MELON
Luis Angel Silva
Tíber y su sabor
HACE UNOS DIAS comprobé que Tíber es la calle del sabor. En ella se encuentran tres lugares en los que la música cubana ha sentado sus reales. En dos de ellos estuve de pasadita. Pero al llegar al número 91 me llevé la gran sorpresa. En ese lugar actúan cuatro grupos de miércoles a sábado, desde las 16 horas. La atención es de primera, el local me parece atractivo y se puede comer o/y cenar bien sabroso.
LOS CONJUNTOS SON Welfo y su Sonora, Willy y su Son, Bacalao y su Conjunto y, de Cuba, Laito, hijo de aquel Laito Sureda que grabara con Celia Cruz En el bajío, acompañados por la Sonora. Como puede darse cuenta, mi yeneka, el son está presente y por varias horas. Dése una vueltecita. Le aseguro que no se arrepentirá. Cuando digo Sonora a secas me refiero a la Sonora Matancera. Las otras son fulana, sutana, etcétera, sin que esto le quite un ápice de admiración a la Ponceña, de mi cuaderno Papo Lucca.
EMPEZARE POR FELICITAR a Bacalao que está ejecutando un tres consciente y cantando muy bien. Entre sus elementos se encuentra el Colorado, Toño Zamora, hijo del Gordo; Pablito Peregrino, que heredó la calidad del clan de los sobrinos de la gran Toña la Negra; Welfo, como siempre, más no puedo decir. Laito interpreta los éxitos de su progenitor. Para mí la sorpresa fue Willy. Me gustó su grupo, suena con propiedad, el repertorio es de buen gusto y él, complaciendo al respetable como ya no se acostumbra.
ME PASE UNA tarde y parte de la noche, como dijo Beny Moré, encantado de la vida. El propietario del lugar, de nombre Alejandro, así como el personal, me brindaron atenciones que no merezco. A petición de mis cuates canté con Laito para así matar mis ansias de novillero.
DEBO SEÑALAR QUE Alejandro, a pesar de tener en su elenco a una agrupación cubana, está dando empleo a músicos nacionales, cosa que me complace, puesto que en los otros sitios que se ubican en la misma calle actúan grupos de la isla bella. No tengo nada contra ellos, pero con el respeto que me merecen, no me hacen sentir mariposas en el estómago. Espero que en un futuro no muy lejano otros empresarios sigan el ejemplo y den oportunidad de mostrarse a los grupos mexicanos. Se la merecen.
SERIA FORMIDABLE QUE por cada grupo de otros lares las empresas emplearan un conjunto mexicano. Habría competencia y se vería quién es quién. Como he dicho muchas veces: no todos los cubanos son Beny Moré. Este, su asere, lo ha podido comprobar, dicho lo anterior sin vanidad ni jactancia. Admiro a todo el que es bueno, pues, sordo no es mi apellido. Pero en mi larga trayectoria he encontrado sorprendedores a pasto, queriendo apantallar con el lugar de origen.
EN EL LOCAL de Tíber 91 encontré caras conocidas, aficionados al son de siempre, como el señor Sierra, que hace tiempo me regaló una fotografía en la que estoy vestido de indito para un jueves de Corpus -todavía no me entero por qué la tenía- desde luego de cuando éste, su enkobio, era chiquitito y jugaba en el arroyo. El señor Sierra también me dio la sorpresa de oírlo cantar, lo que sea de cada quien, muy bien, pues tuvo que repetir y no con sal de uvas.
TAL PARECE QUE el lugar en cuestión está destinado a hacer realidad el sueño de Alejandro Rangel, editor de la revista Madre rumba, que quiere constituir la hermandad sonera. Dicen que soñar no cuesta nada. Por mi parte, deseo que logre su propósito, cosa díficil, pero no imposible. Así que adelante, Alex.
TAMBIEN ME ENTERE que la próxima atracción será Gonzalo, el Tin Tán, con su Son de altura. Esto habla muy bien de la empresa, al preocuparse por darle al público calidad musical. Puedo decirle, mi nagüe, que Gonzalo, al cual conocí hace algunos años siendo elemento de Cayito, ha tenido un adelanto notable. Ahora, con su propia agrupación, lo pone de manifiesto, cosa que celebro con gusto.
PARA TERMINAR, LE reitero que vale la pena visitar el lugar. Este, su yeneka, lo hará cada semana con la idea de echar la paloma, porque el son me llama y el de Willy me puso a gozar. šVale!