ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Tarde confirmadora
NACIONALISTA SE PUSO el Cecetlo, aunque sin idea y al cinco para las doce, igual que los globalizonzos que aseguraron que si nos aliábamos a los gringos como única opción de desarrollo pronto seríamos un país de primer mundo.
EN LUGAR DE apoyar de verdad, no de dientes para afuera en entrevistas, a jóvenes mexicanos que esta temporada han demostrado que quieren y pueden, el fallido promotor recurrió a una tercia de vitalicios no por vista menos atractiva, aunque ahora en función del empaque torero de David, más que del nivel de desempeño de Miguel y Jorge.
VAYA, QUE A estas alturas de sus respectivas carreras ni el de Aguascalientes ni el de Hidalgo están para recibir oportunidades, mientras que diestros rebozantes de afición y virtudes como Fermín Spínola y Alejandro Amaya, por citar sólo a dos, bien pudieron hacer el paseíllo al lado de Silveti y aprovechar las terciadas, débiles y docilonas reses de Teófilo Gómez y Julio Delgado para apuntalar sus incipientes carreras.
ƑQUE SE PUDO confirmar la tarde de ayer en el "magno escenario mexicano", como llama a la Plaza México el incansable sirenito mayor de la empresa? Varios aspectos del modesto nivel que exhibe la fiesta brava del país en la actualidad, reflejo necesario del nivel que exhibe el país por instalarse en la sumisión disfrazada de globalización:
UNA MUY DISCRETA capacidad de convocatoria de los tres ases -asesinos de la profesión de matador, mal que le pese a otro sirenito-, cada uno apenas con 25 años de alternativa, quienes hicieron media entrada, no obstante la memorable actuación de David en la undécima corrida y las orejas pueblerinas a Jorge el 24 de noviembre pasado.
25 PINCHAZOS, 15 descabellos y cuatro avisos para quienes durante un cuarto de siglo se han autonombrado figuras, por ningún motivo justifica tan vergonzosas cifras en una sola corrida.
EL PENOSO CONCEPTO de bravura, fuerza y trapío en que han caído los hierros mexicanos favoritos de ases y empresarios. Ya no se trata de que el toro recargue en varas y pelee codicioso en los tres tercios, sino de medio matarlo con la puya, aunque se duerma en el peto, y así dejarlo en condiciones "ideales" para que el as haga arte con la sosería más o menos repetidora de la fiera.
EL DESENTENDIMIENTO DEL público ya no se diga del trapío sino de aquello que sustenta el arte de la lidia: la bravura, hasta llegar al sótano de la apreciación torerista, donde lo que importa es ver torear bonito, así se trate de un novillote débil y soso, no de un toro en plenitud.
Y UNA AUTORIDAD alelada que primero aprueba un toro de escaso trapío y luego lo devuelve al ser pitado por el público, y que no se atreve a exigir exámenes postmortem a reses sospechosas de carecer de la edad reglamentaria o de haber sido manipuladas de sus astas. Pero hoy los sirenitos no tendrán empacho en hablar de faenas apoteósicas malogradas con la espada.