Trabajo de Mario Stern
Improvisaciones infantiles anima a expresar con música
MERRY MAC MASTERS
Ahora, el tiempo que las escuelas dedican a la música se reduce en vez de que aumente. No obstante, el compositor y educador musical Mario Stern sostiene que más allá de que el niño se dedique o no a la música en un futuro, su estudio es fundamental tanto para su propio equilibrio como para expresar sensaciones que no puede hacer con palabras.
Stern trabaja con niños desde hace unos 40 años. En la Casa del Lago empleaba hasta donde se podía el método Orff, adaptándolo al español, ya fuera mediante la traducción de textos o por medio de la búsqueda de un texto parecido en castellano. Pero a esa parte, la de interpretación, le faltaba la creativa. Poco a poco desarrolló la idea de que los niños, además de tocar repertorio y cantar, también compusieran y expresaran en música ''lo que harían en un texto libre o en plática con sus compañeros, de las cosas que más cerca tienen en su mundo en un momento dado''.
Además de animar a sus alumnos a inventar composiciones, Stern empezó a grabarlas. Con el tiempo se le juntaron cientos de cintas. Al verse en la necesidad de estudiar una maestría, y después un doctorado, Stern se acordó de ese material, que seleccionó, transcribió en partitura, clasificó y dio un marco teórico.
Esfuerzo mundial
Gracias a El Colegio de México y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, se han publicado el libro y disco compacto Improvisaciones infantiles, con 100 transcripciones. Dirigidos a educadores en general y padres de familia, para Stern hay que confiar en lo que puede hacer el niño aunque no se le enseñe: "Por lo general pensamos que todo hay que enseñárselo, y no. El niño trae una enorme riqueza adentro. Lo que hace falta es crear un ambiente propicio para que se atreva a expresarlo. Y, si se puede fijar esas expresiones y con el tiempo publicarlas como una pequeña obra de arte".
De acuerdo con el entrevistado, que es docente de la Escuela Nacional de Música, este tipo de trabajo debería llegar hasta la Unesco. Es decir, que varios países aportaran en ese sentido, ya que sería muy interesante un trabajo comparativo de lo que hacen diferentes niños en distintas partes del mundo.