La producción de los ocho principales granos en 2001 fue 21.8% menor que la de 1981
El sector agropecuario nacional no está listo para competir en el TLCAN: Calva
Hay estancamiento, falta de competitividad externa y aumento de la pobreza, refiere
MIRIAM POSADA GARCIA
El sector agropecuario mexicano no está preparado para la competencia dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aseguró el especialista José Luis Calva con sustento en un documento del Banco Mundial, en el que se establece que durante las pasadas dos décadas el sector ha sido objeto de las reformas estructurales más drásticas con resultados decepcionantes, como el estancamiento del crecimiento, falta de competitividad externa y aumento de la pobreza en el medio rural.
Los resultados, afirmó el investigador universitario, "distan mucho de la tierra prometida del crecimiento acelerado y sostenido", toda vez que en el valor per cápita, el producto interno bruto (PIB) agropecuario y forestal de 2001 resultó 14.3 por ciento inferior al de 1981.
En kilogramos per cápita, la producción de los ocho principales granos en 2001 resultó 21.8 por ciento menor que la de 1981; la producción de carnes rojas se redujo en 28.8 por ciento; la de litros de leche bajó 8.4 por ciento, y la producción forestal maderable en decímetros cúbicos fue menor en 39.9 por ciento todo con referencia a 1981.
A pesar de que el consumo alimentario de los mexicanos que cayeron en pobreza y pobreza extrema se redujo, las importaciones de alimentos se dispararon de mil 790 millones de dólares en 1982, a 7 mil 274.2 millones de dólares en 1994 y a 11 mil 77.4 millones en 2001.
Estos resultados, dijo, eran inevitables debido a las reformas estructurales aplicadas al campo mexicano por orientación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, e identificó como primer factor de influencia en la ruina del campo la apertura comercial unilateral y abrupta, a la que se sumó la política del peso fuerte y la supresión del sistema de precios de garantía.
Además de la reducción de la participación del Estado en el fomento agropecuario, lo que se reflejó en una severa disminución de la inversión y gasto público.
Al retomar los señalamientos del Banco Mundial en el documento Estrategia de asistencia para el país 2002, informe 23849-ME; Calva destacó que una de las estrategias sugeridas por el organismo para el campo mexicano consiste en "rediseñar y coordinar los programas oficiales de apoyo, de manera que promuevan la diversificación hacia cultivos de mayor valor o desplazamiento hacia actividades más productivas en la explotación agrícola y al margen de ella".
Esto se traduce, dijo, en que la disyuntiva propuesta por el Banco Mundial para la cuarta parte de los mexicanos que conforman la población rural consiste en reacomodarse en otros rincones de la actividad agropecuaria, o salir de ella para dejar el mercado libre a la potencia agroalimentaria estadunidense.
Calva rechazó los planteamientos del Banco Mundial, y destacó que la alternativa para el campo mexicano, "antes de que sea demasiado tarde", es aplicar una política de precios de soporte para los productos agrícolas y pecuarios básicos que otorguen certidumbre a largo plazo.
Propuso apoyar la investigación y la expansión de la actividad agronómica y zootecnista para lograr mejores efectos en la productividad e incrementar las obras de infraestructura, así como canalizar "créditos frescos" al sector. Destacó la urgencia de preservar las fuentes de empleo e ingresos rurales, puesto que es imposible que la economía absorba en otras actividades durante los próximos años a las más de 5 millones de familias campesinas del país.
