Análisis de experta
El pacto de Vamos México y SNTE, un precedente
peligroso
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
La alianza entre el sindicato magisterial y la fundación
Vamos México crea un "precedente peligroso para la educación"
en México y deslegitima a la de por sí debilitada dirigencia
del gremio, afirma Aurora Loyo, estudiosa del tema y académica del
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Para la coautora de libros como Los actores sociales
de la educación y Estructura del sindicalismo docente en
América Latina, este acuerdo, que comprende la difusión
de 23 millones de ejemplares de la Guía de padres, se hizo
a la vieja usanza: "fue un pacto de cúpulas, excluyente y a espaldas
de los maestros".
También considera lamentable el papel de la SEP
en estos hechos, porque el titular de la dependencia, Reyes Tamez Guerra,
asistió a la firma del pacto silenciosamente, pero aceptando con
su presencia la apertura de las escuelas los fines de semana, tal como
habían decidido Vamos México y el Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE).
"Yo le preguntaría al secretario de Educación
si a cualquiera que tenga una asociación civil y quiera aportar
algo a la educación lo va a acompañar al Auditorio Nacional
a una ceremonia y le va a abrir las escuelas los fines de semana", plantea.
Además critica la forma como se estableció
el pacto: "la señora Marta Sahagún de Fox tiene todo el derecho
de tener una asociación civil y de tratar de ayudar de la forma
que ella crea conveniente, pero no a partir de actos cortesanos. No es
válido que a partir del poder que ella tiene como cónyuge
del Presidente se haga una ceremonia que pretenda tener un valor simbólico
nacional".
Loyo, especialista en el SNTE y en sindicatos docentes
de América Latina, asegura que hay varios aspectos cuestionables
en el acuerdo que se firmó el pasado 2 febrero. El primero es que
no fue transparente, ya que hasta ahora se desconoce en qué consiste
el convenio de colaboración con Vamos México.
El segundo aspecto que, augura, va a provocar el rechazo
de los maestros es que el SNTE suscribió una alianza con la Unión
Nacional de Padres de Familia (UNPF). "Es una falta de respeto a la base
magisterial firmar una acuerdo con la UNPF, que históricamente se
ha opuesto a la educación laica y al magisterio de escuelas públicas",
afirma.
Esta decisión, insiste, va a tener un costo alto
para la dirigencia del SNTE, "que de por sí en los últimos
años se ha deslegitimado mucho. No soy antisindicalista y creo que
el SNTE es una organización importante, pero creo que a nadie le
conviene un sindicato debilitado en el que las dirigencias se alejan cada
día más de los maestros".
Dice que aunque al SNTE y particularmente a Elba Esther
Gordillo le conviene tender puentes con el Presidente de la República
y con organizaciones como la UNPF -que siempre han querido la desintegración
del sindicato-, Gordillo va a pagar facturas con los maestros que no están
de acuerdo con este tipo de alianzas.
Por otra parte, explica que las autoridades educativas
pierden terreno con esta alianza, porque rompe con el Acuerdo Nacional
por la Calidad de la Educación, que se firmó en agosto del
año pasado y que se había presentado como la gran apuesta
para promover la participación social.
Pero esa participación no se ha dado, sino que
ahora se pretende impulsar con acuerdos que reviven las prácticas
del pasado, acuerdos cupulares, poco transparentes y guiados por los intereses
particulares de los dirigentes, añade.
En su análisis sobre la escuela mexicana, la especialista
considera que necesita abrirse a la sociedad -ese fue el argumento del
acuerdo SNTE-Vamos México-, pero aclara que no de la forma en que
se pretende hacer, con pactos corporativos en los que participan organizaciones
de padres de familia que no tienen representatividad.
Refiere que después de la Revolución Mexicana
la escuela se ha mantenido cerrada para evitar su politización.
"Se ha buscado que el sistema educativo se mantenga al margen de las luchas
políticas y por eso las escuelas a veces parecen prisiones, porque
no permiten la entrada de otros actores sociales", agrega.
Por eso señala que hay razones para buscar abrir
las escuelas a la participación social, pero dice que esto debe
ser de forma reglamentada y transparente. "Si se hace como lo promueven
el SNTE y Vamos México la escuela se vuelve a contaminar, y en esas
condiciones es mejor que los planteles sigan cerrados", afirma.
En opinión de la investigadora, la SEP tiene que
mostrar mayor apertura a la participación social, pero tratando
de incorporar a nuevos actores, no a los de siempre, que generalmente agrupan
a pequeños grupos de presión como la UNPF.