Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 10 de febrero de 2003
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Política

ASTILLERO

Julio Hernández López

La lealtad militar

Reiteraciones discursivas en tiempos de incertidmbre
Nacionalismo, guerra sucia, narcotráfico: temas candentes

PODRIA PASAR COMO un discurso de ocasión, pronunciado al conmemorarse 90 años de que los cadetes del Heroico Colegio Militar acompañaron al presidente Madero del castillo de Chapultepec a Palacio Nacional, momento estelar de la lealtad del Ejército Mexicano a la figura civil presidencial, cuando la traición de un segmento castrense amenazaba a un gobernante insólitamente electo en un proceso democrático, que había quitado de la silla gubernamental a una dictadura de décadas, pero que parecía incapaz de darle rumbo y estabilidad a la nación.

PERO A PESAR DE la austeridad de su oratoria, de la tal vez intencional búsqueda de no usar palabras de más (para así no decir menos), el general Gerardo Vega García, secretario de la Defensa Nacional, pareció necesitado de fijar con precisión que, a pesar de vaivenes, malos entendidos, rumores y evidencias, el alto mando militar y sus soldados no se sienten maltratados por el zigzagueante y a veces no frívolo gobierno civil actual, ni exageradamente preocupados por los tumbos que, a juicio nunca hecho público de algunos altos oficiales, estaría poniendo en riesgo, a partir del mal manejo de la economía, del pésimo ejercicio político y de la irritante falta de nacionalismo y compromiso patriótico, la estabilidad social y la viabilidad nacional.

DISCURSO, SI, DE lugares comunes. Nada que no se haya dicho en alocuciones anteriores o que no se seguirá diciendo. Pero hay giros sutiles en lo pronunciado ayer por el general secretario en el patio principal del castillo de Chapultepec, que arrojan algunas involuntarias sombras delatoras de lo que sucede tras los cortinajes del poder. "Son muchos los valores que requiere el enérgico impulso colectivo para el progreso nacional", señaló el general Vega García, para enseguida asentar: "por ello, las ferzas armadas están en total disposición de continuar aportando su esfuerzo para que esa cohesión y unidad trasciendan, partiendo de la lealtad". ƑEs necesario que en momentos de normalidad se reitere que una fuerza institucional está dispuesta a "continuar aportando su esfuerzo" para que algo "trascienda"?

MAS DELANTE, EL jefe militar diría que "nuestra palabra y nuestros actos se hallan comprometidos con la lealtad, sin fisura, hacia nuestro comandante supremo, el señor Presidente de la República". ƑEra necesario meter esas dos palabras: "sin fisura", o resultaban importantes en razón de algunos resquebrajamientos que desde las alturas verde olivo se alcancen a divisar? Léase el siguiente párrafo: "tal vez algunos piensen que no es indispensable declararlo, referirlo, mencionarlo, pero para nosotros resulta fundamental expresarlo, porque es una palabra de dos dimensiones: la lealtad individual de cada soldado hacia el Presidente de la República, y la lealtad colectiva, como fuerzas armadas, hacia el mando supremo militar". ƑNo sólo era "indispensable", sino "fundamental" reiterar valores y posturas que deberían considerarse naturales, intrínsecas, usuales?

LA ARENGA DE VEGA García no se quedó solamente en el ámbito que le es propio. Las fuerzas armadas, explicó, "postulan y practican" lealtad como la de los cadetes que acompañaron al presidente Madero, lealtad que "compartimos con los demás integrantes del tejido social para que la enarbolen y la enriquezcan con su enorme capacidad: es momento de unión y fortaleza".

Y YA AL FINAL DE su discurso, como una especie de mensaje antes de dar las gracias a la selecta audiencia encabezada por el presidente Fox: "la lección de aquel pasado convulso resulta mucho muy relevante, porque nos recuerda la necesidad de que los mexicanos caminemos juntos por el sendero histórico de la lealtad".

REITERACIONES, OBVIEDADES y recursos discursivos que en otra circunstancia parecerían propios de las rutinas a que el calendario oficial de celebraciones obliga. Pero en la especie resultan notables si se toma en cuenta que en las fuerzas armadas ha prendido, al igual que en muchos segmentos civiles, el desencanto, y a veces la irritación, por lo hecho y no hecho durante más de dos años de foxismo. Tradicionalmente silencioso, el cuerpo militar ha sufrido con este gobierno del cambio desatenciones y descuidos que podrían ser entendidos a la luz de la impericia de quienes llegaron a hacerse de un poder ejercido durante 70 años por una misma franja partidista. Pero no quedaron esos desajustes en la superficie de las formas o los modales, sino que, a juicio de más de un general (incluso, grupos de generales) el ejercicio del poder público ha maltratado tradiciones y principios castrenses básicos. Está desde luego, en primer lugar, el atropello a las nociones del nacionalismo revolucionario que el PRI mantuvo como ideología básica (pero absolutamente flexible ante modas sexenales) y los militares como principio sin transacción posible. Un gobierno civil que no ha cumplido promesas, que se conduce erráticamente, que está llevando a mucha gente a la decepción cívica, y que además se ha esmerado en demostrar su condición de dependencia, y a veces servilismo, ante Estados Unidos, poca adhesión plena puede encontrar en esos círculos militares ilustrados. Por ejemplo, la conversión castañedista de doctrinas y estrategias militares mexicanas en cartas de baraja intercambiables con la contraparte estadunidense provocó frecuentes recelos y enojos en esos círculos.

NO ES UN SECRETO tampoco que hay jefes profundamente enojados por el manoseo que el foxismo ha permitido que se haga respecto al tema de la guerra sucia y sus operadores, muchos de ellos vestidos de verde olivo, y de los centros de reclusión y tortura, como los campos militares. Convencidos de que actuaron patrióticamente, en cumplimiento de instrucciones provenientes de la autoridad civil, para acabar con una amenaza subversiva, esos jefes militares se preguntan cuál es el pago que a sus servicios de salvación institucional está dando un Presidente volátil, contradictorio, impreciso y falto de carácter y mando. En esa misma línea de razonamiento, se preguntan los costos del uso del Ejército para el combate al narcotráfico y las ingratitudes que en el futuro enfrentarían quienes hoy le están entrando a la guerra de las mafias ante la incapacidad de los órganos civiles.

POR ELLO, ENTRE otras cosas, tal vez haya sido necesario insistir ayer, ante el presidente Fox, en la premisa "fundamental" de la lealtad "sin fisuras" de unas fuerzas armadas dispuestas a "continuar aportando su esfuerzo" para que la "cohesión y unidad" nacionales "trasciendan".

Fax: 5605 2099 [email protected]

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