EL BANDO DE LA VIDA
"No
a la guerra", dijeron ayer, en muchos idiomas y con diversos acentos culturales,
en 145 actos realizados en el territorio de Estados Unidos, más
de 5 mil poetas, con ocasión del Día de la Poesía
contra la Guerra. El hecho es emblemático de las fuerzas plurales
e incontables que se mueven a favor de la paz y la inteligencia en el mundo
y que podrían detener la pesadilla de la incursión militar
contra Irak que los gobiernos de George W. Bush y Tony Blair preparan,
contradiciendo el sentir mayoritario de la humanidad.
Pasado mañana, los inspectores internacionales
encabezados por Hans Blix habrán de rendir un informe crucial ante
el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la situación real de las
presuntas armas de destrucción masiva que poseería Irak,
cuya hipotética existencia constituye el único argumento
que ha podido esgrimir la Casa Blanca para justificar la agresión
bélica. Un día después de ese esperado informe, millones
de personas se manifestarán en centenares de ciudades del mundo
-Londres, San Francisco, Roma, Johannesburgo, Dublín y muchas otras-
en defensa de la vida y en contra de los propósitos bélicos
de Bush, Blair y sus respectivos grupos de interés. El maratón
de paz y poesía realizado ayer es apenas un símbolo que expresa
y antecede las marchas multitudinarias.
Ayer, en esta capital, el embajador Tony García
demandó de nuestro país la "solidaridad con Estados Unidos
en contra del terrorismo", ignorando que el principal enemigo de la nación
vecina no es el terrorismo externo sino el empecinamiento agresivo y violento
de quienes gobiernan en Washington. Lo dicho por el diplomático
es sólo una muestra de las múltiples presiones ejercidas
por el gobierno de Bush en su afán por alinear a México en
una coalición sin más objetivo que arrasar a Irak y permitirle
a Estados Unidos apoderarse del petróleo de ese país árabe.
Es reconfortante constatar que, a pesar de esos chantajes, las autoridades
y la sociedad se oponen, por principio, por convicción y por razón,
a la guerra que se prepara. Es oportuna y saludable, por ello, la expresión
del presidente Vicente Fox, quien ayer, durante la entrega de los Premios
de Investigación 2001 y 2002, recordó que nuestro país
dice "no al unilateralismo, no a la guerra, sí a la paz, sí
al desarme de Irak, sí al fortalecimiento del Consejo de Seguridad
y de las Naciones Unidas". Para fortuna de todos, México se mantiene
a favor de la vida.
Uno de los aspectos más vergonzosos de la actual
coyuntura mundial es la fascinación belicista en la que han caído
casi todos los medios informativos de cobertura internacional, los cuales
parecen concentrados en proclamar la inevitabilidad del conflicto armado,
aventurar sus características y reseñar, con minuciosidad
casi obscena, los modernos medios de destrucción que Washington
y Londres se preparan a lanzar contra un país destruido y miserable.
Esos mismos medios minimizan de forma sistemática, en cambio, expresiones
como la jornada poética por la paz celebrada ayer, las movilizaciones
multitudinarias contra la guerra, las perspectivas diplomáticas
propuestas para evitar el conflicto, y los cálculos de sentido común
que echan por tierra los argumentos con que los gobiernos estadunidense
e inglés pretenden justificar la agresión. A estas alturas
ya es dable sospechar que la guerra es vista como un gran negocio no sólo
por los fabricantes de armas y las corporaciones petroleras que, en ausencia
de un mandato ciudadano democrático, controlan a Bush, sino también
por las grandes empresas televisivas y periodísticas, para las cuales
una conflagración a gran escala representa un multiplicador seguro
de audiencias y lectores.
Hoy, proferidas en la Casa Blanca, y difundidas en el
mundo por las cadenas televisivas de Occidente, parecieran escucharse de
nuevo las consignas que el general franquista José Millán
Astray vomitó el 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo de la Universidad
de Salamanca: "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!" Esta
vez, la poesía, la inteligencia y la opción por la vida deben
salir airosas -como no salieron en España hace más de seis
décadas- de su enfrentamiento con la muerte, la destrucción
y la estupidez. No a la guerra.