y Joaquín López Dóriga develan placa conmemorativa
Devienen reflexión sobre abismos económicos las cien representaciones de Los Miserables
ARTURO CRUZ BARCENAS
El musical Los miserables, basado en la novela de Víctor Hugo, llegó la noche del pasado jueves a sus primeras cien representaciones en el Centro Cultural Telmex. En términos de asistencia, hoy por hoy, es la obra más exitosa de la cartelera teatral de México y esta semana la habrán visto 200 mil personas, a tan sólo tres meses de iniciadas sus funciones.
Develaron la placa alusiva Rebecca de Alba, Héctor Bonilla y Joaquín López Dóriga. Atrás de ellos se hallaban los casi 200 integrantes de la compañía que "hacen posible que ustedes la disfruten", expresó el productor de Ocesa Teatro, Morris Gilbert. Dinero llama dinero, reza el refranero financiero, y en el escenario se hicieron presentes el presidente de la Fundación Televisa, Claudio X. González, y varios de los patrocinadores.
"Son gente muy ocupada, pero engalanan este escenario", dijo Gilbert. Tomó la palabra Rebecca de Alba, quien dirigió una palabras que no estuvieran exentas de pequeños errores. Destacó la obra de Víctor Hugo y "el talento mexicano que hace posible la representación. Seguramente todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido miserables", lo cual no se entendió muy bien, sobre todo por hallarse rodeada de gente que no sufre las penurias del salario mínimo.
Injusticia social
La obra trata el drama de la injusticia social, de las radicales diferencias económicas que llevaron al levantamiento armado de un grupo de estudiantes que fracasa al no responder el pueblo a su llamado de apoyo.
Rebecca de Alba anunció un donativo de Ocesa y Fundación Televisa para la Casa de la Amistad para Niños con Cáncer, AC.
Siguió Héctor Bonilla, quien puso el dedo en la llaga teatral: "Cuando mi amigo Héctor Suárez -presente en el foro y quien anunció que demandará a una persona llamada Luis Aguilar por difamación, pues señaló que le debe dinero por la renta de una bodega, "lo cual no es cierto", dijo- y yo estábamos haciendo La cosquilla, comentamos que estábamos haciendo la chamba y ya ves, por no estudiar.
"Pero ahora puede ser al revés porque hay quien no estudia y puede ser muy famoso. Se ha confundido lo que es la fama y el prestigio, a raíz del fenómeno mundial del reallity show. Se han polarizado dos conceptos: una cosa es la fama y otra el prestigio, y ha venido -en México- un renacimiento teatral muy palpable. Los miserables es una muestra palpable de lo que puede ser la conjunción del talento, del oficio y del prestigio".
Así, la celebración de las cien representaciones de Los miserables se convirtió en una reflexión sobre la situación del teatro y de la innegable convergencia de imágenes de los tipos sociales que aparecen en la obra, con el policía obsesionado en hacer respetar la ley, el perseguido y víctima del poder policiaco y estatal, de la pareja cuyo amor triunfa a pesar de la sociedad y sus convencionalismos, y de la fuerte capacidad de asimilación y arribismo de los lúmpenes para sobrevivir a todo cambio de sistema político.